La otra

Capitulo 4

Maria entra a la habitación de su hija, se impresona al verla arrodilla llorando, corre hacia ella...

– Isabel hija que haces de pie ¿Porque te levantaste?

– Madre quiero ver mi hija, quiero ver a Martín, por favor. Le súplica abrazándola de las piernas llorando, María la ayuda a levantarse para llevarla a su cama.

– Hija trata de calmarte, las cosas no son tan fáciles pero buscaré la manera de que veas a tu bebé. – De verdad mamá harías eso por mí.

La miró con pesar

– ¡Claro que si hija! con tal de no verte asi haría lo que fuera...

Tocan el timbre...

Una de las muchachas abre la puerta

– Buenos días ¿Qué se le ofrece?

Un hombre alto vestido informal mira a la joven de los pies a la cabeza, haciéndola sentir algo apenada por la forma en la que la miraba.

– Joven ¿ A quien necesita?, Insiste ella al verlo distraído mirando su cuerpo, el veía que tallaba muy bien su figura en su uniforme. Sonrió lascivo, sin dejarla de mirar respondió

– El señor Roberto, serías tan amable de decirle que Adolfo Rivera está aquí. Su tono de voz fue autoritario

Ella abrió sus ojos sorprendída, tenia el conocimiento de toda la situación sobre la familia, ella siente y lo hace pasar.

– Espere un momento.

El joven queda sólo a la espera, da pasos por la casa viendo los lujos que la decoran.

La chica toca la puerta de la oficina donde estaba el señor revisando documentos

– Siga.

La joven entra

– Señor Roberto el joven Adolfo lo espera en la sala.

El señor muestra una expresión satisfactoria al escucharla.

– Hazlo pasar a mi oficina, ordena...

La joven asiente..., Al llegar a la sala, ve al joven apuesto de pie en la ventana mirando a los caballos que los trabajadores llevaban.

– Joven, el señor Roberto lo espera en la oficina acompañame por favor

Adolfo negó

– No, yo conozco el camino, sonrío...

Al llegar a la oficina se saludan estrechando sus manos, el señor Roberto lo invita a tomar asiento. El joven lo mira con extrañes es una persona vivaz y más para el dinero, lo increpa

– ¿Qué negocio me propones para aceptar casarme con tu hija?, Pregunto.

Roberto se acomonda en su asiento.

– Pues bien Adolfo la situación es, algo complicada, deberías de guardar absoluta discreción, aparte de que quiero unirme contigo para hacer una inversión que he estado analizando en Bienes y Raíces, apoyó los codos en el escritorio. Ganaríamos mucho dinero aparte de la inversión que hariamos. Aseguró

Adolfo sonrió de lado, lo miró incrédulo.

– ¿Porqué quieres que tu hija se case conmigo? ¿Que ganaria con eso?, Apoyo los codos mostrándose superior.

Roberto cierra sus ojos haciendo gesto de decepción.

– Mi hija cometio un error.

Adolfo sonrió, en ocasiones pudo verla en compañía de Martín, y en otras la vio desnuda en el río observando con fervor la desnudez de Isabel.

– ¿Qué tengo que ver yo con eso?, Dijo sin importancia

Roberto se levanta del asiento

– Está parida...

El joven abre sus ojos con una expresión de asombro

– ¡Valla! Ya entiendo. Todo este tiempo sin verla. La ocultaste para que nadien...

–Si, no puedo creer como pudo haberse fijado en ese tipejo. Lo interrumpió

Adolfo negó sabía que está era una buena oportunidad, suspiró.

– Ya entiendo que es lo que quieres, y acepto, acepto casarme con ella, con una condición, quiero el 6% de las ganancias que se obtengan, aparte de mi pago como empleado, entenderás que no sera fácil unirme en matrimonio con una mujer que no siente nada. Así que esa es la condición. Aparte el 5% que obtienes del ganado.

Roberto piensa en la propuesta que plantea el joven. Darle el 6% y aparte el 5% de sus negocios con los ganaderos tendría que pensarlo, preferia eso que un 10, 15, 30 o el 50%, pero no tenía ni idea que estaba abriendo una ventana de ambición...

– Bien. El 5% que quieres sería parte de lo que le pertenece a mi hija y eso lo obtienes si hay matrimonio se casarán por bienes mancomunados ese 5% lo recibirás el día que se separen. Y esto quedara firmado hablare con mi abogado.

Adolfo asintio

Fue la forma que busco para que hubiera matrimonio. Tampoco tenia el interes de perder dinero. Adolfo es conocido por la viviacidad con los negocios. Roberto tuvo la idea de voltear las cosas Aceptando el trato con el joven, pues en su ceguera por no querer que las personas se enteren de la relación que su hija tuvo con un capataz...

Martín camina de una lado a otro, estaba de mal humor

– Como es posible Josefa que el señor Roberto case Isabel con otro hombre ¿En qué está pensando?

Josefa se acerca tomandole la mano

– Lo sé Martín, Roberto no entiende de razón, no sabe lo que está haciendo muchacho.

Desesperado gritó de impotencia no aceptaba esa decisión

– Tienes que ayudarme Josefa, dijo en un tono de voz desesperado, la tomó de las manos – Ayúdame a verla, tengo que ver a Isabel, tengo que ver a mi otra hija, estaba desesperado.

La nana asíntio

– Te voy ayudar, y será esta misma noche, me esperaras en la entrada trasera de la cocina cuando todos estén dormidos, yo le diré a mi niña Isabel. Acarició el rostro de Martín. Me tengo que ir muchacho.

El la acompaña hasta la salida.

– ¿Ya nos vamos? Pregunto Julián al verla

La nana sonrío.

– Si muchacho, se despidió del padrino de Martín. Que tenga un buen día señor Abel.

El señor quita su sombrero

– Igualmente Doña josefa.

Julián eleva su mano despidiéndose de Martín del él señor quien lo entretuvo un rato con su charla...

– Me da pesar ese muchacho Josefa, susurro Julián

– La vida le cambiará algún día, respondió ella entrando a la camioneta...

Roberto toca la puerta de la habitacion de isabel en compañía de Adolfo entran... Adolfo mira a Isabel como si obtuviera su primer pago, María se sorprende.




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