La Otra

Capítulo 9

Después que mi madre se fue, mis ánimos bajaron más, lo último que me dijo me daba vueltas en la cabeza, amaba tanto a Rubén que tenía miedo de terminar aceptando el compartirlo con su amante, en tenerlo a medias, sacudí mi cabeza, creo el estar encerrada en casa no me hacía nada bien.

Busque mi móvil y decidí marcar a Samanta deseaba salir y distraerme, mi amiga era una persona alegre y sabía que su buen humor me haría mucho bien.

Timbro trea veces el móvil cuando atendió mi amiga, se escuchaba de fondo música romántica no podía identificar cuál era.

— Hola Carol

— Sam, ¿ tienes planes para hoy? - cruzando mis dedos.

Escuche de fondo una voz masculina

— Lo siento Carol, pero estoy con mi cita en mi apartamento.

Solté el aire suavemente

— No te preocupes Sam, veré que hago, Rubén no está y no creo que se aparezca en todo el día de hoy sino hasta la madrugada, me siento tan sola — susurre

—Yo...— suspiró — Lo lamento Carol, desearía que las cosas fueran diferentes.

— No es tu culpa Sam

— Debo irme Carol, nos vemos el lunes en el trabajo... te quiero amiga— lo último que dijo lo escuché con un tono de tristeza.

—Yo también Sam— terminando la llamada.

Deambule por la casa, realmente se sentía tan vacía ya no era el hogar que había compartido con Rubén, suspire y me dijo que no iba a pasar lamentándome, tomé las llaves de mi coche tenía que salir de allí, no dejaría que la tristeza me embargara.

Conduje hasta el apartamento de Thomas me reclame mentalmente el no haberlo llamado para así saber si no tenia planes.

Entre en el ascensor y marque el número de su piso, una vez salí del ascensor cruce los dedos y toque la puerta.

Thomas abrió la puerta y cuándo me vio, abrió los ojos como platos, sólo llevaba los vaqueros puestos, vi su torso descubierto y no evite recorrerlo con la mirada dado que mi amigo haría babear literalmente a cualquiera con ese cuerpo todo músculos.

— Lina— no sé si fue mi idea, pero me pareció verlo tragar saliva fuertemente.

Entrecerré los ojos empujándolo para entrar al apartamento, mis ojos se toparon con una botella de champaña y dos copas, volteo a ver a Thomas con una sonrisa.

— Lina...— fue lo último que escuché cuando me encamine a lo que supuse era el dormitorio de Thomas por la puerta abierta.

Entré y vi a una mujer de pie con un escultural cuerpo en ropa interior deslizándose un minúsculo vestido que en mi opinión no le cubriría ni los pensamientos.

Se volteó y me vio con sorpresa

— ¿Tu quien eres?— preguntó algo altanera.

Entrecerré los ojos y me di cuenta que esa mujer no era para Thomas y como buena amiga, era mi deber liberarlo de las garras del mal, enderece mis hombros.

— Soy la esposa de Thomas— cruzándome de brazos, andaba mi anillo de casada así que puse mi mano izquierda a la vista de la arpía, sonreí al ver que sus ojos se dirigieron a mi mano.

—¿Es eso verdad Thomas?— frunciendo el ceño— Me dijiste que eras soltero y ¡mira estas casado!.

Contuve la carcajada que quería escaparse, Thomas estaba pálido, abría y cerraba la boca sin emitir ningún sonido.

— No está solo casado sino que estamos esperando a un Thomasito — susurre bajito porque la risa luchaba por salir.

Vi a la mujer ponerse pálida, sus ojos viajaron a mi vientre, con el vestido suelto que andaba no podía saber si mentía o decía la verdad, la mujer agarró sus zapatos y levantó uno con un tacón que parecía interminable dirigiéndose a Thomas.

— ¡Eres un estúpido!— dirigiendo su arma improvisada a un muy pálido Thomas.

No se como, pero reaccione a una velocidad increíble (que hasta el mismísimo Flash sentiría envidia) poniéndome enfrente de Thomas.

La mujer sin nombre porque no me interesaba averiguarlo se detuvo, respirando con dificultad.

— Tu mujercita te salvó está vez, pero que te quede claro que esto no se queda así— saliendo como un tornado del dormitorio.

Me aparte de Thomas me giré a verlo y vi su ceño fruncido.

— Me llevó dos semanas convenciéndola para salir conmigo y tú en un segundo lo destruyes Lina.

Me encogí de hombros, la verdad no me importaba esa arpía, no era para Thomas y punto.

— Eres un desagradecido Thomas, te estoy salvando de un infierno y me agradeces con esa cara — le dije con toda la seguridad del mundo porque estaba convencida que esa mujer no era para Thomas.

El se cruzó de brazos.

— Mira mi rostro de gratitud Lina — tensando la mandíbula.

Lo observé y realmente enojado Thomas parecía peligroso, creo que por eso tenía una constructora muy exitosa, debía intimidar a la competencia con sólo ese rostro.

—Anda Thomas ponte ropa limpia, lleva a tu dulce esposa y a Thomasito a comer.

Thomas levantó ambas cejas y no pudo evitar reírse fuertemente.

— Lina no puede ser que la parte  malévola tuya vuelva a hacer de las suyas con mis citas — enarcando una ceja.

—Tengo un detector de arpías Tom, así que acostúmbrate de nuevo a ser liberado de las garras de todas ellas, se que vivirás agradecido. — dando brinquitos.

Thomas solo puso los ojos en blanco dirigiéndose a la ducha, salí a la sala a esperar a Thomas, definitivamente mi día seria mejor.

 


 




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