La Otra

Capítulo 20

Me senté, no podía creer lo que estaba diciendo Thomas.

—Si es una broma, déjame decirte que... —puso su dedo en mi boca para interrumpirme.

—No lo es Lina, yo no me di cuenta que no use protección hasta que ya era muy tarde, pensé que tú te cuidabas —se pasó la mano por el pelo —Lina, si en tus entrañas ya llevas a mi hijo, lo último que yo quiero es que tu esposo se haga cargo, no pensé en ser padre aún, pero si es el caso, te juró que nunca le faltará nada a mi hijo... ni a ti —agacho su rostro —Quiero estar presente en su vida siempre.

No podía hablar, no podía creer que esto me estuviera pasando a mí, pasé los últimos 9 meses de mi matrimonio negándome a quedar embarazada porque deseaba disfrutar mi matrimonio, Rubén desde que nos casamos insistio en que fueramos padres, pero había aceptado de mala gana esperar un poco... y ahora le iba a salir con la gran noticia que iba tener un hijo, pero no de él...

Nunca pensé ser infiel y justo el día que lo fui, cabía la gran posibilidad de haber quedado embarazada.

Thomas no apartaba su mirada, vi un poco de temor y creo que sabía lo que estaba pensando, pero no tenia el valor o las palabras para decírmelo, así que decidí tranquilizarlo con la verdad.

—Thomas, jamás le haría daño a mi hijo, aunque me cueste mi matrimonio no recurriré al aborto —su rostro se relajó.

— ¿Sigues con la idea de no vernos?

Asentí, ahora mas que nunca tenía que saber que hacer.
Me puse de pie, tenía que irme.

—Llamaré un taxi, mi auto quedó en mi trabajo— dirigiéndome a la sala a buscar los zapatos que tiré cuando estaba bebiendo.

—Yo te llevaré, no puedo dejarlos andar solos por la calle a estas horas de la noche.

¿Dejarlos? Thomas ya asumía que llevaba a su hijo, sonreí al recordar lo que le dije a la tal Serena, que llevaba a un Thomasito, sin darme cuenta baje mi mano a mi vientre, la idea de ser madre no me disgustaba, al contrario, me hacía sentir feliz... pero también un poco temerosa, no conocía al verdadero Rubén, las cosas que estaba haciendo eran de un hombre que no conocía y no sabia como se tomaría mi maternidad producto de mi infidelidad.

—Aceptaré por el momento que no nos veamos Lina, pero siempre te escribiré para saber de ustedes.

Enarque una ceja.

Puede que sea estéril o tú lo eres

Thomas sonrió

—Creo que somos muy fértiles y con la gran intensidad que te hice mía, estoy seguro que Thomasito en 9 meses estará con sus padres.

Me sonroje, mi mente revivió los momentos entre los brazos de Thomas, tenía razón él fue muy intenso, no me extrañaba porque lo seguían las mujeres después de estar con él... solo pensar eso, sentí que mis orejas se calentaron.

Me acerqué a Thomas y puse mi dedo índice en su pecho.

—El hecho de que no nos veamos por unos días eso no significa que te acostarás con otras, si me enteró que lo has hecho te juró que castrare a tu amiguito.

Thomas abrió los ojos como platos y trago fuerte.

—Lina... —no lo dejé terminar.

—Ya asumes que existe Thomasito, entonces desde hoy portate como un buen padre — me giré.

—¿Y tú? — murmuró —¿Te portaras como una buena madre? — sus manos formaron un puño.

Me retiré un mechón de pelo de mi rostro.

—¿Crees que podré estar con mi esposo, sabiendo que existe la posibilidad de llevar el hijo de otro?— lo observé —Hice lo mismo que Rubén, fui infiel.

—Lina, todo esto pasó cuando ustedes están muy mal en su relación, no hay intimidad, no se comunican y estoy seguro que Rubén te fue infiel en los mejores momentos que tenían —frotando mis brazos.

El argumento de Thomas era tan pobre, pero me iba a agarrar de él para tratar de calmar mi conciencia que se arrastraba como alma en pena por la gran culpa que cargabamos.

Tomé el bolso e íbamos saliendo cuando escuché mi móvil sonar, levanté la muñeca para ver la hora, frunci el ceño, era pasada la medianoche.

Saqué el móvil y vi que era Rubén, suspiré y me debati si contestaba o no la llamada.

Decidí no hacerlo y rechaze la llamada, no quería hablar con Rubén por la gran culpa que sentía y por la rabia que tenía por haberme arrebatado a Ana y haber llevado a la barbie plástica a nuestro hogar.

—¿Lista? —murmuró Thomas, abriendo la puerta del apartamento.

—Si —susurré

—Creo que me debes algo por todos los días que no te veré —pegándome a la puerta del apartamento con su cuerpo.

—¿Qué te debo? —pregunté con vos ronca.

—Esto —apoderándose de mi boca con un beso que sentí a castigo, desesperación y pasión .

 




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