La otra

Capitulo 45

Isabel y Adolfo bajaban las escaleras tomados de la mano, el llevaba la última maleta en su otra mano

 - Buenos días, ¿Cómo están?, Se pronuncio Isabel 

 - Hola mi querida yerna, ¿Cómo estás?, La madre de Adolfo se acercó y la abrazó 

 - Bien, respondió no muy animada

 - Hijo mío, ¡Que lastima que ya te marchas!, Se acercó y lo abrazo, Se hubieran quedado otros días más, ¿Porque no se quedan? 

 - No es posible mamá, Isabel tiene que ponerse al frente de la empresa, hubo un incidente con un socio y tenemos que irnos. Respondió frío y acelerado 

Isabel cambio el rostro, entristeció al recordar el accidente de Eliécer, se había ganado la confianza de su padre entre otras cosas.

 - Iré a ver a la niña, vuelvo en un rato, se acercó a su suegro y lo abrazó, Gracias por sus atenciones 

 - No fue nada isa, espero que regresen, respondió Enrique enmarcando una de sus cejas. 

Ella asíntio y se retiró dejándolos, así se podían despedir  solos en familia...

 - Te voy a extrañar hijo, su madre estaba melancólica.

 Adolfo la abrazo al tiempo que  volteó los ojos 

 - Volveré madre. 

Su padre negaba haciendo gestos con su cabeza, ver  a su esposa en ese estado le era fastidioso, pues a ella no le gustaba la idea de despedir a su hijo como a toda madre, a esto le sumamos el tiempo que llevaba sin verlo.

 - ¡Mujer!, Entiende que ya tiene un hogar, y no es aquí 

 - ¡Tu cállate Enrique! No opines, tu no lo cargaste en el vientre 9 meses 

 - Pero te lo hice, recalcó molesto 

 - Yo hice más que tú, no dejaba de abrazar ni de acariciar el rostro  "Angelical de Adolfo" 

 - No hubieran nacido así de guapos si yo no hubiera sido su padre  

 - Que autoestima tienes Enrique, indagó molesta 

 - Te embaraze, como el macho mero mero que soy, y dos veces. Recalcó sus dotes de buen hombre en la cama. Adolfo negaba sorprendido

 - No quiero detalles, por favor, Sugirió

 - Pues no se hubieran formado  si no hubieran entrado en mi ovario, ¡Que idiota!, ¡Él no va dejar de ser mi bebé! Aunque tenga mujer. 

Adolfo volteaba los ojos irritado 

 - ¡Si supieras como te hicimos hijo!, tu madre era una cosa bárbara, su padre comento algo pícaro 

 - No, ustedes no han cambiado nada, siguen con lo mismo, ¿No sé cansan?, Dijo irritado 

 - ¡Míralo como se puso!,  De seguro no deja descansar a la Isabelita, comento su madre en tono de burlón

 - ¿Mamá? Eso es intimidad, expresó con los abiertos 

 - ¡Naa! estamos en confianza, dijo su padre 

 - Increíble, refunfuño Adolfo...

 

 

 Isabel se acercó a Julián 

 - ¿Cómo sigue la chica?, Pregunto preocupada 

 - iré a verla ahora que los lleve 

 - ¿Me llamarás?, Pregunto, de verdad se sentía preocupada por la chica 

 - No podré decirte que no Isabel, respondió Julián

 - No sabes cuánto te agradezco que lo hicieras, me siento culpable y parece que el no recuerda que pasó, suspiró. ¡En fin! Quisiera saber todo de Abigail, y, cuando tengas la oportunidad, dile que Sofía volverá, no sé cuándo, pero volverá a ver a su hermana, afirmó.

Julián la miró y asintio 

 - No te preocupes Isabel, yo lo haré por mi ahijada.

Isabel sonrió agradecida, lo abrazo fuerte.

 - Muchas gracias Julián, tampoco olvidaré lo que hiciste por Sofía 

 - Le perderá el miedo, quizás cuando vuelva monte caballo con su hermana...

Sin esperarlo Sofia bajo del auto emocionada, miro a su madre y le hizo señas, Isabel miro y se sorprendió, tomo la mano de su hija y corrieron a la entrada del rancho.

Abigail sonrió, bajo del caballo y abrazo a su hermana.

 - No te podías ir sin despedirte, susurro 

 - Estaba por decirle a mamá que distrajera a papá para ir a verte, respondió Sofía 

Isabel buscaba a Martin con la mirada

 - ¿Dónde está tu padre?, Pregunto extrañada 

Abigail la miró con recelos 

 - No sabe que estoy aquí, respondió un tanto grotesca siempre a la defensiva

 - ¿Viniste sola?, Pregunto sorprendida 

 - No me vez, respondió tajante, miro a su hermana y sonrió. Te voy a extrañar, recuerda que hiciste una promesa 

 - y no la olvide, haré  que papá vuelva a la hacienda te lo prometo 

 - Me tengo que ir, mi madrastras me está esperando, se abrazaron nuevamente, que tengas un buen viaje Sofía 

 - Cuídate, Abigail subió al caballo, tenemos una promesa, dijo en voz alta

 - No la olvides Sofía, dijo al tiempo que se alejaba con su caballo. 

Isabel sintió una tristeza enorme, pero entendía perfectamente a su pequeña, sabía que esto no sería fácil. Tomo la mano de su hija y ambas se sorprendieron al ver a Adolfo con una mirada sospechosa 

 - ¿Que hacían aquí? 

 - Sofía quería ver esta parte de la hacienda antes de irse, respondió Isabel 

 - Suban a la camioneta, ordenó 

Sofía tomo la mano de sus padres y caminaron juntos hasta el vehículo... 

 - Yo  te estaré llamando Julián, volveré cada vez que lo vea necesario, le decía María al capataz 

 - por eso no se preocupe suegra, yo estaré al tanto al igual que Isabel, interrumpió Adolfo 

 - No hace falta Adolfo, yo sé manejar mi hacienda 

 - Pues debería tomar mi palabra, así no cargaria con tanto peso 

 - Lo tendré en cuenta, respondió a la defensiva, tenía razones para desconfiar de él, nunca fue de su agrado. 

 - Como quieras, dijo sin importancia, suban a la camioneta o perderemos el vuelo, hoy tendremos un día bastante agitado...

 Se acercó a su madre y la abrazó por última vez 

 - Cuídate madre...

 Se acercó a su padre 

 - Que no se te olvide lo que hablamos Adolfo, le dijo su padre cerca al oído 

 - No hay problema...

 

 

 

La amiga de Ana, Claudia, la miraba con recelos 

 - Deberías dejar que te acompañe, insistía, no importa que tengas a un sucesor o lo que sea que sea ese hombre, no deberías ir sola 




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