La otra cara de la luna

CAPITULO 24.

Tres meses después.

Luana había hablado con Nora sobre lo que realmente paso. Luana junto las fichas, todo le era claro ahora, pero tenía un presentimiento, un algo en todo esto que no quedaba claro, como si algo malo fuese a pasar en el futuro.

Nora había prometido ayudar aclarar las cosas a Evan, pero les fue imposible. Elisabeth junto a Lían fueron a buscar a Evan a su casa, pero nadie respondía, una vieja mujer de la casa de al lado se cansó de que ellos fueran tan seguido a esa casa vacía, así que les dijo que esa familia se había ido hace unas semanas –parece que se iban por un largo tiempo, supongo que van a volver, la casa no está en venta –les dijo. A pesar de que llamaron una y otra vez al teléfono de Evan y sus padres, ninguno tomo sus llamadas.

Elisabeth no recupero su peso habitual, se la veía más pálida, cansada, pero ella intentaba colocar su mejor sonrisa ante los demás.

-chicas, siento que este partido será injusto, ustedes contra mí.

-tu eres un gran jugador de básquet, tienes ventaja –dijo Luana con una sonrisa.

Lían sonrió orgulloso por el pequeño alago.

-bien, les daré ventaja.

El partido empezó con mucho ánimo, Luana le pasa el balón a Elisabeth, mientras intentaban esquivar a Lían, pero el ritmo y la velocidad de Elisabeth fue bajando con los minutos, por momentos paraba, ella sentía que la respiración le faltaba, hasta que llego a un punto, miro el marco de la cancha, estaba todo borroso, sentía su corazón palpitar con rapidez, y las voces de sus amigos la escuchaba a lejos, hasta que todo se volvió negro.

Lían miro como Elisabeth se desvaneció enfrente sus ojos, corrió rápidamente a ella e intento despertarla con pequeños movimientos, pero no función, Lían tomo el cuerpo de Elisabeth en sus brazos, tomaron un taxi y la llevaron junto con Luana al hospital.

El olor a medicamentos hizo que Elisabeth se despertara. Ella abrió sus ojos acostumbrándose a la luz, luego miro a su alrededor, Luana estaba sentada a su derecha con la cabeza abajo, y Lían estaba a su izquierda sin dejar de mirar el lado de urgencias. Había algunas enfermeras en el pasillo y otras personas esperando ser atendidas, Elisabeth soltó un suspiro, haciendo que Luana alzara su cabeza en seguida.

-Elisa, ¿Cómo te sientes? –ella solo miro su preocupación y sonrió.

-estoy bien –paso su mirada a Lían, quien miraba con desconcierto a Elisabeth.

-ha despertado nuestra paciente –entro enseguida un hombre alto de cabello blanco, cara amable y gafas redondas - ¿Cómo te sientes? –dijo con una sonrisa. Elisabeth frunció el ceño, esa cara le era familiar.

-bien –respondió Elisabeth no muy segura.

-veo que no mejoraste –Lían al igual que Luana lo miraron confundido - ¿Cómo está su amigo? –Elisabeth lo recordó enseguida, era el doctor que atendió a Evan, el doctor Austin Smith.

-bien, supongo –susurro lo último.

- ¿Por qué se ha desmayado? –pregunto angustiado Lían.

-puede ser agotamiento físico, la mala alimentación, estrés, muchas cosas –el doctor Smith hizo una mueca con su mano en la barbilla –pero, ¿Por qué tienes algunos moretones en el cuerpo?

-no lo sé –dijo Elisabeth con duda –aparecieron hace unos meses, tal vez me lastime sin darme cuenta.

-los del brazo, son muy recientes –hablo muy seguro el doctor Smith.

-creo que tome con mucha fuerza a Elisabeth al alzarla del piso –dijo Lían avergonzado.

El doctor Smith se quedó pensativo un momento, luego tomo el pronóstico de Elisabeth y saco un bolígrafo.

- ¿puedes responderme algunas preguntas? –Elisabeth asintió.

-cuando llegaste aquí tenías algo de fiebre, por ahora esta bien, ¿has tenido otros síntomas?

-bueno… no tengo apetito a comer, y casi siempre me siento cansada.

-además ha bajado mucho de peso –hablo Lían.

El doctor Smith anoto cada cosa, miro detenidamente a Elisabeth y luego a su agenta, para finalmente soltar un suspiro.

- ¿has tenido nauseas? –ella asintió.

-he vomitado algunas veces –dijo en voz baja, él asintió.

-me temo que tendrás que quedarte un poco más, voy a realizarte algunos exámenes para descartar alguna posible duda –todos asintieron –permiso –se disculpó el doctor Smith y salió.

Lían volvió a sentarse, y cerro sus ojos tocándose el puente de la nariz, Luana hizo una mueca y tomo la mano de Elisabeth en forma de consuelo.

Después de unas largas horas volvió el doctor Smith, pero con no buena cara, parecía que algo le molestaba, y a la vez le preocupaba, también venía acompañado de otro doctor, Lían se alarmo enseguida.

-bien –el doctor Smith soltó un suspiro –Elisabeth tienes que ser fuerte para lo que se viene, y tienes una decisión muy importante para tu vida. Él es doctor Juan Rodríguez.

Elisabeth lo miro con el ceño fruncido, no entendía la presencia del otro doctor, Lían miro con atención al doctor Juan, mientras Luana movía sus pies inquieta.

-el doctor Smith me ha indicado tu pronostico y he decidido ayudarle con la petición que me ha pedido, te hemos realizado un examen de sangre particular al común que se suele realizar, y dio positivo –el doctor Juan hizo una pausa –Elisabeth, tienes leucemia.

Ella abrió sus ojos sorprendida, paseo su mirada entre Lían, quien parecía en shock, y Luana, quien tenía los ojos cristalizados, apunto de llorar. Elisabeth soltó un suspiro.

-tu leucemia es crónica, por eso lo síntomas se desarrollaron lentamente, realmente no sé qué tan avanzada este, tendré que hacer otros exámenes, pero tu tratamiento debe empezar lo antes posible.

-Lían –susurro Elisabeth.

-soy su hermano mayor, llamare enseguida a sus padres, autorizo que se haga el tratamiento ahora mismo –el doctor Smith paso su mirada a Elisabeth, parecía una mirada de súplica.

-estoy de acuerdo –hablo ella.

-empezaremos, te llevaremos a una habitación particular.



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En el texto hay: emociones, amor juvenil, amistad amor

Editado: 27.04.2020

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