La Otra

Capítulo 24

Rubén

Iba hacía mi casa, sumido en todas las emociones que me había producido ver a Caro en la foto que me envió el detective.

Era increíble que el amor tan grande que decía tenerme Carolina se redujera en cuanto apareció de nuevo en su vida el tal Thomas Green.

Si, lo había investigado, era un ex del pasado de Carolina y por lo que sabía un hombre exitoso y de dinero, algo con el que no había contado, un buen oponente, pero en esta vida nada ni nadie se podía interponer entre ella y yo.

¿La amaba? si, pero más que todo era mi orgullo de macho el que estaba dolido, me enfurecia que ese tipejo en mis narices me hubiera arrebatado a mi mujer para retozar como animales en celo.

Había impreso la foto, la llevaba entre mis dedos, mis ojos se topaban con la imagen de ellos dos contra una puerta, tense mi mandíbula, si había algo que no soportaba, era compartir lo que era mío y Carolina era mía.

Margaret me había dicho por un mensaje la hora que llegó mi traidora esposa, pasada la medianoche... hice una mueca al escuchar el sonido del móvil indicándome que había recibido un mensaje, sabía de quién era y que quería...

Mi amante quería que me divorciara de Carolina, estos días, ha notado mi indiferencia por estar concentrado en cada paso que daba Carolina, se que sentía celos pero me conocía y sabía que a mí no me podía ordenar menos exigir y aún así, se había atrevido a exigirme que la dejará, que rompiera mi matrimonio y que le diera su lugar.

No entendía que cada quién estaba ocupando su lugar en mi vida, Carolina ocupaba su puesto de esposa, ella era el adorno perfecto para presentar ante la sociedad, su madre la había criado muy bien, preparándola para ser la anfitriona perfecta, era halagado entre socios de mi firma, clientes y demás abogados de otras firmas por llevar del brazo a una mujer excepcional y eso no lo iba a cambiar.

Y mi otra pareja ocupaba su lugar muy bien entre las sombras, para mí, era excitante poseer su cuerpo porque era prohibido, sus besos, sus caricias, me hacían arder en llamas, a pesar que la mitad de mi corazón le pertenecía, no iba a dejar a Carolina, no entraba a discusión.

Tomé el móvil y con un suspiro abrí el mensaje.

—" ¿Cielo, pensastes lo que te dije?, no quiero vivir más a la sombra de la estúpida de Carolina "

Molesto escribí la respuesta

—" Te dije que no insistieras más en el asunto, detesto repetir lo mismo".

—" No estaré todo el tiempo, esperando por ti"

Sentí  la sangre hirviendo.

—" Bien, creo que es tiempo que terminemos, no pienso dejar a Carolina, quiero un hijo y aceptemoslo, tú, no me puedes dar uno".

—" Eso, fue cruel, pensé que me amabas, creí en tus palabras que lo nuestro era para siempre y ahora me quieres dejar por esa insípida."

—" Te amo y lo sabes, pero no aceptaré que me digas lo que tengo que hacer, cuando te involucrastes conmigo, aceptastes estar en las sombras, aceptastes nunca demostrar ningún sentimiento que delatara nuestra relación".

—" Lo sé, pero me duele saber que tendrás un hijo con ella, te ataras más a ella y nunca la dejarás".

Sonreí

—" Puede que mi querida esposa dejé este mundo cuando mi hijo ó hija ya no la necesité, prefiero verla muerta antes que se vaya con otro".

—" Si, es verdad lo que dices, mi corazón estará tranquilo porque eres mi vida y lo sabes".

—" Lo sé, estoy cerca de mi casa, hablamos luego".

No había pensado en lo que dije, Carolina podía dejar este mundo una vez me convirtiera en padre y mi hijo ó hija ya no la necesitará, prefería eso, a verla con Thomas Green.

De algo estaba seguro Carolina ó Thomas debían dejar este mundo porque ambos no podían estar juntos.

 




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