La Oscuridad Que Sueñas

Introducción

Era de noche, y el único sonido que rompía el silencio era el susurro de las hojas mecidas por un viento suave. Permanecía sentado sobre mi saco de dormir, con la hoguera chisporroteando frente a mí mientras intentaba calentar mis entumecidos dedos. El frío era inusual para la época del año.

La radio seguía muda, sin captar ninguna señal, pero calculaba que no me quedaba más de un día para llegar a mi destino. Entonces, un ruido rompió la quietud: algo se movía entre la maleza, detrás de mí. De inmediato saqué mi pistola y apunté hacia la oscuridad, pero no distinguía nada. Con mano temblorosa, saqué la linterna de mi mochila y la encendí, iluminando los alrededores del campamento. No encontré nada.

—Seguramente sea una ardilla —me dije, intentando calmar el ritmo acelerado de mi corazón.

Me tumbé en el saco de dormir. El cielo, despejado, mostraba un manto de estrellas brillando con una nitidez casi sobrenatural. Esa era, sin duda, una de las ventajas de perderse en mitad de un bosque. La luna creciente bañaba con su tenue luz el paisaje, aunque algo en ella me inquietaba: tenía una forma extraña, como si nunca antes la hubiera visto así.

Me despertó un pequeño temblor, ¿qué había sido eso? Parecía como si hubiera pasado un tanque por mi lado. Encendí la linterna, pero solo estaba yo y la oscuridad, apagué la luz y sentí escalofríos, ¿qué me estaba pasando? Llevaba muchos días andando y durmiendo en medio del bosque, ¿por qué justo ese día me ocurría eso? ¿Acaso el ruido de antes me había generado una inseguridad que no había tenido en todo el viaje?

Pasé varios minutos observando cada rincón a mi alrededor. Cada vez que intentaba apagar la linterna y rendirme al sueño, un escalofrío recorría mi espalda, como una advertencia silenciosa de que algo, o alguien, podría aparecer. El miedo se hacía cada vez más intenso, casi paralizante.

Entonces, un crujido seco rompió el silencio, como el sonido inconfundible de una rama al partirse. Giré de inmediato hacia la dirección del ruido, pero nuevamente no había nadie. La sensación de ser observado me consumía. No podía quedarme allí.

Con movimientos torpes pero rápidos, recogí mis cosas y apagué cualquier rastro de la hoguera. Tenía que salir de ese lugar cuanto antes. Avancé apresuradamente, dejando el bosque atrás, hasta encontrar las vías del tren que conducían directamente a mi destino.

Las antiguas vías, oxidadas y cubiertas de maleza, estaban completamente abandonadas. Alguna vez sirvieron para transportar mercancías entre una vieja mina y la ciudad más cercana. Me acerqué a ellas y, tras un momento tratando de orientarme bajo la tenue luz de la luna, entendí que no había otra opción: debía seguir las vías.

Empecé a andar, iba por el medio de las vías, la madera que unía los raíles de esta estaban totalmente destrozadas, tantos años sin un mantenimiento provocó que la humedad entrara y se pudriera poco a poco.

Tras varios minutos, sentí un temblor, el mismo que sentí en el bosque, pero estaba vez las vías empezaron a temblar, como si un tren se acercara a toda velocidad, era imposible, del miedo empecé a correr, lo más rápido que podía, pero no perdía mi rumbo, tenía que llegar a mi destino.

Cada vez sentía los temblores más cerca y empecé a sentir mucho frío, mis piernas empezaban a fallar, mi respiración era lenta y me faltaba el aire, sabía que algo no iba bien.

Y entonces sucedió. Sin saberlo, eran mis diez últimos minutos de vida.

Estaba inmóvil, mis piernas no reaccionaban, pude ver una sombra que se acercaba hacia mí desde el fondo de la vía. A pesar de la oscuridad, podía distinguir la silueta de esa sombra, era pequeña, como la de una niña, ¿Qué hacía allí?

Las piernas volvieron a hacerme caso, me levanté del suelo y me dirigí a la sombra, saqué la linterna y fui haciendo gestos para que viera que no quería hacerle daño, y gritando: "¿Estás bien?", pero no recibía ninguna señal de respuesta, la sombra se detuvo a cinco metros de mí, yo seguía haciendo señales hasta que pude ver bien esa sombra.

Era una niña, con el rostro sucio y un poco de sangre en la cabeza, vestía ropa destrozada, similar a un uniforme de colegio, me acerqué a ella, la cogí del hombro y le pregunté.

—¿Estás bien? ¿Te has hecho daño por el temblor de antes?

La niña seguía inmóvil, con la mirada perdida en la oscuridad, parecía que no me veía, ¿Estaba hipnotizada?

Saqué de la mochila la botella de agua y se la ofrecí, pero seguía sin moverse. Estuve cinco minutos más intentando que dijera algo y de repente.

—¡AYUDA! —sonó a mi espalda el grito más aterrador que he escuchado en mi vida. Me quedé inmóvil, era el grito de una niña pidiendo auxilio. Me giré lentamente, iluminando la vía detrás de mí, pero no había nada. El grito sonó como si estuviera a escasos dos metros de mí.

Me volví a girar y la niña que tenía enfrente de mí había desaparecido. Estuve buscándola con la linterna, pero allí ya no estaba. ¿Habría huido corriendo al escuchar el grito? Pensé mientras el mismo escalofrío de antes recorría mi cuerpo, no entendía qué estaba pasando, pero quería irme de allí cuanto antes.

—¡Niña, ¿dónde estás?! ¡No tengas miedo...!¡Ven conmigo y te pondré a salvo! —repetí varias veces estos gritos, pero nadie me contestaba.

Entonces sentí cómo alguien me susurraba en el oído, me giré bruscamente y allí estaba, al final de la vía, la niña, inmóvil, mirándome fijamente a los ojos.

Me quedé totalmente petrificado, tenía tanto miedo que mi voz no salía, quería salir corriendo, pero no podía. Algo me impedía moverme de ese lugar.

La niña empezó a caminar hacia mí, lentamente. Pude ver cómo esta vez iba acompañada de dos sombras mucho más grandes que ella, pero tenían una forma semihumana. Apenas tuve tiempo para ver qué era cuando una de ellas se lanzó contra mí. Sentí cómo me desgarraba la pierna derecha, caí al suelo de rodillas. ¿Qué me había hecho eso?



#557 en Thriller
#255 en Misterio

En el texto hay: misterio, oscuridad, mental

Editado: 14.11.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.