La Oscuridad Que Sueñas

Capítulo 10 - La larga noche

Pasaron dos días desde que llegamos a ese búnker, nadie quería volver a salir, estábamos cómodos allí dentro, teníamos todo lo necesario para sobrevivir, y una cama cómoda para descansar, el problema es que no podíamos salir, ya que el búnker tenía un fallo, si se abría de nuevo ya no se podría cerrar de nuevo.

Esos días lo aprovechamos para conocernos mejor, aunque Hugo y Raiden intentaban no coincidir. Si uno estaba con nosotros, el otro salía a la entrada del búnker; seguían cabreados el uno con el otro.

Durante esas charlas descubrimos que Kevin estuvo enamorado de pequeño de Nora, y por eso siempre la molestaba, Nora lo sabía, era bastante obvio, entonces ella confeso que a ella también le gustaba, pero a raíz de todo lo que le molestaba, ese sentimiento se convirtió en odio, aunque al pasar los años desapareció, esto a Kevin le hizo pensar, porque era bastante tímido con las chicas y su única forma de llamar la atención era esa, se sentía cómodo, pero aprendió que no era la mejor opción, pero era pequeño, según dice ya no lo hace, además estaba conociendo a alguien en la escuela, una chica de tercer curso, pero le eligieron para la misión y no pudo rechazarlo, ya que él quería cumplir su objetivo, dirigir un grupo de exploradores.

Esmeralda nos contó que antes de salir de la escuela tuvo un encuentro íntimo con un profesor. No nos dijo quién era, pero yo pienso que es el de botánica. Siempre lo veía muy unidos cuando salíamos fuera de la escuela.

Nora confesó que era bisexual, entonces ya con la tontería le empezamos a preguntar que chicos y chicas le gustaban, en tíos dijo que le podía gustar cualquiera, ya que se fijaba más en el interior, pero en cuanto a tías si era muy selectiva, y me sorprendió, ya que dijo que le gustaban solo las morenas, altas y con un físico fuerte, entonces todos miramos en ese momento a Esmeralda, ya que era morena, bastante guapa con los ojos marrones y tenía también un físico fuerte, y ambas se quedaron un poco sonrojadas, en ese momento descubrimos que Esmeralda también era bisexual, y claro el cachondeo y las bromas empezaron, yo pienso que al final ellas dos estarían juntas, al menos durante ese viaje.

Yo confesé que había tenido relaciones el día de antes de salir, igual que Esmeralda, pero con Lucas, y que fue mi primera vez, que fue bastante bien, pero que estaba un poco asustada porque lo hicimos sin protección, entonces todos me empezaron a regañar, y llevaban toda la razón del mundo, además la regla me debió bajar hace unos días, pero era normal en mí, entonces Nora dijo que en el puesto avanzado iríamos a un médico para que me hicieran una prueba, por asegurarnos.

Estoy un poco asustada, la verdad. Me han metido el miedo, no me había planteado esa situación en ningún momento, pero podría suceder, esperemos que no, bueno va siendo hora de decidir que haremos, si ir con Hugo o con Raiden, yo estoy escribiendo todo esto para ver si me puedo aclarar un poco las ideas, pero creo que a raíz de lo que me dijeron, iré con Hugo para hacerme las pruebas en el puesto avanzado, así que la próxima vez que escriba en este cuaderno, sabré ya si estoy embarazada o no.

Llegó el momento de decidir qué haríamos. Hugo volvió a explicar las dos opciones que teníamos y luego se posicionó a un lado del búnker, mientras Raiden se colocaba en el otro. La primera en elegir era yo. Caminé hacia Hugo, y, al hacerlo, vi la expresión de decepción en el rostro de Raiden. Aunque su propuesta era buena, yo necesitaba saber si estaba embarazada o no, y además, convertirme en desertora significaría vivir siempre en peligro. No quería eso.

Tras mi elección, los demás fueron decidiendo uno a uno. Todos optaron por seguir con la misión y acompañar a Hugo. Raiden quedó solo. No hizo falta que Hugo dijera nada. Raiden recogió sus cosas y, sin abrir la boca, se dirigió hacia la salida del búnker.

Corrí tras él antes de que subiera por completo las escaleras y lo detuve.

—Raiden, quédate. Pide perdón y sigamos juntos esta misión —le dije, con lágrimas en los ojos.

—Lo siento, Alicia. Ya quedó claro lo que iba a pasar: o él o yo. Habéis decidido. A partir de hoy, estoy muerto. Hugo dirá que morí en combate, así que no nos volveremos a ver nunca más.

Se le notaba dolido, pero mantenía un rostro serio, sin mostrar ninguna emoción más allá de su firmeza. Parecía que había planeado todo aquello, mientras que yo estaba destrozada. No quería que nadie abandonara el grupo, mucho menos ahora, sabiendo que la niña nos vigilaba. Si iba solo por este mundo podrido, podía morir, pero era su decisión, y no podía cambiarla. Entonces lo abracé.

—Gracias por todo, Raiden. Nunca te olvidaremos. Cuídate —le dije, mientras los demás se acercaban también a despedirse y a abrazarlo, todos menos Hugo, que permanecía en la puerta de la habitación del búnker, observando en silencio.

—Cuidaos todos. Nos vemos en otra vida.

Fue lo último que dijo antes de subir por completo las escaleras y abrir la puerta del búnker. Se había ido para siempre. Nuestro grupo había perdido a uno de sus integrantes. Entonces, Hugo dio dos palmadas fuertes, un gesto que hizo que todos nos giráramos hacia él.

—Chicos, es duro, pero tenemos que seguir con la misión. Recojamos todo y vámonos. Coged todo lo posible. Antes de salir, me encargaré de quemar este búnker para que nadie más pueda usarlo.

Todos asentimos en silencio y comenzamos a recoger lo necesario para el camino hacia el puesto avanzado. Una vez listos, salimos al exterior, y Hugo prendió fuego al búnker. Observamos desde la superficie cómo las llamas consumían el lugar. El calor intenso provocó que las escaleras de mano se derrumbaran, haciendo imposible volver a descender.

—Venga, vámonos. Nos quedan unas cuantas horas hasta llegar al puesto avanzado de Greenwolf —dijo Hugo, echándose la mochila al hombro y comenzando a andar.



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En el texto hay: misterio, oscuridad, mental

Editado: 29.11.2025

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