La Oscuridad Que Sueñas

Capítulo 9 - Ruptura

Estuvimos toda la noche despiertos; nadie pudo dormir. Todos temíamos que la niña volviera, y el miedo estaba metido en el cuerpo. Cuando empezó a amanecer, cogí mi mochila y me fui con Nora y Hugo a buscar la planta para hacer las dosis. El problema era que todo era teórico; nunca se había demostrado que esa planta funcionara, y menos con algo como tener visiones de una niña. Sin embargo, confiábamos en que podría ayudar.

Buscábamos una planta bastante común en aquel bosque, ya que necesitaba mucha humedad y poco sol. Nos tomó solo diez minutos encontrar varias, pero el problema era que estaban todas totalmente secas. Para hacer las dosis necesitaba que estuvieran vivas, ya que se usaban las hojas frescas. Al final tardamos más de lo esperado, pero cerca de un pequeño riachuelo encontramos un par, suficientes para preparar seis dosis, una para cada uno. Cogimos las hojas y volvimos al campamento.

Al llegar, ya habían recogido todo y encendido una pequeña hoguera, porque a primera hora de la mañana hacía bastante frío dentro del bosque. Saqué las hojas y las metí en una pequeña olla que teníamos para calentar agua. Estas hojas debían hervirse y consumirse por completo; cuando ya no quedaba ninguna, el líquido restante era lo que se usaba para las dosis. Repartí el líquido en seis frascos pequeños y los entregué.

—Ya está. Aquí tenéis las dosis, aunque os aviso: no sabemos si funcionará, pero algo es algo.

—Lo sabemos, no te preocupes, Alicia —me respondió Hugo.

—Es de uso oral. Como dijimos antes, vais siempre en pareja. Si alguno de la pareja nota que está teniendo una visión o siente el cuerpo frío, que le suministre el frasco. Esperemos no tener que usarlo —explicó Hugo—. Bueno, sigamos. Hemos perdido mucho tiempo.

Empezamos a caminar, mirando a todos lados. La visión de Esmeralda nos había puesto en máxima alerta, lo que nos ralentizó tanto que no íbamos a llegar a tiempo a la zona objetivo. Por eso, Hugo sacó su mapa y propuso dos opciones para pasar la noche. La primera era acampar de nuevo en el bosque, algo que casi ninguno quería, porque temíamos que volviera a suceder lo de la noche anterior y que esta vez fuera algo más grave. La segunda era acercarnos a un antiguo campamento escolar. Según nos explicó Hugo, allí pasó la mayor parte de su infancia, yendo con sus amigos a pasar los veranos. Sin embargo, no sabíamos si habría gente viviendo allí o si estaría abandonado.

Tras la votación, ganó por mayoría el campamento, aunque hubo dos votos a favor de quedarse en el bosque: Raiden y la propia Esmeralda. La única explicación que dio Raiden fue que no quería arriesgarse y prefería quedarse en el bosque. Esmeralda, por su parte, permaneció en silencio, sin dar explicación alguna.

El campamento estaba a unos treinta kilómetros de donde nos encontrábamos, así que aún quedaba un largo camino por recorrer. Durante el trayecto, Nora y Kevin intentaron distraernos contando historias y planificando qué haríamos tras acabar la misión.

—Kevin, ¿cómo vas a convertirte en capitán si acabas de salir del refugio? Eres un flipado —dijo Nora, mientras los demás esbozábamos una leve sonrisa.

—Cuando lo sea, ya vendrás a buscarme para que te dé misiones, y me acordaré de este día —respondió Kevin.

—Mira, para que veas lo segura que estoy, si te conviertes en capitán, me uniré a tu pelotón y seguiré todas tus órdenes sin protestar.

—Estáis todos testigos de lo que acaba de decir Nora. Y bueno, los demás, ¿qué queréis hacer?

—Yo iré al frente, a luchar contra los rebeldes —dijo Raiden—. Tengo cuentas pendientes con algunos de ellos.

—Perturbador tu objetivo de futuro, Raiden —comentó Nora—. El mío es mucho más tranquilo. Si Kevin no se convierte en capitán, quiero entrar en el grupo de investigación de campo.

Había oído hablar muy poco de ese grupo, lo que había comentado Lucas, ya que él también deseaba unirse. Se encargaban de investigar casos extraños y de buscar nuevas zonas para crear refugios seguros, lugares donde pudieran sobrevivir sin depender de la estación, como El Refugio.

—Pues yo quiero entrar en el hospital de la Estación. Es mi sueño desde que me fui. Mis padres también fueron médicos y, desde pequeña, me enseñaron muchas cosas —dijo Esmeralda.

—Pues yo no lo sé —respondí—. Tenía claro que quería entrar en el hospital, pero poco a poco voy perdiendo esas ganas.

—¿Y no hay nada que te guste? —preguntó Nora.

—Las plantas… y los niños.

—No me digas que, cuando te reencuentres con Lucas, vais a tener niños… ¿Puedo ser la tita? —preguntó Nora, muy emocionada.

—¿Qué dices? Lo llevo pensando varios días. A lo mejor me meto en el orfanato y ayudo a gente como yo.

—Lo harías muy bien, seguro —me dijo Hugo—. Pero mi futuro no tiene nada que ver con el gobierno. Una vez que encontremos al profesor y lleguemos a La Estación, me vuelvo al refugio con mi madre. Fue el pacto que hice con el director, ya que mi idea no era salir del refugio.

—No sabíamos que habías hecho ese pacto con el director, pero dice mucho de ti —le respondió Nora.

Seguimos conversando durante todo el camino, hablando de tonterías, pero al menos nos ayudó a no pensar en la niña y a mantenernos alerta, mirando a todos lados con miedo. Las horas pasaron, y finalmente llegamos al campamento. Estábamos en la entrada cuando Hugo empezó a preparar el plan para entrar, y asegurarnos de que no hubiera nadie allí.

El letrero del campamento estaba completamente consumido por la vegetación, no se podía distinguir ni el nombre. Había un camino que llevaba al edificio principal, pero también había otros dos, que según Hugo, eran el comedor y los dormitorios. Su plan era entrar a todos, revisar que no hubiera nadie y luego ir al edificio principal, ya que tenía dos plantas y era más fácil de vigilar.

Nos dividimos en dos grupos: Hugo, Kevin y Esmeralda irían a los dormitorios, y Nora, Raiden y yo al comedor. Después, nos juntaríamos para revisar el dormitorio principal. Hugo levantó la mano y comenzamos a entrar en el complejo lentamente, vigilando cada rincón.



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En el texto hay: misterio, oscuridad, mental

Editado: 29.11.2025

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