No podía creer lo que estaba viendo, estaba 100% segura que esta mujer era todo menos la muchacha para los oficios.
Mordí mi labio al pensar que posiblemente tenía ante mí a la amante de Rubén, me pareció de lo más ruin que mi esposo no respetará nuestro hogar y nuestro matrimonio para traer a su amante a mi casa.
La tal Margaret me analizó con ojo crítico de la cabeza a los pies.
Levante mi barbilla, no iba a demostrarle que me afectaba, al fin y al cabo, yo era la esposa y ella la otra.
—Buenas tardes —creo es la primera vez que le habló a alguien con altivez.
La mujer posó su mirada en Thomas y ... me gire a ver al susodicho porque si tenía la baba de fuera por la barbie plástica, claro que me iba a oír.
Solté el aire que no sabia que había retenido al ver que Thomas la observaba con el ceño fruncido.
Me sentí feliz al saber que las bubis operadas y el cuerpo bien trabajado no había surtido efecto en Thomas.
Mentalmente revise el marcador
Lina=1 barbie de plástico= 0
Quise dar un brinquito, pero me contuve.
—Rubén me explicó mis deberes en la casa — su sonrisa era forzada.
Aunque me imaginé que de tantas operaciones ya ni sonreir podía... ¡un momento! tuteo a Rubén por su nombre cosa que ni Ana lo hizo.
—Lo llamaras señor, nada de confianzas con mi esposo ni conmigo —me di cuenta que Thomas endureció la mandibula al escucharme hablar igual a mi madre.
Si las miradas matarán la barbie de plástico me hubiese asesinado.
—Sí, señora — esto último lo dijo entre dientes.
—Puedes retirarte.
Cuando la vi que entró a la cocina, me sentí libre de hablar.
—Antes que digas algo tengo mis razones para hablarle como lo hice.
—Dimelas Lina porque no quiero pensar que eres igual a Agatha.
Me acerqué a él y puse mi mano sobre su pecho, levanté el rostro para mirarlo a los ojos y así él se diera cuenta que no mentía.
—Creo que ella es la amante de Rubén — antes que me contestará continúe —Tu la vistes, se nota a leguas que nunca a trabajado como muchacha de servicio, tengo al enemigo en mi casa Thomas —susurre.
Thomas tomó mi rostro en sus manos, nos quedamos un rato perdidos en nuestras miradas.
—Lina, llevemos a Ana a mi casa.
—No recuerdo haber visto otra habitación en tu apartamento.
Thomas me sonrió
—Hay 2 habitaciones más en el apartamento, pero Ana no irá ahí, la llevaré a mi casa.
La sonrisa se borró de mi rostro y me solté.
—¿Así que el apartamento es el de soltero donde llevas a todas, para revolcarte?.
Thomas agachó la cabeza y se rasco la nuca algo que hacia cuando estaba muy nervioso.
—Lina, para eso lo había comprado, pero desde que echastes a Serena no he llevado a nadie más.
Así que se llama Serena la mujer que esperó siga creyendo que Thomas esta casado conmigo.
—Está bien llevemos a Ana — tomando su brazo.
Cuando entramos a la sala, había una tensión que se podía cortar con un cuchillo.
—¿Dónde estaban Carolina? — mi madre se paseaba por toda la alfombra.
—Hablando con Rubén —caminé hacia Ana, tomando sus manos —Ana, te quedaras con Thomas en su casa, se que no deseas trabajarle a mi madre y tus razones tienes, ¿aceptas trabajar con Thomas?
Ana me sonrió.
—Me parece bien, trabajar con el joven Thomas, mi niña— limpiando las lágrimas que había derramado.
—Perdóname que no pude hacer nada Ana —la abrace fuerte.
—Se que lo intestastes mi niña, estaré bien con el joven Thomas.
—Así que prefieres trabajarle a un desconocido antes que a mi — mi madre echaba fuego por los ojos.
—No soy ningún desconocido Agatha — le habló por primera vez Thomas a mamá —Le recuerdo que Ana me conoce desde que era un mocoso.
Mi madre ignoró a Thomas como era de esperarse.
Ana y mi madre tenían un duelo de miradas.
—Sabes muy bien porque no quiero trabajar contigo Agatha — me sorprendió el escuchar tutear a mi madre.
—Eso es pasado Ana.
—El pasado siempre nos encuentra Agatha y creo que hoy te esta dando una muestra — con las últimas palabras de Ana los ojos de mi madre volaron hacia Thomas.
Thomas y yo nos mirábamos confundidos sin entender nada.
—Tarde o temprano Agatha, el pasado estará tocando tu puerta.
Editado: 14.03.2022