La Oscuridad Que Sueñas

Capítulo 12 - Unas hermosas vistas

Han pasado dos días desde que murió Esmeralda. Escribo estas palabras con el corazón encogido porque me resulta difícil siquiera aceptarlo, pero es la única forma que tengo de desahogarme. Su muerte fue un golpe duro para todos. Era alguien especial, buena hasta los huesos, de esas personas que parecen no pertenecer a este mundo tan cruel. Es irónico, ¿no? Pareciera que los más nobles son siempre los que más sufren.

No puedo evitar pensar en lo ciega que estuve durante todos estos años. Crecí creyendo en las mentiras del refugio, que en realidad no era más que una fachada. El verdadero refugio estaba justo debajo del observatorio. Enterarme de esto me ha dejado con una sensación de traición que no logro sacudirme. Lucas sabía la verdad. Lo sabía todo el tiempo y nunca me dijo nada.

Eso me duele. Pensaba que entre nosotros no había secretos, que lo compartíamos todo. Lo prometimos cuando empezamos a salir: no mentirnos jamás. Y ahora descubro que tenía una amiga allí abajo, una tal Sara, de quien jamás me habló. ¿Por qué me lo ocultó? ¿Es posible que Hugo tenga razón y lo tuvieran amenazado? No quiero creerlo. Lucas y yo nos conocemos desde hace tres años. Sabe que sé guardar secretos, que puede confiar en mí.

Me duele, más de lo que debería. Y ahora, me atormento pensando si está con Sara, si se ha olvidado de mí. Pero, ¿qué derecho tengo a sentirme así? Desde el principio dijimos que disfrutaríamos del tiempo que tuviéramos, sin promesas ni ataduras. Tal vez el embarazo me esté afectando, pero no puedo evitar sentirme egoísta por recriminarle algo. Él seguramente lo está pasando mal también.

Todo esto se lo he contado a Nora. Me escucha siempre, paciente, como una hermana mayor que no tuve. Su consejo fue claro: que deje a Lucas en el pasado y me permita seguir adelante. Según ella, Hugo y yo hacemos buena pareja, y cree que yo también le gusto a él. Todos parecen verlo, incluso Esmeralda lo decía.

Y ahora que lo pienso… puede que tengan razón. Es difícil no fijarse en Hugo. Su cabello rubio rizado siempre perfecto, aunque estemos en medio de la nada; sus ojos marrones claros, tan cálidos, tan magnéticos, como si pudieran leerte el alma. Y su boca… su boca. Es de esas que parecen diseñadas para robarte el aliento y hacerte olvidar todo lo demás. Cuando sonríe, todo a su alrededor parece más seguro, más brillante.

Mientras escribo esto, me doy cuenta de lo que mi mente ha estado intentando decirme. Me gusta. Escribir siempre ha tenido ese efecto en mí, como si las palabras me obligaran a enfrentar mis pensamientos sin excusas ni máscaras.

Pero al mismo tiempo, siento que soy una persona horrible. ¿Cómo puedo estar hablando de esto? ¿Cómo puedo pensar en mis sentimientos, en mis problemas, cuando hace solo dos días enterramos a Esmeralda? ¡Qué clase de persona soy! ¡¿Qué demonios te pasa, Alicia?! ¡Te odio!

Llené la página de garabatos, dejando que la frustración saliera en trazos violentos. Mis manos temblaban, y mi respiración estaba agitada. Entonces Nora se acercó. Me había estado observando, y al ver mi estado, se arrodilló a mi lado.

—Alicia… —dijo en voz baja, con esa ternura que siempre consigue calmarme. Su mano tocó suavemente la mía, deteniéndome antes de romper el papel con el lápiz.

No pude decir nada. Las lágrimas empezaron a caer, pesadas, incontrolables. Nora me abrazó, y en ese momento, todo el dolor que había estado guardando salió como un torrente.

—Eh, eh, ¿qué te pasa? —preguntó Nora mientras me sujetaba la mano con suavidad.

—Mira, soy una persona odiosa —le respondí, mostrándole la hoja que acababa de escribir.

Nora leyó rápidamente lo que había escrito y, sin decir una palabra, se abalanzó sobre mí y me envolvió en un abrazo fuerte, cálido.

—Alicia, ¿por qué te destruyes tanto? —me dijo con voz firme pero dulce—. No eres una mala persona. Todos estamos destrozados por lo de Esmeralda, pero no puedes machacarte así. Es bueno mantener la mente ocupada. Ella no querría esto para ti. Esmeralda dio su vida para que tú vivieras la tuya, y estoy segura de que estaría feliz al saber que estás abriendo tu corazón, que estás intentando seguir adelante.

—Pero… —intenté protestar, pero Nora me interrumpió antes de que pudiera continuar.

—¡Nada de peros! —exclamó, apretándome un poco más en el abrazo—. No quiero que vuelvas a sentirte mal por pensar en ti misma. Sé feliz, Alicia, por favor.

Respiré hondo, dejando que sus palabras se asentaran dentro de mí. Finalmente, asentí con la cabeza. Me dejé llevar y envolví a Nora en un abrazo igual de fuerte, sintiendo cómo el peso en mi pecho se aliviaba un poco.

—Muchas gracias por ser como eres, Nora. Te quiero mucho —le dije con sinceridad.

—No digas esas cosas, que me pongo sentimental y acabo llorando —bromeó, aunque sus ojos brillaban, luchando por contener las lágrimas—. ¡Yo también te quiero un montón, Alicia, y siempre estaré a tu lado!

En ese momento, Hugo y Kevin se acercaron, interrumpiéndonos.

—¿Qué pasa con tantos abrazos? —preguntó Kevin, arqueando una ceja con una sonrisa burlona.

—Nada, que Alicia tiene las hormonas revolucionadas y necesitaba un poco de cariño femenino de su mejor amiga —respondió Nora, guiñándome un ojo para quitarle hierro al asunto.

—¿Estás bien, Alicia? —preguntó Hugo, con una expresión seria pero cálida.

—Sí, perdonad, no me volverá a pasar —dije, algo avergonzada.

—No digas tonterías —respondió Hugo rápidamente, sacudiendo la cabeza—. Si te vuelve a pasar, avísanos. Pararemos. Tenemos que estar todos al cien por cien para acabar nuestra misión. Ahora venga, sigamos. Nos quedan un par de horas para llegar a la ciudad, y quién sabe qué nos encontraremos allí.

Sin más, comenzamos a caminar de nuevo, cada paso más pesado por lo que llevábamos dentro, pero al mismo tiempo más ligeros por saber que estábamos juntos en esto.



#604 en Thriller
#266 en Misterio

En el texto hay: misterio, oscuridad, mental

Editado: 29.11.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.