La vida de Maikol no fue una novela escrita para entretener, sino un reflejo de miles de existencias que laten en una isla donde sobrevivir es un acto de resistencia, y soñar, una forma de rebeldía. Desde su niñez en una Cuba alegre y colorida hasta los días grises marcados por colas, apagones y angustias, su historia no es más que un espejo de lo que vive un pueblo entero, atrapado entre la nostalgia del pasado y la incertidumbre del mañana.
Maikol fue hijo de una tierra generosa en belleza pero rota por el tiempo, las decisiones y los errores. Aprendió a amar entre paredes ajenas, a vender para comer, a perder para entender el valor de lo poco. Se hizo hombre con la piel quemada por el sol de la calle, con las manos vacías pero el pecho lleno de coraje.
Camila, Kira, su madre, Manuel, Pablo, incluso Pelusa… todos fueron piezas de su rompecabezas. Algunos lo impulsaron, otros lo retuvieron, y no faltaron quienes quisieron arrastrarlo al abismo. Pero Maikol, aún con miedo, eligió avanzar.
El país, en ruinas; el pueblo, cansado; la juventud, marchándose. Pero él, a pesar de todo, no se rindió. En cada capítulo cargó con la esperanza como quien carga un saco de mercancía al hombro: sabiendo que pesa, que agota, pero que es lo único que puede alimentar el alma. Su viaje no fue solo geográfico. Fue también emocional, espiritual, moral. Cambió de calles, de negocios, de amistades, pero sobre todo, cambió por dentro.
Este libro termina, pero la historia no. Porque Maikol no es solo un personaje: es una voz, una memoria, un testigo de su tiempo. Podrá estar en otro país, con otra vida, con nuevos problemas o sueños diferentes. Pero su raíz, su dolor, su esencia... eso seguirá siendo cubano. Y mientras haya alguien como él, Cuba no morirá del todo.
Así, entre risas y lágrimas, entre resistencia y esperanza, queda escrita la vida de Maikol: un cubano más que decidió no callarse, no rendirse, no morirse sin al menos intentar cambiar su destino.
Porque al final, eso es lo único que tenemos: la decisión de no ser víctimas, sino protagonistas de nuestra historia.