Sentí una gran furia, no podía creer lo que me estaba diciendo Ana por el celular.
—"¿Cómo es eso que mi madre llegó por ti?" –sentándome
—"Si niña, la señora Agatha me está informando que ella ya lo habló con el joven Rubén" – se escuchaba la tristeza en la voz de Ana – "Niña le repito lo mismo que le dije a su madre".
—"¿Qué le dijiste Ana?" – recostando mi cabeza en la silla.
—" Si no sigo con usted, renunció"
— ¡Ana, dile a mi madre que quiero hablar con ella, ahora mismo!
Espere a que mi madre se pusiera al teléfono.
—"Carolina, digas lo que digas, ya la decisión está tomada por tu esposo— contestó autoritariamente sin dejarme hablar.
— "Madre, ella trabaja para mí, no puedes llevártela".
—"Querida, ya llegó el reemplazó de Ana" — murmuró con mucha petulancia
—"¿Reemplazo? ¿cómo rayos se les ocurre a ti y a Rubén, meter gente que no conozco a mi casa?" – me levanté y empecé a guardar mis cosas en mi bolso.
—"Rubén tiene excelentes referencias de ella, se la recomendó Alberto, además Ana ya esta vieja, Margaret es una mujer joven que podrá realizar las labores del hogar muy eficientemente".
Entrecerré los ojos, no era para mí ningún secreto que yo no le caía bien a Alberto, desde que nos presentó Rubén, sus ojos me demostraban el desprecio que sintió al conocerme, cosa que a mí me daba igual ya que por muy amigo que fuera de Rubén, él no tenía nada que opinar en mi matrimonio, lo que si me molestaba y me producía desconfianza era el que metiera una mujer de la que yo no sabía nada a mi casa.
—¿Lina? — me llamó Thomas.
Olvide en mi discusión con mi madre que el pobre Thomas seguía en mi oficina, iba a contestarle cuando escuche a mi madre.
—¿Lina? Solo una persona te llama así, Carolina – sus palabras sonaron muy enojadas – Dime que no estás con el tal Thomas Green.
—Si madre, estoy con Thomas y no le veo ningún problema, él y yo somos amigos desde siempre – haciéndole un ademán a Thomas de que me siguiera.
—"Espero por tu bien que los cambios que has tenido no se deban a ningún amorío entre tú y el tal Green"
Salimos de la oficina, dirigiéndonos al ascensor, tape un momento la bocina del móvil para hablarle a Thomas.
—Llévame a mi casa por favor
Thomas solo asintió.
—"¿De qué hablas madre?" – pegándome a la pared del ascensor.
—"Habló de que ustedes siempre estuvieron enamorados Carolina y no lo niegues"
Editado: 14.03.2022