Es una noche de tormentas, una de las tantas noches de tempestades de fuertes lluvias, truenos, centellas y brisas.
En la hacienda de los Rosales de León da gritos la única hija de los dueños de las grandes hectáreas de tierras y ganaderos...
– ¡Puja mi niña puja!. Dice la nana Josefa, atendiendo el parto con ayuda de una de las muchachas del servicio...
Mientras en la sala, espera la madre de la joven, la señora María junto a su esposo el señor Roberto quien está furioso.
– Ni creas que esa criatura se quedará en esta casa. Despeto.
La señora nada sorprendida contesta en defensa de su hija
– La críare yo aunque me toque separarme de ti y acabar con este matrimonio. No permitiré que te metas con ese bebé, ¿Me entendiste Roberto?. Gritó
Se levanta del sofá para ir a la habitación donde está su hija.
Queda sorprendido por la respuesta y la altivez de su esposa, da un puño al sofa, "Ya veremos", susurra en voz baja Roberto, llama a gritos al capataz
– Julián, Julián.
Llega una de las muchachas del servicio ante su llamado deseperado
– Señor ¿Que necesita?
Molesto responde
– Anda, ve y dile a Julián que venga de inmediato.
– Si señor, responde. Sale corriendo hacia la cocina, ve a Julián sentado en el comedor comiendo.
– Julián el señor te llama y está como alma que lleva el diablo.
Hace gesto con su boca.
– Ahora que querrá y con está tempestad. Dijo mirando hacia la enorme ventana que daba vista a una parte de la enorme hacienda...
En la habitación seguía la incertidumbre de las personas que rodeaban a la joven, lloraba por el dolor del parto, su madre le tomo la mano
– ¡Vamos mi niña!, puja fuerte, toma aire y puja con todas tus fuerzas. La animó
La joven puja al sentir que su cuerpo se lo pide, puja con fuerzas mientras su nana la anima a qué lo haga
– ¡Así mi niña! ¡Ya veo su cabecita puja más fuerte!. Al ver la cabecita del bebé asomada, y teniendo experiencia en partos, ya que ha recibido a muchos, le ayuda haciendo un poco de presión en su abdomen.
Nace el bebé.
– ¡Es una niña! Y es muy hermosa. Exclamó la nana. Se la entrega a la señora María y está la toma cubriendola con una manta blanca.
– ¡Es muy hermosa!, La miraba con ternura. No te preocupes hija, está bebé se quedara aquí con nosotras. Afirmó.
La joven sonrió, cierra sus ojos agitada y cansada, segundos después grita repentinamente, toca su vientre al tiempo que se quejaba del dolor. La madre se sorprende asustada
– ¿Hija?, ¿Isabel qué tienes hija?, Pregunta preocupada, ¿Que pasa Josefa? ¿Porque siente aún dolor? ¿Que tiene mi hija?. Se desespero María
La nana la revisa tocando su vientre, hace gesto de sorpresa abriendo su boca
– ¡Es increíble! ¡Otro bebé!, Susurra en voz baja, ¡Vamos mi niña puja nuevamente!, La anima a qué lo haga.
La madre de la joven se sorprende
– ¿Que pasa Josefa?, Pregunta angustiada.
La nana ignora sus palabras.
– Se que estás cansada, pero vas a pujar fuerte Isabel, son dos bebés, son dos. Dijo la nana
Isabel se sorprende y rompe en llanto, su madre la trata de calmar pero esto era algo que no esperaban
– ¿Isabel?, ¡Puja hija!
La joven puja varias veces sintiéndose ya débil cansada y sin fuerzas, pero aún así puja hasta que su nana tiene en brazos a su segundo bebé
– ¡Es otra niña!, Dice con emoción, Son un regalo de Dios, una bendición.
Isabel se desmaya por la impresión y la debilidad en su cuerpo. La nana le entrega la otra bebé a la muchacha del servicio para poder atenderla, su madre María se preocupa aún más, ya que su esposo no quería al bebé.
¿Que pasará con su hija ahora?, ¿Como sera la reacción al ver que son dos bebés?...
María iba saliendo de la habitación y se topa con que su esposo iba entrando con su capataz, se sorprende y pregunta molesta
– ¿Que haces aqui con el capataz?
Su esposo la hace a un lado con la mano
– ¡Te dije que no iba a aceptar a esa criatura en esta casa!. Se sorprende al ver a Josefa y a la muchacha de servicio con los bebés, – ¿Que es esto?, Gritó, ¿Parió dos?, No aceptaré esto en mi casa, Julián llevatelas de aqui. Ordenó lleno de ira y decepción
Julián intentó dar un paso mientras su esposa maria se interpuso desafiante
– ¡No des un paso mas Julián!, Advirtió, Y a tí, refiriéndose a su esposo, ¡No permitiré que te las lleves!, Gritó
Furioso respondió
– No intervengas María, ¡Eres una madre alcahueta!, Como permitiste que Isabel tuviera amores con el pobre diablo de Martín, ¡Mira hasta donde llegó esto! y todo a mis espaldas.
La nana triste por la discusión de sus patrones interfiere.
– ¿Señor? no haga eso con estas criaturas mire. Tratando de mostrarla, pero el enfurece aún más, María en su intento fallido por convencerlo
– ¡No le hagas esto a nuestra hija!, Pidió, permite que se quedé con una y entregemosle la otra a su padre, sugirió. Dejándolo pensativo con la propuesta de su esposa guardo silencio observando con enojo a su hija que yace inconciente...
– Está bien, aceptó la propuesta, hazlo está misma noche y no quiero saber más nunca de este tema. ¿Me escuchaste? más nunca María. Advirtió
Antes de salir de la habitación, dirigiéndose al capataz Susurró – haste cargo de este desastre.
Maria miró al capataz
– Julián espera afuera mi llamado, le ordenó quedando así a solas con la nana Josefa
– Mi señora ¿Que piensa hacer?, Preguntó
Maria estaba algo indecisa
– Esperaré que Isabel despierte y le diré sobre mi decisión, ¡No tenemos otra opción! es mejor que martin se quedé con la otra bebé. Respondió entristecida con lágrimas en sus mejillas, su corazón estaba destrozado por culpa de su esposo. – No entiendo como Roberto tiene corazón para separar a estas dos criaturas inocentes.
Editado: 05.11.2024