La otra

Capítulo 35

Ivana lo miro algo sorprendida. Carraspeo su garganta.

– ¿Debería?, ¡No lo creo!, Contesto evasiva.

Leonel la miró, su respuesta lo hizo sonreír

– ¡Hum!, frunció sus labios – ¿Te vi en algún lugar, pero no recuerdo donde?

– ¡Pues aquí!, ¿Dónde más?

– ¡No!, Aquí no te había visto, era diferente la chica que vi.

Se sentía incómoda, no sabía cómo actuar ni que decir, tampoco le recordaría dónde la vió.

– ¡Bueno!, Ya basta de tanta plática, tengo que ir al salón

La tomo de la mano y la detuvo

– Ivana, espera un momento, quiero decirte algo...¿Podemos ser amigos?

Con esa mirada tan penetrante ella sintió que se paralizó, se congeló, asintió, sintiendo su corazón latiendo al ritmo de un tambor.

" Controlate Ivana, ¿Que te pasa? Se reprendía entre sí"...

Leonel esperaba que dijera algo, pero su silencio era notorio.

– ¿Te comieron la lengua los ratones?, Pregunto burlón, noto el nervio en ella, y es que Leonel era un niño vivaz, su padre sabía cómo sembrar su semilla en él.

Ivana sonrió, estrecho su mano

– Si eso quieres esta bien. Amigos Leonel. Dijo en voz baja algo apenada.

El no soltó su mano hasta que una tercera persona interrumpió.

– ¡Ey!, Leonel, ¡Vamos a jugar o qué!, Grito su amigo Héctor
Respondió con su mano elevada

– Será un placer ser amigo de una niña que empieza a ser famosa e interesante.

Ivana trago en seco, quedó sin respuesta.

– ¡Ivana!, la llamo su amiga – ¡Te estamos esperando!

– ¡Ya voy Melisa!. Respondió – Eso de famosa se escucho raro. Leonel sonrio – Me tengo ir, dijo al tiempo que soltó su mano de la de él y se alejó...

– ¡Ey, Ivana!. Ella se giro para verle – ¡No me diste tu número!. Grito

Ella negó y sonrió sin darle respuesta...

– ¿Que fue eso?, ¿Cómo que no me diste tu número?. La acechó su amiga

– Luego te cuento, solo quiero caminar rápido. Dijo entre risas...

Adolfo le daba en sus manos un paquete a una hermosa chica, quien iba vestida muy provocativa.

– ¿Seguro que está completo?, Pregunto la joven

– Claro que sí, cuenta si te da la gana. Respondió grotesco

– ¡Que carácter!, Respondió volteando los ojos – ¡Pues bien!, Iré a trabajar hermoso. Dijo al tiempo que rozó su barbilla con su mano y se alejó...

La chica al tiempo que daba pasos se bajaba más el escote de su blusa, esto hacia que su busto se viera atractivo a la vista de los hombres que pasaban a su lado, elogiaban a la sexi chica, está giro su vista hacia donde estaba esperando Adolfo guiñando un ojo.

Este hizo gesto en su rostro algo irritado.

– ¿Que se cree está vieja?, Dijo en voz baja – ¡Más le vale que haga su trabajo bien!.

La joven enjuagada su boca con lo que parecía ser agua, pero no lo era, pues era alcohol, simulaba dar pasos de estar borracha...
Llegó dónde estaba un hombre esperando en el auto, en las afueras del Spa de Ana, fingió tropezarse y no poder ponerse en pie, el hombre al ver el supuesto incidente salió del auto a brindarle auxilio...

– ¿Estás bien?, ¿Te puedes levantar?, Pregunto al tiempo que le daba su mano.

su mirada se cruzó con la de ella, el hombre trago en seco al ver de frente la belleza de la chica, ni que decir de su cuerpo.

– La verdad es que me duele el tobillo, y no puedo apoyar el pie. Dijo fingiendo dolor.

El estrecho su mano para ayudarla y ella la tomó.

El empleado de Ana no sabía cómo ayudarla, miraba a los lados.

– ¿Vives lejos?, Pregunto dudoso. No podía dejar su puesto pero al parecer esta mujer necesitaba algo de ayuda.

– No, vivo a dos cuadras. No había mentido, vivía en un conjunto residencial, donde trabajaba como muchas mujeres sin oportunidad.

Sabiendo que no tendría problemas decidió acompañarla, pero caminando, no podía mover el auto.

– ¡Muy bien!, No creo que tenga problemas en ayudarte hasta tu casa, apoyate en mi hombro...

La chica así lo hizo, giro su rostro hacia donde habia dejado a Adolfo y este esperaba con ansias que todo saliera bien, le respondió elevando su mano y una sonrisa ganadora se dibujo en su rostro, su plan había salido bien...

Ana terminaba una llamada...

– Estaré en mi oficina!. Le dijo a la recepcionista al terminar la llamada...

Adolfo entró al Spa minutos después.

– Buenos tardes señor, ¿En qué lo puedo ayudar?. Dijo la joven muy carismática, bien vestida y de hermosa sonrisa.

El jugando al hombre seductor, y si que le salía bien su truco apesar de sus años no le pasaban en vano, este hombre malvado era atractivo, su físico, su cuerpo marcado sobre la ropa era notable, su rostro, su barba afeitada, sus labios carnosos, eran tentativos para los ojos de cualquiera mujer que no conociera su verdadero ser.

– Buenos tardes, se inclino a la joven y bajo sus lentes oscuros – Vine de visita para darle una sorpresa a la señora Collins

La recepcionista trago en seco, la mirada de este hombre atractivas la bloqueó

– Disculpe señor pero. No, no me tengo permitido pasar a las personas sin antes ser anunciadas. Respondió al tiempo que tomaba el teléfono.

Se acercó un poco más a la chica haciendo que se sintiera intimidada.

– No, no lo hagas. Dijo quitando el teléfono y colocándolo en su lugar – Dañarías la sorpresa, no sería lo mismo. Dijo en un tono de voz sutil.

– Esta bien. Respondió no muy convencida.

– ¿Dónde está su oficina?. Pregunto

– Segundo piso a la izquierda...

Adolfo se alejó dirigiéndose al lugar donde Ana no lo esperaba...

El abrió la puerta con cuidado, pero el ruido le hizo saber a Ana que alguien había entrado, por supuesto que no lo había visto estaba dando la espalda buscando algún documento.

– Aurita, ¿Podrías regalarme un café?

– Con azúcar o sin azúcar. Dijo él tomándola por sorpresa.

Ana quedó como una estatua, alzo su vista lentamente...
Al verlo de pie apoyado en la puerta, abrió los ojos sorprendida, su respiración se aceleró, y sus manos temblaron.




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