La otra cara de la luna

CAPITULO 9.

5 de noviembre 2003.

Una mujer de cabello crespo, cara redonda, y piel blanca, traía un pastel en sus manos, con una vela de un número nueve. Camino a pasos ligeros, mientras su esposo le cubría los ojos a ese pequeño de cabeza crespa rojiza. Ese pequeño que amaba más que su vida.

Sus ojos grandes eran color marrón, era delgada, de estatura baja. Sus pestañas eran largas y pobladas, sus cejas rectas, su nariz respingada, y sus labios delgados.

Aquel hombre que cubría los ojos del niño, se llamaba Antoni. Era alto, de contextura robusta, su cara alargada, de ojos hundidos de orbes esmeralda, pestañas cortas, cejas abundantes, su cabello era rubio y corto, nariz chata, labios gruesos, y tenía algunas pecas en sus mejillas.

Juliana dejo el pastel enfrente del niño y prendió la vela. Antoni dejo de cubrirle los ojos. Los dos aplaudieron, en cuanto vieron esa sonrisa carismática en su hijo.

- ¡felicitaciones mi pequeño Lían! –lo abrazo su madre, su padre se unió a ellos.

-gracias Mama –le dio un beso en la mejilla –gracias Papa –se giró a darle un beso a en la mejilla a él –los amo.

-y nosotros a ti –respondió ella.

-mucho –hablo Antoni.

Horas más tarde, juliana recibió una llamada. Hablo un largo rato, para después pasar la llamada a Lían, quien en la otra línea lo felicito. Era muy feliz de tener una familia que lo amaba, se sentía el niño más dicho de la tierra. Sus padres eran abogados, y trabajaban en el mejor bufet de abogados de Praga.

. . .

- ¿Cuándo vendrás a visitarnos?

-acabo de cumplir los diecinueve años, dame tiempo –ella bufo.

-Lían está ansioso por conocerte, solo te ha visto por fotos.

-lo sé, yo también quiero conocer a mi sobrino.

-he pensado pasar año nuevo en otra parte, tal vez nosotros vayamos de visita.

- ¿en serio? –se emocionó.

-sí, estamos haciendo algunos papeles.

-eso es una gran noticia. Después de diez años –hablo nostálgico.

-así es –su secretaria llamo a la puerta –tengo que irme.

-no olvides llamarme.

-no lo hare, te quiero –colgó.

. . .

25 de diciembre 2003.

-acabo de recoger a Lían del jardín.

-estoy saliendo del trabajo ¿puedes venir por mí? –Ella sonrió.

-voy para allá.

Lían luchaba por no quedarse dormido en la parte trasera del auto. Pero le fue imposible y al fin termino rendido.

Se estaciono al frente de un edificio grande, de al menos unos 25 pisos, tenía unas letras, BAP (Bufet de abogados de Praga). Espero unos minutos y apareció Antoni. Se subió al auto, la saludo, y la beso en la boca.

-se ha quedado dormido –sonrió al ver a Lían dormido en la parte trasera del auto.

-ha sido un largo día –saco unos papeles de gabinete –mira, están listos.

Le indico tres pasaportes con tres boletos con destino a Canadá. Sonrió.

-al fin –los tomo –nuestro primer viaje juntos, en familia –paso su mirada paso automáticamente a Lían.

Asintió. Encendió el motor. La noche se estaba haciendo presente, así que encendió las farolas del auto, y empezó la marcha en dirección a casa.

No saben en qué momento, todo se salió de control.

El sonido de una patrulla de policía se escuchaba alrededor. La gente rodeaba al automóvil, junto con el camión que acababan de chocar –un automóvil con tres personas a bordo acaba de chocar con un camión –hablo por el radio el oficial –la persona que conducía el camión está estable, dos personas del automóvil fallecieron, pero tenemos una con vida.

. . .

Un hombre de aproximadamente cincuenta años, caminaba por el pasillo a la habitación #30 de pediatría. Tenía unas cuantas canas en su cabello corto, y unas ojeras bastante notables. En la puerta de la habitación se encontraba una mujer, de estatura baja, delgada, de unos veintitrés años. Estaba apoyada a la pared. Parecía cansada.

-buenas días –saludo el doctor. Ella alzo su cabeza y saludo –soy el doctor Sven, ¿puedo ayudarla?

-soy Charlotte Riyad –hablo con voz casi apagada –yo era una amiga cercana de Antoni Maderson y Juliana Tuan. Quiero saber el estado del niño.

Suspiro cansado.

- ¿Qué hay de sus familiares?

-juliana no tenía padres, ella era de un orfanato, tiene un hermano, pero él fue adoptado y llevado a Canadá.

-y ¿el señor Maderson?

-él era hijo único, sus padres fallecieron hace unos años –Sven se sintió conmovido y sorprendido. El niño iría al orfanato.

-lamento informarle que Lían Maderson se encuentra en estado de coma –ella se sorprendió, sintió un escalofrió recorrer su cuerpo –en cuanto se recupere, posiblemente ira al orfanato.

se mareo. Se apoyó de la pared, y se sentó en una de las bancas del pasillo.



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En el texto hay: emociones, amor juvenil, amistad amor

Editado: 27.04.2020

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