La Otra

Capítulo 17

Después de la extraña conversación que tuvo Ana con mi madre, salimos en un total silencio.

En todo el camino hacia la casa de Thomas no dejaba de recordar las palabras que intercambiaron, estaba segura que tenía algo que ver con mi amigo.

Llegamos a su casa situada en un elegante residencial decidí no entrar a la casa de Thomas para dejar a Ana, sentía mi corazón romperse, ya que esta mujer ha sido más madre para mi que Agatha.

—Ana, te extrañaré — tomando su mano.

Ana se había parado frente a la ventana del lado del copiloto, ella me conocía bien y sabía que no me gustaban las despedidas.

— Mi niña, yo estaré pendiente de ti siempre — apretando mi mano —N o sufras más por tu esposo, no te merece — lágrimas recorrían las mejillas de mi querida Ana.

Creo que ella pensaba lo mismo que yo, Rubén había metido a mi casa a su amante.

—No te preocupes — limpiando sus lágrimas —Estarás bien con Thomas, el siempre te tuvo cariño.

—Lo sé — soltó mi mano y se inclinó para darme un beso en la coronilla de mi cabeza —Cuidate niña —La vi darse la vuelta y comenzar a subir los escalones para la entrada de la casa.

Al ver alejarse a Ana, dejé de reprimir mis lágrimas, no entendía porque Rubén me estaba haciendo tanto daño, cuando nos comprometimos él me juró que nunca haría nada que me hiciera daño, pero hoy él hacía lo contrario, me estaba arrancando el corazón.

No me di cuenta cuando Thomas se subió al auto sólo senti sus brazos rodearme y acariciar mi espalda.

—Lina, estará bien, yo la cuidaré —murmuraba en mi cabello.

—No quiero ir a mi casa, llévame a tu apartamento Thomas, deseo dormir y no despertar nunca — susurre, pero se que me escuchó porque me apartó suavemente para encender el auto y salir de su casa.

Cerré mis ojos y me quede dormida, sentí que me movían suavemente.

—Lina, ya llegamos — acariciando mi cabello.

Abrí los ojos perdiéndome en el azul de Thomas.

Subimos en silencio a su apartamento, cuando entrábamos el móvil de Thomas sonó, lo saco de su bolsillo.

—Ponte cómoda Lina, debo atenderle a mi padre — saliendo de la sala.

Recorrí con mi mirada el apartamento, deteniendome en el mini bar, sin pensarlo me dirigí a revisarlo, tome una copa para llenarla de whisky, antes de llenar la copa pensé que como me estaba sintiendo, una copa no me ayudaría, asi que agarré la botella y comenze a beber directamente de ella, tosi al sentir el líquido quemar mi garganta, pero no desistí de la decisión que había tomado: emborracharme para olvidar.

Sacudi mis pies para deshacerme de los zapatos y me dirigí a la habitación de Thomas, iba a dormir, me sentía cansada como si cargará el mundo en mis hombros.

Medio me tambaleaba para caminar, el no haber comido y no estar acostumbrada a la bebida sabía que pronto estaría más borracha que una cabra.

Me quite la ropa quedándome en ropa interior un juego de encaje negro, comprado para seducir a mi esposo el cual nunca llegaba temprano, ahora que la otra tenía rostro con unas grandes bubis y un muy sexy cuerpo entendía porque me dejaba sola en nuestra cama.

Me tumbe en la cama de Thomas, cerrando los ojos.

—¿Lina? —un asombrado Thomas entró al cuarto.

Sus ojos recorrieron mi cuerpo con... ¿deseo?, en este momento no me sentía capaz de causar deseo a nadie, el haber conocido a la barbie plástica mis ánimos habían decaído.

Me enderece un poco apoyándome en mi brazo.

—¿Te parezco atractiva Thomas? — estas loca Carolina, como preguntas eso, me recriminaba mi conciencia.

Thomas se acercó a la cama y con la punta de uno de sus dedos de la mano, empezó a recorrer los dedos de uno de mis pies, acarició la planta de mi pie, enviando miles de sensaciones a mi cuerpo.

—Eres bellísima Lina - su dedo subió a mi tobillo...mi pantorrilla...al llegar a mi rodilla se detuvo.

Vi la duda en sus ojos y antes que se apartará me arrodillé en la cama, jalandolo por la corbata.

Lo besé sin darle tiempo a moverse, estaba sorprendido, pero después empezó a responder y a tomar el control del beso.

Pegue mi cuerpo a él, me sentía triunfante al sentir como su erección crecía en mi vientre.

— Lina, debemos parar — apartándose un poco.

Sabía que el cuerpo de Thomas ardía por poseer el mio y yo deseaba ser suya, así que hice lo que creí correcto, dirigí mis manos a mi espalda sin apartar mis ojos de los de Thomas, desabroche mi sostén, deleitandome al ver como se oscurecieron los ojos de Thomas cuando vio mis pechos desnudos, tiré el sostén no sé donde, no me importaba su paradero.

—Lina, estás tomada, no quiero que me odies — pasándose la lengua por sus labios.

No conteste sólo me abalance sobre él para besarlo, sus manos se dirigieron a mis senos, acariciándolos y pellizcandolos.

En medio de mis jadeos le susurre.

—Hazme el amor Thomas — acostándome y jalandolo conmigo.

—Es lo que más deseo Lina — murmuró en mi boca.

Y Thomas me hizo el amor.

 




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