El día de la boda.
El gran día había llegado y todo estaba completamente revolucionado, sobre todo mis emociones.
Hoy no solo sería el día D para Bailey, también lo sería para mi .
Tenía que decidir entre hacer lo incorrecto o lo correcto.
Y eso significaba dejar ir a Hunter o abrirle la puerta de mi corazón una vez más y darle el poder de romperlo nuevamente si le daba la gana.
-La novia tiene que salir en 10 minutos-comuniqué por el aparatito que me permitía comunicarme con el resto del equipo.-Todos en sus puestos.El novio y los padrinos ya están en sus lugares.
Miré a escondidas por el pasillo para observar a Hunter.Jamás lo había visto tan apuesto, era como un modelo , como la perfección hecha persona.
Sin embargo no se veía como un novio feliz.
No se veía como un novio que estaba convencido de lo que haría.
-Bu-gritó Bobby a mis espaldas.
-Que haces?
-Dije que estaría aquí pasara lo que pasara y soy un hombre de palabra.Asi que aquí me tienes.
-Gracias-lo abrazé con fuerza.
Los siguientes minutos pasaron volando, me encargué de acomodar a los invitados en sus respectivos lugares, salude a mis familiares y calmé a Mia quien estaba demasiado ansiosa.
-La novia tiene que estar aquí-anuncié.
Bailey apareció minutos después del brazo de su padre. Luciendo una radiante sonrisa en su rostro.
Se sentía plena.Completa y feliz porque sabría que tendría a Hunter para toda su vida.
-La música.
Esto era todo.
El final.
Su cuento de hadas se haría realidad y yo estaría sola hasta que alguien se dignara a amarme.
La ceremonia se llevo a cabo tal cual lo habían hecho el resto a las cuales había ido en mi vida.
Intercambiaron votos.
El cura dijo sus palabras.
Hablaron de Dios y la institución del matrimonio.
Y la temida parte del “si alguien se opone que hable ahora o calle para siempre” , llegó.
Fue en ese momento en el que decidi que yo no quería callar para siempre, ya había callado demasiado tiempo.Habia intentado disfrazar mis sentimientos por años, lastimándome a mi y a las personas con las que estaba por compararlas con Hunter.
Era mi momento de hablar y lo haría.
Sali del pasillo. Respiré hondo y me paré frente a todos en aquella iglesia.
-Yo me opongo-grité.
Las cabezas de todos se giraron para verme. Pude ver la decepcion en los ojos de mis padres, el odio en los de Bailey,y la confusión en los de Mia.
Nada de eso me importó cuando Hunter corrió hasta donde estaba yo y me besó .
Frente a todos.
Ahora era mi cuento de hadas el que comenzaría, luego de que otro llegara a su fin de manera abrupta.