Martin llegó a la oficina del abogado que había llevado a cabo la lectura del testamento de la familia Rosales de León...
— Es bueno que halla tomado está decisión señor Martin, estrecharon sus manos. Tome asiento por favor, primero le daré una carta que Roberto dejo para usted, también dejo una a su hija Abigail pero está será entregada el día que cumpla la mayoría de edad, tómese su tiempo, puede hacerme las preguntas que quiera pero después que la lea, sin embargo creo que todas sus preguntas están respondidas ahí. Aparte, mi amigo también le hizo un pedido el cual usted estará en libertad de aceptar si así lo quiere.
Martin suspiro, extendió su mano y tomo la carta que el abogado había colocado en el escritorio.
— Lo dejaré solo un momento. Dijo el señor...
Martin suspiro duro unos segundos para abrir la carta...., Sabía ahí había más que una disculpa...
Las amigas de Abigail conversaban con ella, estaban sentadas a la orilla del río.
— ¿Ya supieron lo que pasó con Beto?, Dijo Naomi
— ¿Que le pasó?, Pregunto con extrañes Irina
— Pues que Maritza le gritó frente a todos que era un iluso, ¡Nunca me gustaría un manteco como tú!, Imitó Naomi las palabras de la niña fresa del salón.
— ¡Es una idiota!, Ya verá lo que le haré frente a todos haber si le gusta. Respondió Abigail molesta porque se metieron con uno de sus amigos.
— No te vallas a meter en problemas Abi, ya sabes que estás modo rojo. Advirtió Irina
— No se preocupen no le daré una madriza, ¡Pero bien que se la merece!. Respondió — Vallamos a casa ya sé nos hizo tarde....
Ana sentía que su respiración le quemaba.
Todos esperaban al nuevo sucesor, el que reemplazaría el cargo de él socio Eliécer Collins, no tenían ni la menor idea de quiénes serían las personas que llegarían a la reunión.
Entró Claudia seguido del abogado, Ana se tomó su tiempo para entrar.
— Buenas noches.
Dijeron todos los presentes.
Ana respiró profundo y se decidió segundos después.
Cuando lo hizo confundió a los presentes, se pusieron de pie de inmediato, Adolfo fue el primero en reaccionar, se impacto al igual que Daniel, Isabel la miraba con intriga no supo de quién se trataba hasta que Ana se quitó los lentes oscuros...
Su mirada se endureció, se veía una mujer distinta, decisiva...
— Buenas tardes, es un privilegio estar aquí con ustedes. Dijo Ana, clavo su mirada en Adolfo
Isabel la miro sorprendida, ladio su cabeza y miro a Adolfo quien estaba impresionado con la presencia de Ana.
— Señores, el abogado hizo una seña dónde los invito a tomar asiento...
Claudia se sentó al lado de su amiga.
— ¿Ese es Adolfo?. Susurró en su oído, ¡Está buenísimo ese hijo del diablo!
— Shhh, cállate, viniste apoyarme no a darle el visto bueno. Susurró
— ¡Perdón! Me callo.
— Todos estamos aquí presente con el interés de saber quién será él nuevo sucesor del fallecido Eliécer Collins, quien emprendió esta compañía con el apoyo y en sociedad con el también fallecido el señor Roberto Rosales, quien deja acargo a su hija la señora Isabel de Rivera, y a su también socio Adolfo Rivera, quienes comparten un 30% y un 20%.
Estás eran las palabras del abogado, la tensión se podía reflejar, Isabel se esperaba todo menos la presencia de ella ahí.
Ana y su abogado se decían cosas al oído...
— La señora presente es la viuda del Fallecido, Ana Victoria de Collins, y es la nueva socia de esta compañía. Las palabras del abogado dejaron a Isabel impactada, ya que era la única que no tenía conocimiento de nada.
— ¡Es una broma!. Susurro Isabel, mirando con irá a su esposo.
Adolfo le hizo gesto desconociendo del tema.
Ana suspiró, apoyo los codos en la mesa y con firmeza dijo.
— Soy la nueva socia obteniendo el 50% que era lo que le pertenecía a mi esposo Eliécer Collins, dijo mirando al notario quien ya tenía el conocimiento — Me haré presente a las juntas y en las reuniones que sean necesarias para cualquiera desicion que tomen, pero dejaré al señor Hernesto Bernal como mi sucesor en esta compañía.
— ¿Tienen los papeles en regla?. Pregunto uno de los abogados de la empresa
Ana deslizó un folder dónde tenía los documentos que se necesitaban
— Estos son, respondió mirando a Isabel
Adolfo y Daniel se miraron
El abogado los miró detelladamente, esperando que todo estuviera bajo la ley...
— Muy bien señores y señoras, todo está en regla, ¿Algo más que agregar?. Dijo
— Por mi parte no, respondió Ana
— Perfecto, se levantó el señor Abogado de su asiento — Señora Collins, mi sentido pésame, no está demás decirle que si necesita algo puede llamarme, sus compañeros aquí presentes también le serán de gran ayuda, haré el debido proceso queda usted en su compañía
— Muchas gracias, no creo que sea necesario
El señor sonrió y se retiró
Las miradas de Isabel eran fusiladoras
— Así que te buscaste un buen partido para llegar a este nivel, Adolfo tomo su mano. No me toques, le advirtió
Ana miró a su amiga y a su abogado algo apenada.
— Si ese es tu modo de pensar es tu problema
Isabel dió pasos a ella y Adolfo fue tras ella
— ¡No me digas que es mi pensar cuando las dos tenemos conocimiento de todo lo que pasó!. Gritó Isabel
— Por favor. Dijo Ana irritada
— Este no es un buen momento para ventilar sus cosas, incluyo Claudia en defensa de su amiga
— ¡Tu no te metas!. Advirtió Isabel.
— ¡No permitiré que te metas con ella!. Advirtió Ana
Adolfo tomo del brazo a Isabel
— ¡Isabel ya basta!. Le advirtió
Ella se giró de frente
— ¡Tu tampoco te metas!. Le gritó a él — Planeaste todo desde el principio, puta de mierda.
— ¡Que ya basta te dije!. Gritó Adolfo advirtió nuevamente
— ¡Y yo te dije que no te metieras Adolfo! ¿Que?, ¿Que pasa?, ¿Cuál es tu problema?, quieres decirlo, queremos oírlo.
Editado: 13.05.2025