Capítulo 14: El encuentro con un pariente desconocido
No podía creer lo que estaba sucediendo. Después de años de investigaciones y búsquedas infructuosas, finalmente había dado con una pista que me llevaría a descubrir la verdad sobre mi familia y su oscura herencia. Aquella tarde, mientras revisaba los viejos documentos en el desván de la casa de mis abuelos, encontré una carta dirigida a mi abuela por un tal Samuel Blackwood, un pariente desconocido hasta ese momento.
La carta estaba fechada hace más de treinta años y hablaba de una antigua maldición que había caído sobre nuestra familia. Según Samuel, él era el último descendiente de una línea de brujos y brujas que habían sido perseguidos y condenados a muerte por la Inquisición. La maldición, según él, había sido lanzada por una bruja vengativa antes de morir, y desde entonces, todos los miembros de la familia Blackwood habían sufrido desgracias y tragedias inexplicables.
Intrigado por la carta, decidí investigar más sobre Samuel Blackwood y su conexión con mi familia. Después de horas de búsqueda en internet, encontré un artículo de periódico que hablaba de un incendio en una antigua mansión en las afueras de la ciudad. Según el artículo, la mansión pertenecía a Samuel Blackwood y había sido consumida por las llamas en extrañas circunstancias. No se encontraron restos del cuerpo de Samuel, por lo que se presumió que había muerto en el incendio.
Decidido a descubrir la verdad, me dirigí hacia las afueras de la ciudad, donde se encontraba la antigua mansión de los Blackwood. Al llegar, me encontré con un lugar desolado y en ruinas. Las paredes estaban cubiertas de hiedra y las ventanas rotas dejaban entrar el viento frío de la noche. Me adentré en la mansión con cautela, sintiendo una extraña sensación de que no estaba solo.
Mientras exploraba las habitaciones, escuché un ruido proveniente del sótano. Con el corazón acelerado, me dirigí hacia las escaleras que conducían a las profundidades de la mansión. Al bajar, me encontré con una sala oscura y polvorienta, llena de objetos antiguos y misteriosos. En el centro de la sala, había una figura encapuchada que parecía estar esperándome.
—¿Eres tú, Samuel Blackwood? —pregunté, tratando de ocultar mi nerviosismo.
La figura se dio la vuelta lentamente, revelando un rostro pálido y ojos penetrantes. Era un hombre mayor, con el cabello blanco y una mirada llena de sabiduría.
—Así es, soy Samuel Blackwood —respondió con voz grave—. He estado esperando tu llegada, joven heredero.
Me quedé sin palabras. No podía creer que estuviera frente a un pariente desconocido que había sido dado por muerto hacía más de treinta años.
—¿Por qué te escondiste todos estos años? —pregunté, tratando de comprender la situación.
Samuel suspiró y se acercó lentamente hacia mí.
—Después del incendio, decidí alejarme de todo. La maldición que pesa sobre nuestra familia es real, y no quería poner en peligro a nadie más. Pero cuando supe que habías encontrado la carta de tu abuela, supe que era el momento de revelarte la verdad.
Me senté en una silla cercana, tratando de asimilar toda la información que Samuel me estaba dando.
—La maldición es real, y ha causado la muerte y la desgracia en nuestra familia durante generaciones —continuó Samuel—. Pero hay una forma de romperla, una forma de liberarnos de esta oscura herencia.
Mis ojos se abrieron de par en par. No podía creer que hubiera una solución para acabar con la maldición que había afectado a mi familia durante tanto tiempo.
—¿Cómo podemos romper la maldición? —pregunté, ansioso por conocer la respuesta.
Samuel se acercó aún más y me tomó de las manos.
—Debemos encontrar el antiguo libro de hechizos de nuestra familia. En él se encuentra el conjuro que nos liberará de la maldición. Pero ten cuidado, el libro está protegido por poderosos encantamientos y solo puede ser encontrado por aquellos que son verdaderos herederos de la sangre Blackwood.
Asentí, decidido a encontrar el libro y poner fin a la maldición de una vez por todas.
Durante semanas, Samuel y yo buscamos incansablemente el libro de hechizos. Recorrimos bibliotecas antiguas, visitamos a expertos en ocultismo y exploramos lugares misteriosos en busca de pistas. Finalmente, después de una larga búsqueda, dimos con una pista que nos llevó a una cueva oculta en las montañas.
Al entrar en la cueva, nos encontramos con un laberinto de pasadizos oscuros y estrechos. Avanzamos con cautela, siguiendo las indicaciones que Samuel había encontrado en un antiguo manuscrito. Después de horas de búsqueda, dimos con una sala secreta en el corazón de la cueva.
En el centro de la sala, había un pedestal de piedra con un libro antiguo encuadernado en cuero negro. Sabía que había encontrado el libro de hechizos de los Blackwood.
Con manos temblorosas, tomé el libro y lo abrí en la página indicada por Samuel. Allí, encontré el conjuro que nos liberaría de la maldición. Samuel y yo nos tomamos de las manos y recitamos el conjuro en voz alta, sintiendo una energía poderosa recorrer nuestros cuerpos.
De repente, la sala se iluminó con una luz brillante y cegadora. Sentí como si una carga pesada se hubiera levantado de mis hombros, y supe que la maldición había sido finalmente rota.
Cuando la luz se desvaneció, Samuel y yo nos miramos con una sonrisa de alivio y felicidad. Habíamos logrado lo imposible, habíamos liberado a nuestra familia de la oscura herencia que nos había perseguido durante tanto tiempo.
Desde aquel díaDesde aquel día, Samuel y yo nos convertimos en aliados inseparables. Juntos, decidimos utilizar nuestros conocimientos y habilidades para ayudar a otros que estuvieran atrapados en situaciones similares. Nos convertimos en investigadores de lo paranormal, dedicados a desentrañar misterios y proteger a aquellos que estuvieran en peligro.
Editado: 10.11.2023