La otra

Capitulo 8

 En la mañana siguiente...

 

 – ¡Buenos días! ¿Como está mi muchacho? Dijo de buen humor el padre de Adolfo  tomando asiento en el comedor donde estaban todos reunidos –  ¡Hoy me siento felíz, orgulloso!, Extendió su mano hacia Adolfo que estaba a su lado y este la tomo – ¿Ya acordaron el día de la boda?, Pregunto mientras les servian  el desayuno.                                             

  –  Es hoy. Respondió dejando a todos anonadados.  

 – ¿Te vas a casar Adolfo? Pregunto su hermano menor Mateo 

 –  ¡Claro enano! No te lo había contado, además de eso, eres tío. El niño se alegro, brincaba en el  asiento 

 – ¿Enserio? ¿Como se llama? ¿Es niño o niña?   Preguntaba fascinado con la noticia    

– Es una hermosa niña y se llama Sofía, contestó su madre Graciela             

– ¡Disculpen! Hoy es un dia importante para mi. Dijo Adolfo mientras se levantaba de su asiento y terminaba de tomar un vaso de zumo de naranja. Salió de la hacienda, saco su móvil de él bolsillo de su pantalón y marcó  – ¿Dónde estás?   

La voz femenina de la otra línea contestó grotesca e irónica 

 – ¡Donde crees imbécil! ¡Dejame en paz pedazo de idiota!. Corto la llamada. 

La hermosa chica se levantó de su cama, estiró su cuerpo, encendió una grabadora y le  alzo el volumen, luego dió pasos hacia el baño.  

 

Adolfo conducía rápidamente, le marcó a su amigo.

 – ¡Cuéntame amigo! ¿Como va todo?  

– ¡Muy bien! Tengo todo casi listo para está misma tarde ¿Que te parece?   

– ¡Pues que te puedo decir!  ¡Eres el mejor!, Tengo que registrar a mi hija después de la ceremonia.   

– ¡Dalo por hecho Adolfo!,Te ayudo con eso también no hay problema                                                

– ¿Que te parece si bautizas a mi hija?  

– ¿Que te parece, si con el tiempo la casamos con uno de mis  hijos?, Se dibujó una sonrisa en su rostro, salía de la notaría. Daniel era otro codicioso se daba la mano con él. 

 Adolfo sonrió, le gustó esa idea

 – ¡Me parece genial!, Hablamos luego, te llamo dentro de un rato. Corto la llamada, ya  había llegado al lugar donde se dirigía –  Mi alianza con Daniel me ayudaría en mis planes a futuro, ésto no me pudo salír mejor. Hablo así mismo.  

Bajo de su auto, entró a un hotel de paso.

 Abrió la puerta de la habitación... 

Escucho música y el sonido de la regadera. Se desnudo por completo. Al entrar al baño tomo  a la chica del cuello y le arrecosto  contra la pared, le da una fuerte palmada en su trasero.

  – No tengo ni la menor idea de como le haces para tenerme como perro detrás de tu hermoso culo. 

Ella jadeo 

–  ¡Me Lastimas Adolfo! 

Sujetó sus muñecas, le daba mordiscos leves a su espalda, haciéndola dar pequeños saltos. Abrió sus piernas, no dejaba de mirarla, sentía su cuerpo tenso, al tiempo pasaba su lengua por su intimidad.

  La chica gimio del placer que empezaba a sentir, la giró para tenerla de frente, Había una química de erotismo que ambos disfrutaban. Ella lo beso con pasión, sus lenguas jugaban en sus bocas para luego jugar en otras partes.

Le encantaba como jugaba y succionaba su miembro, él gemir de él la exitaba más a ella, estaban sonrojados del placer, la dirigió hacia la llave de la regadera 

 – Inclinate.  Una orden que ella captó muy bien. 

El agua que caía daba justo en su espalda arqueada. La penetro sintiendo en caliente de su vagina, al ritmo de sus movimientos circulares, le daba palmadas a su trasero...

 – Ana viaja conmigo, dijo mientras  le daba estocadas. 

La chica llamada Ana en ese momento estaba totalmente excitada 

 – ¡Cállate Adolfo!, Lo miró a los ojos – Mi turno,  ¡Al piso!, Dijo  demandante. 

 Él sonrió lascivo, le gustó escucharla,  cerró la llave de la regadera, la cargo entre sus brazos y la llevo  hasta la cama.

  – Me encanta cuando te pones así, le susurro en su oído, le encantaba  las llamas que esta mujer mostraba.

 – ¡Cállate!, Hablas demasiado, sujetó sus manos y mordió su labios – Aprovechame, esta será tu despedida...

 

 

Isabel discutía con su padre

 –  ¡No quiero casarme con ese hombre papá!, ¡Adolfo es un marginal!, Es un mal hombre. Dijo Isabel tratando de convencer a su padre.    

Su padre trataba de contenerse para no golpearla como lo había hecho 

– ¡Isabel, Isabel!, o te casas, o esa niña se va de esta hacienda. Advirtió molesto 

 Abrió su boca impresionada no esperaba que se atreviera  amenazarla de tal manera, Salió de la oficina de su padre triste. 

Se dirigió a la cocina          

 – Flor, ¿Donde está Julián?

 – En las caballerizas señorita, perdon. Señora, se corrigió, aún no se acostumbraban de que ya era madre. 

Isabel salió corriendo hacia las caballerizas

 – ¡Julián, Julián!...           

– Usted mande señorita, dijo en voz alta, saliendo de uno de los establos,  ¿Que necesita?                          

– Que me lleves al rancho de Martin  

Julián sorprendido se negó

– No, Pos no, eso sí que no, respondió negandose  

Isabel se molestó, lo increpó dando pasos a él 

– ¡Te estoy dando Una orden!, Gritó molesta – No eh perdido la autoridad en la hacienda Julián 

 – ¡Disculpe!. Pero puedo preguntar ¿Pa que quiere ir pa allá?                                                           

– Necesito verlo, necesito saber si está bien, necesito ver a mi hija, ¿Entiendes, si lo entiendes? 

 – Si, ¡No se esponje ya entendí ya entendí!, Con una condición niña Isabel, ella asíntio – Que no se tarde, ya usted sabrá la broncota que se me armara si su padre me descubre 

 –  No me tardaré, va a ser más rápido que ya, ¡Te lo prometo!, Respondió emocionada       

– ¡Andese pues! Ya  me convenció usted. 

De la emoción que sintió lo abrazo y le dio un beso en la mejilla al capataz.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.