La otra

Capitulo 55

Ivana sentía fastidio al caminar... 

Bajaron del auto de Leonel.

Ella abrió la reja no se había dado cuenta que Damián estaba en el mismo encuentro de aquella noche.

 - Ya vino la señorita Ivana, dijo Luz en voz baja 

 - Que novedad, respondió Damián algo sarcástico...

 

Ivana lo miró a los ojos 

 - ¿Crees que este fastidio que siento en mi...

 - Vagina, termino por decir su frase. No creo que lo noten, ¿Porque? 

 - Siento que, que quisiera intertarlo, nuevamente, para calmar la sensación, dijo entre risas 

 - No creo que sea buena idea, no estás pensando, recuerda que estamos en tu casa. 

 - Todos están dormidos en esta casa, dijo en voz alta. Vamos a la piscina, susurro, se acercó a él, colocó sus manos alrededor de su cuello y se inclinó para alcanzar su altura ya que estaba descalza. - No puedes negarte Leonel, ahora menos que conocí esto que siento, el beso que le dió fue tan pasional, como nunca antes lo había besado, se debilitó como hombre.

Damian observaba la pareja, empuñó su mano sintiendo una rara sensación por ver la manera en la que Ivana besaba a su novio.

 - Ivana creo que deberías entrar a casa, mañana será otro día 

 - Muy bien, lo has dicho, ahora dejamos huellas el uno en el otro, ya no tengo el porque sentir dudas, a menos que sean provocadas 

Leonel fruncio el ceño 

 - ¿Provocadas? 

 - Es mejor que no toquen lo que es mío, ponlo a prueba si no me crees. Lo miró fijamente 

Leonel trago en seco al escucharla, asintio aceptando sus palabras. 

 - Mejor hablamos mañana, entra a casa... 

Se retiró, subio a su auto y aceleró, golpeó el volante de auto varias veces. 

 - Imbécil imbécil imbécil, Leonel ¿Que hiciste?.., Sofía, no romperé mi promesa mi amor, exhaló, soy un idiota...

 

Ivana caminaba algo torpe..., se topó con Luz que salía de uno de los lugares del jardín. 

 - Valla, ¿Despierta a esta hora? 

 - Señorita Ivana, es que...  

 - No tienes que decirle nada, interrumpió Damián apareciendo derrepente.

Ivana río divertida. 

 - Disculpen, es que... 

 - Es que nada, dijo Damián 

Ivana lo miraba con un sonrisa burlona 

 - ¡Que carácter!, Son tal para cual, río 

 Luz Adriana abrió los ojos sorprendida por la forma en la que Ivana se expresó.

 - Pues eso es bueno, no aparentamos lo que somos, respondió el 

 - Que patético, los dejo para que terminen lo que estaban haciendo, Luz miro a Damián sorprendida 

 - Señorita Ivana, no es lo que usted...

 - No importa querida, retrocedió, sigan sigan en lo suyo, caminaba casi cayéndose.

Damian tenso su boca, exhaló de mal humor. 

 - Ve a tu habitación Luz Adriana 

 - ¿Que? 

 - Obedece, ahora me toca de niñero, ¿Entiendes?, Dijo de mal humor.

La chica asintio y miro con molestia a Ivana. 

Damian se quejó al verla caer y ponerse de pie. 

 - Mocosa tonta, camino hacia ella, ve a tu habitación Luz, gritó...

 

 

Adolfo tenía por el cuello a Ana. 

 - ¿Te hice una pregunta?, Porque demoras para contestar. 

Ana intentaba soltarse de su agarre, golpeaba sus manos para liberarse de él... Lo golpeó en su partes corrió al escritorio para tomar los papeles y romperlos rápidamente para luego lanzarlos por la ventana. 

 - Lárgate Adolfo, gritó 

Él la miró con una sonrisa lasciva. 

 - Tu me buscastes y ahora te aguantas, la cargo entre sus brazos y la lanzó a la cama. 

 - ¿Que vas hacer?, Te dije que te fueras 

 - Es de mala educación coger una sola vez, tomo la panti de ella y amarro sus manos 

 - ¿Adolfo que haces?, Hablo desesperada 

 - Recordarte el pasado, la beso a la fuerza porque ella no quería. Tenías un plan y te salió mal, ahora tendrás tu respuesta. Mordia su cuerpo para marcarla, hacia moretones en sus senos, su intención era desquistarse. 

 - Ya vete suéltame, decía en voz alta, se quejaba y forcejaeba. 

 - Habla, ¿Que eran esos papeles Ana?..., Contesta, gritó 

 - Para que, dijiste que no renunciarias a tu hija, mintió. 

 - Tocará creerte..., La miró a los ojos y acarició su mejilla, los años no pasan en tí, tienes el mismo cuerpo, un poco cambiado, aún así eres deseable, me pregunto si tú fallecido te hacía el amor como te gustaba que te lo hiciera yo. 

Ana abrió los ojos sorprendida 

 - Dasata mis manos Adolfo 

 - ¿Porque?, Así me gusta tenerte, dijo entre risas..., Está bien, te soltaré tus manos, me voy, descansa y que tengas un buen viaje Ana de Navarrete, no sabes cuánto deseo tenerte para mí, lastimosamente el destino se encargó de hacer lo suyo... Adiós...

 

Entro a la habitación donde Isabel dormía, la miraba al tiempo que quitaba su ropa, entro al baño para darse una ducha... Cerró sus ojos pensando en Ana. 

 - Vivo en una encrucijada, ¿Cómo me puede gustar esas dos mujeres?, Sonrío, ¡Ahy, Díos! Eso es pecado pero quién soy yo... 

Salió del baño, secaba su cuerpo con una toalla y miraba Isabel..., Se acercó quitando la cobija con la que ella se cubría.  

Miraba todo su cuerpo con deseo. 

 - Mujeres, llegaron a este mundo para condenarnos y hacernos pecar. Mordio su labio inferior, se lanzó a ella despertandola de su sueño profundo.

 - Que, ¿Que pasa?, Adolfo. Se espantó, ¿Que diablos te ocurre?

 - Shhhh, quiero comerme tu cuerpo. 

Isabel abrió los ojos 

 - Estás borracho, se negó 

 - ¿Y qué?, Así es mejor, dicen que son las cogidas mas salvajes ¿No? 

 - Contigo siempre son salvajes, reprochó

 - ¿De verdad?, Cambiaré de método está vez, seré el hombre tierno, ese por el que las mujeres mueren por tener. 

Isabel negaba 

 - ¡Estás loco Adolfo! 

 - Aunque pensadolo bien, se acercó más a ella. Yo creo que a ti te gusta mi lado salvaje, te gusta está gustando mi lado brutal Isabel, tomó su pierna arrastrandola a él. Me gusta cuando te opones a mí. 




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