La Otra Dimensión: La Batalla Det

Región Puthaw: Vehemencia

"No conoces lo que te rodea ni tampoco lo que hay dentro de ti"

Puthaw estaba dividida en Eelaria, una ciudad cyberpunk donde podías encontrar todo tipo de artefactos electrónicos, y Madood, un lugar montañoso y abundante en metales preciosos. Algunas casas eran de madera y otras formaban parte de los cerros.

Entre los árboles de Madood estaba Gack, un pequeño duende de ojos verde oscuro, orejas puntiagudas y cabello marrón oscuro quien disfrutaba de su skate voladora.

– ¡Yahoo! El patinador Nº1 Gack, va por la izquierda, da un giro de 360º y .... Un fuerte viento hace que el travieso duende pierda el control y se estrelle contra un gran árbol de manzanos.

– ¡Ouch! –Se puso de pie sacudiéndose su polvorienta y rasgada ropa por el impacto — ¡Mi skate! ¡Está arruinada! –Dio un gran salto para alcanzarla, la sacó del árbol y observó los daños severos que poseía.

—¡Gack! —pronunció un niño de estatura baja y ojos verdes como los de una aceituna. Su cabello era lacio y castaño.

— Hola Cai –respondió con dificultad.

— Eso te pasa por andar de distraído —su amigo lo observó de pies a cabeza —Lo importante es que no te ha sucedido nada grave.

— Cai — le mostró su skate rota —Por favor, te debo una.

— Gack, ya perdí la cuenta cuánto me debes — suspiró — Voy a ver qué puedo hacer.

— Genial bro.

El niño se acercó a la dañada patineta e hizo unos movimientos con las manos reparándola sin ni siquiera tocarla. Gack se quedó estupefacto de las facultades de su amigo.

— Trabajo terminado, aquí tienes Gack —recogió la skate y se la entregó a su todavía atónito amigo y la recibió sin decir palabra alguna.

— Algo más, no montes tu skate por estos lugares — aconsejó a su amigo —. Aquí corren fuertes ventiscas, por lo que este parque está cerca de la Isla flotante Heing, por lo tanto, no deben practicar acá skate los novatos.

– ¡No soy un novato!

– Por la falta de equilibrio que tienes y porque tienes muchas acrobacias por aprender, si lo eres – inquirió Cai.

– ¡Pero no soy tan malo!

– ¿Cuántas veces llevas estrellándote con tu skate?

Gack se quedó pensando y recordó sus más de 10 choques.

– Y... ¿Eres un novato? – le clavó la mirada con sus profundos ojos marrones verdosos.

– Esta bien, está bien sí lo soy — lo reconoció — pero a pesar de todo... ¡Gracias amigo! - Le dio un pequeño abrazo — Creo que con tu inteligencia y tus poderes metálicos puedes participar en el DET! – agregó emocionado.

El chico de cabello marrón bajó la mirada y se entristeció.

– Sería genial, y esta es mi única oportunidad para hacerlo pero mis padres son muy sobre protectores conmigo.

– Pero pucha, es la gran batalla DET, ellos deben entender que este desafío no se presenta así no más, intenta decirles en un momento adecuado, cuando ellos estén de buen humor — añadió.

- Bueno, nada me cuesta intentarlo —el niño sonrío.

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Más tarde, en la casa de Cai.

— Papá ¡Pero es la gran batalla DET! ¡Esta es mi única oportunidad para participar en ella!

— He dicho que no.

— Pero en el libro de Reglamento indica que todo concursante que su edad esté entre los 13 y 19 podrá participar en este evento y cumplí 13 la semana pasada, así que tengo la suficiente edad para poder concursar.  Si gustas puedes revisarlo – le entregó el libro a su papá –. Aquí – le indicó su hijo.  El padre leyó con detenimiento aquella sección.

— ¿Qué dices? —le preguntó esbozando una sonrisa implorante.

— Mmm, hablaré con tu madre sobre ello.

Apenas mencionó la palabra madre gritó —¡No! ¡No se lo digas a mi mamá!

Y antes de que su padre diga la primera palabra, la madre de Cai, una señora también de edad, apareció detrás de la puerta de la habitación.

— Ehem..suspiró molesta con los brazos cruzados.

Cai recordó todas las veces que dijo NO cuando pidió permiso y pensó en algo rápido.

— Bueno, como decía papá, No le digas a mi mamá es un video que vi en internet —prosiguió con una falsa serenidad.

—Cuenta ese cuento a otra persona. He escuchado toda su conversación —refunfuñó la señora.

— Pero esta conversación era con mi papá. ¡No tenías que escucharla! —pronunció el niño entre dientes.

Y antes de que la madre comenzara a regañar a Cai, él intervino.

— Mamá, lo único que te quiere pedir tu único hijo Cai – al escuchar la palabra único la mamá cambió de golpe su semblante –. Es participar en la gran batalla DET. A cambio el prometerá  obedecer sin protestar; pero si tú te niegas, le romperás el sueño que anheló durante toda mi corta vida SER UN DET y esta es mi única oportunidad para lograrlo.

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— Eso es lo que yo deseo, SER UN DET — repuso Airo, un niño de aproximadamente 12 años dirigiéndose a la joven madre...

En la gran batalla DET, el joven tuvo una destacada participación en esta, pero por desgracia los Binihag colocaron bombas en la competición. Tanto asistentes como competidores corrían desesperados hacia la puerta de salida ante el impacto de las explosiones, algunos de estos postulantes ayudaban a detener el ataque de los invasores, entre ellos estaba Airo, quien resultó gravemente herido en el suceso.

Pudieron observar a lo lejos cómo una ambulancia se lo llevaba, el niño estaba bañado en sangre y había perdido dos extremidades. La mujer lloraba a gritos al ver a su hijo en ese estado mientras que su padre intentaba jalar a su esposa para alcanzar la ambulancia sin resultado alguno.

En el hospital de la ciudad.

— Lo siento, su hijo acaba de fallecer a las 3:30 de la madrugada, ha perdido demasiada sangre. No se pudo hacer nada para salvarlo — concluyó — Fue una gran persona y guerrero




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