Cada paso era una incertidumbre que sentían las hermanas, presentían algo, Abigail no sabía porque sentía ansiedad y rabia a la vez, a diferencia de Sofía estaba nerviosa pero quería saber a dónde iban...
- ¿Te sientes bien?, Pregunto Helena.
La pequeña niña no sabía porque siempre tenía una buena cara aunque estuvieran en los peores momentos
- Sí, respondió sin ganas
Martin subió a su caballo
- ¿Hija?, Abigail lo miró, sube a tu animal, vallamos al río
- ¿Estarán ahí?, Pregunto
- si, respondió Helena, y quiero que me prometas algo, se inclino
La niña negó
- ¿Ahora qué?, Se quejó
- solo quiero que no las hagas sentir mal, ¡Por favor! Suplicó
- Helena, fue extraño para la mujer de Martin escuchar y ver su pequeño rostro molesto. No fue a ti a la que le ocultaron una hermana y una madre.
Helena negó
- ¡No empieces Abigail!, ¡No de está manera!, ten en cuenta todo lo que hemos hablado.
- No te lo prometo, pero lo intentaré, subió a su caballo y siguió a su padre.
Martin sentía el frío de su niña, le dolía en lo más profundo que esté pasando por todo esto, daría su vida porque nada de esto hubiera pasado, pero no hay marcha atrás, ahora sus hijas deben enfrentar el presente...
Martin quería cambiar el ambiente entre él y su hija, la conocía perfectamente, se acercó un poco y en voz alta le dijo
- Una carrera hasta el río, el último invita los helados, le dió un suave latigazo a su caballo y este aceleró sus pasos, la niña sonrió y lo imitó, era divertido...
Llegaron al Río...
Martin bajo del animal, se acercó a su hija y acuno su carita angelical.
- ¿Me puedes perdonar?, Dijo entre lágrimas
Abigail lo abrazo fuerte
- No tengo nada que perdonarte, esperaré a que me cuentes todo cuando tú quieras papi. Su rostro cambio cuando vio llegar la camioneta que usaba su padrino en ocasiones, Martin siguió la mirada de ella, su corazón se aceleró demasiado.
- ¿Vienen ahí?, ¿Mi padrino las trajo?
Martin asintio, dió dos pasos al frente, no pudo evitar no llorar...
Isabel trago en seco y miro a su hija
- ¿Recuerdas toda la historia que te conté?, Le pregunto a Sofía
La niña asíntio no se había percatado de que afuera estaban su verdadero padre y su hermana
- ¿Porque lloras mamá?, Pregunto extrañada, pasó sus manos por sus mejillas...
- porque toda esa historia la viví yo, yo soy esa mujer, la niña abrió los ojos sorprendida. Yo amé con toda mi alma a él hombre que te espera allá afuera. La niña sentía algo horrible en su pecho y negaba
- No, no mamá, mi papá se llama Adolfo, mi papá es Adolfo. No quería aceptar la confesión de su madre, Julián bajo del auto para dejarlas solas un momento.
- Perdóname, todo lo que te dije es verdad, toda esa historia la vivimos los dos.
- ¿Entonces tú no quieres a mi papá?, La acecho inocentemente, estaba triste.
Isabel sintió su corazón entumecido al escuchar esa pregunta, cerró sus ojos y suspiró.
- yo me enamoré con el tiempo de él, respondió. Sano mis heridas. Ella mintió tampoco quería entrar en detalles, aún así la pequeña no comprendía y se negaba.
- No entiendo nada mami, ¿No me estás mintiendo?
- ¡Jamás lo haría!, nunca te mentiría, beso su frente, Cuando te sientas preparada podemos bajar del auto.
- Tengo miedo mamá. Sofía sentía demasiadas cosas, su mundo de cristal el que Adolfo había creado para ella estaba destrozado, su madre la entendía perfectamente sabía que no sería fácil y que esto podría salirse de control, pero no podía esperar más tiempo estaban en todo su derecho de saberlo.
Minutos después miro a su madre, la tomo de la mano
- ¿Tengo una hermana?, Isabel asintio, ¿Es igual a mí?
- igual de hermosa que tú
La niña suspiró profundo
- Tengo miedo, pero quiero conocerlos mamá
- ¿Estás preparada?
Sofía asintio, apretó su mano fuerte.
- Quiero verlos...
Isabel sonrió, abrío la puerta y bajó del auto, corrió a él hombre que amo con tantas ganas, no pudieron evitar acercarse y llorar juntos por ese momento, Martin la abrazó fuerte y ella sollozaba en su hombro.
- Perdóname Martin, susurro llena de sentimiento, Abigail trataba de no llorar por ver a su padre en ese estado, no quería mirar el rostro de su verdadera madre, Sofía aún seguía en el auto, estaba conmovida, limpio sus mejillas, aunque estuviera perturbada comprendió que esa historia era como la de los cuentos de hadas, con la diferencia que no quedaron juntos ni felices para siempre.
Se llenó de valentía y bajo del auto...
Marcela frunció el ceño al ver el rostro depravado de Adolfo mientras se quitaba su suéter color blanco.
- Tenía tiempo que no tomaba ni tenía sexo en este estado, dijo en voz baja, en su confusión veía a Ana, la veía en Marcela.
Ella negaba algo asustada
- ¿Estás bien? ¿Si quieres lo dejamos para después?, Sugirió, estaba igual de tomada. Pero este se negó
- No, tendrás sexo conmigo, se acercó a la mujer y la tomo del cabello. Quiero olvidarla, pero no puedo sacarla de mi mente, tengo su olor grabado, susurro en su oído.
Marcela supo de quién hablaba, trago en seco y sonrió, necesitaba mantenerlo bastante tiempo con ella.
- Hazme lo que le hacías, respondió jadeante dándole la autorización de que hiciera lo que quisiera, cometió un gran error, no tenia ni idea de lo que había dicho.
Adolfo sonrió, él borracho no era la misma persona, su mirada cambió y la mujer lo notó, sabía que algo no saldría bien.
- Isabel, la llamo por otro nombre dejándola helada. Te amo y te odio a la vez. Marcela abrió sus ojos sorprendida, se asustó cuando Adolfo la giró boca abajo, acaricio su cola y la besó. Mía por siempre, eres mía Isabel, inesperadamente un fuerte latigazo con su correa la hizo gritar, Adolfo de inmediato tapo su boca con su mano
Editado: 05.11.2024