SOFIA esa noche sin pensarlo mucho, tomo una soga y termino por colgarse en una solitaria habitación. Ella pensó era la solución a una situación que se salió de sus manos. Estaba fuera de control, así llego a la morgue, su rostro pálido y su boca violácea respondían todo. La forense determino la muerte asfixia mecánica por ahorcadura, paso su mano por su rostro, cerró sus ojos entre abierto y comenzó. Abrió las cavidades y poco a poco fue revisando sus órganos, un corazón hermoso lleno de ilusiones, unos pulmones rosados con pequeñas gotas de sangres por la falta de oxígeno, cada órgano de sus cuerpo perfecto, intacto su cerebro edematizaado de pensamientos que la atormentaban y que no pudo expresar a tiempo. Estaba lleno de temores infundados, de prohibiciones y creencias limitadas. ¿Quién determina lo bueno o malo, perfección e imperfección? ¿Quiénes somos para juzgar?
Habla una forense que puede ver un poco más del más allá. Cada pregunta que ella hacía y hacia sentía como una hija hablándole a su madre, su alma inquietante, desesperada porque no tenía un rumbo, pensó que sería la mejor decisión, pensó que sería libre porque ya sus padres no estarían más castigándola y juzgándola.
Entregando su cuerpo frio por la ausencia de signos vitales a unos padres llenos de dolor y de culpas. Un sentimiento que permanecerá para toda la vida. Pero que sin duda mostrara una enseñanza que en definitiva quedara siempre en tomo a la muerte de cualquier persona en la que ocurra una decisión inesperada.
FIN.
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histora corta, historias basadas en hechos reales, relatos de una forense
Editado: 03.07.2020