La Oscuridad Que Sueñas

Capítulo 22 - Alicia

Fuimos todos al edificio principal. Melania no quiso entrar con los demás, decía que necesitaba estar fuera, para despejarse, por lo que Paul le acompañó para no dejarla sola. Los demás inspeccionamos el edificio, por si hubiera alguien más, pero yo sabía que estaba totalmente vacío.

Para nuestra sorpresa, todo estaba demasiado limpio. No había señales de que algo extraño hubiera sucedido en los últimos tres meses. Lo único que destacaba era el estado deplorable del edificio: una estructura de madera, que, al haber estado abandonada durante años antes de la llegada de Pablo y Florencia, había sido devorada por la naturaleza.

Aun así, nos sirvió para descansar esa noche. Ninguno de los cuatro que estábamos allí dijo nada. Incluso le mencioné a Sara que prefería dormir solo esa noche.

Necesitaba procesar todo lo que Pablo me acababa de contar. Desde que salimos del refugio, no he hecho más que descubrir los lados oscuros del sistema. Anmon me advirtió que todo lo que me dijeran era cierto, y después me mostró sus recuerdos en la gasolinera con Melania.

En este momento me siento completamente traicionado. He dedicado más de diez años de mi vida a apoyar una causa perversa y sin sentido. Y para colmo, descubrir que han manipulado mis recuerdos. Esos recuerdos que me reconfortaban cuando estaba triste: cómo mi padre me llevaba a cazar, cómo intentaba ser madre y padre a la vez… todo, una mentira.

Tengo una madre, Rebeca, y está viva. Debo ir a buscarla al lugar que me indicó Pablo, pero primero tengo que comportarme como si nada. Si no, Melania sospechará, y estoy seguro de que no dudaría en matarme. Debemos llegar a la presa, entrar por las alcantarillas y, una vez allí, intentar escapar para contactar con el ejército rebelde.

El verdadero desafío será convencer a Sara. Espero que, al entregarle la carta de su padre, cambie su forma de ver las cosas y decida acompañarme. En cuanto a los demás, los hermanos Huarte son demasiado leales a Melania. Y Paul... sinceramente, no sé qué terminará haciendo. Aunque es bastante leal al sistema, sé que en algún momento, en el refugio, llegó a dudar de si lo que hacía el sistema era realmente correcto.

Entonces empecé a escuchar hablar a Sara con Rosa.

—¿Qué le sucede a Lucas? —preguntó Rosa en voz baja.

—Me parece que la charla con el anciano le ha afectado más de lo que esperaba. No quiero agobiarlo, pero tampoco sé si debería acercarme o respetar su espacio, tal como me lo pidió —le respondía Sara.

Sara estaba preocupada, y yo la había apartado. Me sentí realmente mal por ello, así que me levanté, y ambas se giraron hacia mí.

—Lo siento, es cierto que estoy algo afectado por lo que me contó Pablo. Los cuerpos que vimos en la cámara frigorífica eran exiliados del sistema que buscaban un hogar. Sin embargo, Pablo y su mujer los acogían solo para matarlos y comérselos. Eran caníbales, crueles de una forma que nunca había presenciado. La última escena fue cuando llegó una pareja con su hijo de cinco años. Mataron a los padres y se quedaron con el niño, hasta que, lamentablemente, el pequeño no pudo soportarlo más y se ahogó en el lago. Después de eso, Pablo me abordó; quería comerme, lo vi reflejado en sus ojos. Y lo demás lo visteis. Estoy en shock; no puedo comprender cómo un ser humano puede ser tan cruel —le explicaba ante la atenta mirada de las dos.

—No te sientas mal, Lucas, no es tu culpa. Es natural que estés en shock; presenciar las atrocidades que algunos son capaces de cometer, como en la gasolinera o aquí, siempre te hace dudar de si la humanidad puede redimirse o si siempre seremos así —decía Rosa con un tono melancólico.

—Yo creo en las buenas personas. Y tú eres buena, amable y te preocupas por los demás. Por eso confío en ti, Rosa. Y mira que me cuesta mucho abrirme a los demás, especialmente si apenas las conozco, pero en este breve tiempo que hemos compartido, sé cómo eres —le respondía Sara a Rosa.

—Gracias Sara, te agradezco esas palabras. Pero no llevamos un día fuera del refugio y mira todo lo que hemos visto ya —decía Rosa.

—Todos sabíamos que al salir del refugio nos enfrentaríamos a una realidad completamente distinta, especialmente en tierra de nadie, donde no hay ningún bando que controle. Al final, creo que lo único que las personas realmente desean es sobrevivir, y harán lo que sea necesario para conseguirlo. Como esta pareja caníbal, su única opción era esa; de lo contrario, habrían muerto de hambre. No es que los justifique, pero debemos estar preparados para encontrarnos con situaciones así con frecuencia, sobre todo cuando nos crucemos con civiles. Tenemos que ser extremadamente cautelosos —les respondí, mientras ambas me observaban atentamente.

—La próxima vez no te dejaré solo, Lucas —dijo Sara con un tono de sarcasmo—me da la sensación que se te ha pegado algo de ese hombre mayor.

—Yo habría hecho lo mismo que él por ti, Sara. Lo hizo todo por amor a su mujer, y por eso merece mi respeto. Aunque sea un asesino caníbal, en lo que se refiere al amor, lo respeto.

—Bueno, dejad ya de hablar de los muertos, que al final se nos aparece —decía Román al entrar a la habitación.

—¿Has bloqueado la puerta principal? —le pregunté.

—Sí, solo pueden atacarnos por esta puerta. Descansemos un poco; mañana nos espera un día intenso. Melania está muy enfadada contigo, Lucas —me decía.



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En el texto hay: misterio, oscuridad, mental

Editado: 19.12.2025

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