El padre de Isabel después de ver algunos buenos lugares para su inversión tomo como destino viajar y ver a su hija.
– ¡Padre me alegro tanto que estés aquí!. Exclamó Isabel al ver a su padre.
– Es bueno que me recibas con tal emoción Isabel. Respondió
Se reunieron en la sala.
Adolfo miraba con molestia el reencuentro familiar
– ¡Me alegro tanto que estés aquí!, ñoña tonta. Refunfuñó molesto repitiendo las palabras de Isabel – Espero y no duren mucho.
Se acercó a ellos para saludarlos.
– ¿Adolfo?, querido ¿Como estás?. Dijo María
– Buenas noches bruja. Dijo entre sí – Buenas noches, querido suegro, bienvenido a nuestro hogar, dijo en tono sarcástico.
– Adolfo. Estrecho su mano – Necesitamos hablar. Dijo el padre de Isabel
– ¡Su supieras que tengo otros planes para tí!. Murmuró entre sí – No se crea, estoy informado de todo. Contestó irónico con una sonrisa falsa.
– ¡hum! Ya veo, ¿Daniel?, supongo. Respondió
– ¡Pues que te puedo decir!, contestó abriendo los brazos – Es muy bueno en su trabajo, además gana muy bien.
– Sí, ya veo, con el dinero de mi hija. Contestó con reproche siendo un momento algo tenso para su hija y esposa.
Adolfo quiso fusilarlo con la mirada, dio pasos a Roberto
– ¿Con el dinero de mi esposa?, sonrío sarcástico – Te recuerdo Roberto, qué también inverti.
– Estas tomado. Bufó Roberto al sentir su aliento a alcohol – Mejor hablamos mañana. Dijo tratando de no entrar en discusión con él.
– Señora Isabel ya está lista la habitacion. Diijo Julia.
– ¡Muy bien, gracias! sube la maleta de mi padre por favor. Dijo algo acelerada – Mamá, papá acompañenme a la habitación, ¿Tienes hambre papá? Dijo tomandolo del brazo mirando con molestia a Adolfo.
– No hija, ya cené donde estuve, es muy hermoso María ¿Quieres ir conmigo mañana?. Caminaban juntos los tres hacia las escaleras
– ¡Hasta mañana! ¡Que descansen suegros! Dijo Adolfo en tono sarcástico
Roberto lo miró y adolfo alzó su mano con una sonrisa.
– Vamos Roberto estoy cansada. Intervino María para evitar cualquier disgusto entre ellos
Isabel lo miró con irá, Adolfo le hizo mofa seguido le lanzó un beso.
– ¡Julia, Julia!. La llamaba a gritos
– ¡Dígame señor!
– Quiero hielo y llevalo a mi oficina. Dijo con molestia
– Enseguida señor. Respondió
Helena arrullaba a la niña
– Eres hermosa Abigail, dijo acariciando el rostro de la pequeña mientras dormía.
Martín la miraba con ternura desde la puerta de la habitación.
– Ea un Ángel, traviesa pero un ángel. Dijo
Helena sonrió al escucharlo
– Son cosas de niños, explora todo a su alrededor, ¿Recuerdas cuando nos escapabamos de la escuela?. Dijo haciéndolo reír
– Sí, ¡Me daban bien duro!.
Helena río
– Eras travieso Martín, te robabas las gallinas y te las hacían devolver. Ambos rieron
Helena dejo una lámpara encendida para que alumbrara a la pequeña, tomo la mano de Martín y salieron de la habitacion, entraron a la de ellos que estaba justo al lado.
– ¿Como te sientes? Pregunto Martín
– Mejor. Respondió recogiendo su cabello.
El sonrío se acercó a ella y la rodeó con sus manos alrededor de su cintura.
– Te amo Helena
– Yo también Martín. Acunó su rostro y lo besó – Parece un sueño que estés conmigo
– Pero no lo es, tocame para que veas que no es un sueño, Helena, quiero que estés segura de mi amor por ti. Acuno su rostro y beso su frente abrazandola fuerte – Te ganaste mi corazón Helena, llenaste el vacío que me quedó.
Helena sonrió, apoyo su cabeza en su pecho
– No me falles Martín
– Nunca lo haré. Respondió
Ingrid estaba en el jardin.
– ¿Qué haces aquí sola? Pregunto Julián viendo a Ingrid sentada con las piernas dentro de la piscina
Ella sonrió al verlo
– Viendo la noche, está hermosa, las estrellas iluminan toda esa oscuridad. Respondió mirando al cielo.
Julián alzó la vista.
– Pues sí. Apoyo sentándose a su lado.
Miraban el cielo juntos...
Ingrid bajo su rostro y lo miró
– ¿Tenes novia Julián? Pregunto dejandolo sorprendido
El sonrió
– Ni novia ni esposa.
Ella sonrió al escuchar su respuesta, se sintió libre de hablar abiertamente con él
– Me alegra oír eso. Respondió
– ¿Sí?, ¡Me alegra que te alegres!. Río divertido – ¿Y tu tienes novio?
– No. Respondió
Julian titubeó
– Ingrid, ¿Quisiera conocerte un poco más?
Ella sonrió y miró su rostro
– ¿Conocerme Julián?. Repicó
– Perdóname si te ofendí
– ¿Si me ofendiste Julián? ¡Que raro eres!
– Perdón no entiendo
– ¿Conocerme? ¿Es enserio?, por si no lo ves, ya nos estamos conociendo Julián
– Ingrid. Dijo su nombre con cierto deseo – Perdoname pero no puedo aguatarme.
Sin ella esperarlo la besó, un beso inesperado la atrapó dejándose llevar...
– Julián. Dijo casi sin aire, apoyó su frente en su boca – Ya, para, puedo hacer una locura y no quiero.
– Hazlo Ingrid, has la locura que quieras. Dijo también casi sin aire.
– Basta, está bien.
– Lo que digas. Beso su frente y la abrazó.
– Me gustó ese beso Julián. Dijo sonrojada.
Sus ojos brillaban
– Le había dicho a mi compadre cuanto me importabas.
– Tenemos eso en común. Dijo entre risas.
– Eres hermosa mujer, tienes una alegría que ilumina el espacio en el que estés
– Por dios Julián, me sonrojas
– ¿Es bueno o es malo?
– Es bueno, respondió. Apoyo su cabeza en su hombro y ambos miraban el cielo...
Editado: 05.11.2024