La otra cara de la luna

CAPITULO 21.

Evan se sorprendió por la improvista acción de Monserrat, ella movía lentamente sus labios en espera de una respuesta, pero Evan se separó rápidamente de ella. Monserrat lo miro confundida, él no tenía palabras.

-lo siento –dijo Monserrat –fue un impulso -se disculpo.

Evan solo asintió.

-acepta ir conmigo a cenar, para reponer mi error –dijo Monserrat en voz baja, fingiendo estar avergonzada.

-lo siento Monserrat, voy esperar a mis amigos –se disculpó Evan.

-por favor Evan –rogo Monserrat –esta, es mi última vez en Praga.

- ¿Qué? –se sorprendió Evan.

-mis padres me llamaron esta mañana, tengo que irme a París mañana en la mañana.

Evan se mordió el labio inferior pensativo.

-tus amigos pueden esperar –insistió. Evan hizo una mueca.

-está bien –respondió no muy convencido.

Monserrat sonrió y tomo la mano de Evan para llevarlo hasta su auto.

Ella condujo hasta un lujoso restaurante, no había muchas personas. Monserrat parecía feliz y cómoda, todo lo contrario, a Evan, la presencia de Monserrat no lo hacía sentir seguro. Después de que cenaran, Monserrat llevo a Evan a un bar.

-me gusta el ambiente, ¿a ti? –dijo con una sonrisa.

-está bien –dijo Evan con indiferencia.

-brindemos por tu cumpleaños –dijo Monserrat alzando su copa de vino, Evan le siguió el juego –voy al baño –dijo de repente.

Evan asintió.

Monserrat tomo su bolso y fue a los baños, no sin antes pasar su mirada a Evan. Al entrar, saco su teléfono, Nora ya había enviado las fotos, eran perfectas, en seguida, de una SimCard que traía Monserrat, le envió las fotos a Luana y a ella misma, luego saco la SimCard de su teléfono y la boto. Guardo su teléfono y saco el teléfono de Evan, se lo había quitado en un pequeño descuido, reviso los mensajes y llamadas recientes, todos de Elisabeth, elimino todo.

-listo –dijo con una sonrisa volviéndose a sentar.

-Monserrat debo volver, mis amigos deben estar esperándome –ella hizo una mueca.

-pero ni siquiera te han llamado –Evan asintió y empezó a buscar su teléfono, lo encontró en su chaqueta, busco en las llamadas, las misma de esa tarde, soltó un suspiro.

-Evan –Monserrat hablo con voz seria, parecía preocupada –no quiero arruinar este momento, pero me enviaron unas fotos que te podrían interesar.

Evan una ceja, como si estuviera interrogando a Monserrat, ella le paso el teléfono en seguida, eran unas fotografías, las mismas fotografías que fueron enviadas a Luana, excepto una, en la que parecía que Lían besaba a Elisabeth. Evan frunció el ceño y apretó sus manos en forma de puños.

-yo… no quiero que te lastimen –dijo Monserrat con tono meloso.

Evan empezó a mover sus pies, ansioso, luego se paró de golpe y salió de ahí sin decir palabra alguna.

- ¡Evan espera! –grito Monserrat, pero él ignoro cualquier palabra.

Monserrat lo siguió con la mirada hasta que desapareció –bien hecho, Monserrat –dijo para si mismo, sonriendo con malicia.

. . .

Evan llego a su casa furioso, tiro muchas cosas que tenía en su escrito, grito sacándose la ira que traía dentro, pasado un momento calmo un poco su ira, saco una botella de whisky que, su padre tenía guarda, y se la bebió en toda la noche hasta quedar totalmente ebrio y dormido en el pie de su cama.

El sonido de su teléfono lo despertó, miro a su alrededor, estaba en su cuarto, con una botella de whisky vacia y, con la misma ropa de la noche anterior, con un dolor te cuerpo por dormir en el piso, y un dolor intenso de cabeza por la resaca.

Las imágenes de que Monserrat, sus acciones, las fotografías de Elisabeth y Lían volvieron a su cabeza como una película. Cerro fuertemente los ojos y apretó sus manos en forma de puño, se levantó del suelo y se fue a dar un baño, se arregló rápidamente y bajo al primer piso.

-hola cariño –saludo con una sonrisa su madre.

Evan no respondió.

- ¿cariño? ¡Evan! ¡¿adónde vas tan temprano?! –grito ella al verlo salir, pero Evan la ignoro cerrando la puerta con fuerza.

Evan se sentía molesto, pero necesitaba aclarar muchas cosas, así que tomo su motocicleta y condujo hasta ese lugar tan conocido para él.

. . .

Elisabeth se despertó temprano, le dolía un poco la espalda por el incómodo mueble, se levantó lentamente e inspecciono el lugar con la mirada, al parecer Lían y Luana seguían dormidos. Dejo arreglado las mantas con las que durmió y una nota en la cocina, y se fue a casa.

En cuanto llego a casa dio una rapida mirada al lugar, eran cerca de las ocho, al parecer no había nadie, y era correcto, Maite tenía su presentación de ballet hoy a las nueve.

-tengo tiempo –susurro para sí misma.

Subió rápidamente a su habitación, tomo una ducha y se colocó un vestido blanco con tirantes, unos botines negros y una chaqueta de cuero. Se miró al espejo, tenía un maquillaje suave y cabello lo llevaba recogido en una coleta, estaba hermosa, pero ella no se sentía así. El espejo fue como un portal a volver a la noche anterior a la casa de Evan.

Suspiro triste.

-no es momento para estar así –se dijo a sí misma.

Tomo sus cosas y bajo a la cocina, miro la hora, falta media hora para la presentación, pidió un taxi para que llegara veinte minutos antes de la nueve. Luego fue por algo de comer, pero el timbre la interrumpió.

- ¿Quién podría ser? –se preguntó, la persona parecía muy insistente - ¡voy! –grito.

Cuando abrió la puerta se sorprendió.

-Elisabeth –dijo Evan con voz fría.

Ella lo miro a los ojos y suspiro tranquila.

- ¿Qué haces aquí? –él sonrió sarcástico.

-creo que algo se te olvido anoche.

Elisabeth lo miro con el ceño fruncido, mientras el daba pasos lentos hacia ella, Elisabeth retrocedía a su paso, hasta cerrar la puerta.



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En el texto hay: emociones, amor juvenil, amistad amor

Editado: 27.04.2020

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