La parada del bus

Parte 2/4

Leo quería ir a una fiesta que organizaba un amigo suyo, que era de la misma escuela pero de diferente curso. Se suponía que iba a ser algo tranquilo pero al final, al menos para mí, fue todo lo contrario, no me gustaban las fiestas, me hacían sentir insegura, tanta gente y bebiendo, volviéndose impredecibles por la intoxicación, prefería estar en lugares más calmados, pero como ya dije, si eso animaba a Leo iba a ir a las fiestas que fueran necesarias.

Al llegar yo me fui con mis amigas a un sillón en el salón que quedaba ubicado justo al centro de la casa y Leo se unió con los demás chicos a un grupo de amigos, donde estaba el anfitrión y demás amigos tomando y fumando en la mesa de la cocina, ésta quedaba a unos dos metros del sofá donde yo estaba. Fue así como me enteré de lo que estaban hablando, comenzaron a hablar de trivialidades, cosas de clases, pero de repente, comenzaron a hablar de las chicas de la fiesta, iban una por una, posaban su mirada grupal escaneandolas de arriba a abajo, comentando como iba vestida y como era su cuerpo, si era sexy o pasable. Asquerosos. Cuando llegaron a mi, sentí escalofríos, no pensé que fueran a decir nada puesto que uno de mis mejores amigos estaba en ese grupo, pero no fue así, comentaban que yo era un insulsa, escuálida y sin chiste, pero que tenia buenas tetas y solo por eso alguno se fijaría en mí, esperé a que Leo diga algo, éramos amigos, y cercanos, pensé que me iba a defender, pero para mi sorpresa río con ellos. Nunca me había frenado a pensar en cómo era mi cuerpo hasta ese momento –¿En serio era escuálida y sin chiste? –Pensé para mis adentros. –¿Por qué Leo no me defendió? –Quise salir de allí de inmediato sin importar nada. Salí al patio frontal de la casa y mandé un mensaje a mi padre para que por favor fuera por mi, estaba enojada y dolida, ¿Quién carajo se creen para hablar así de la gente? ¿Acaso se vieron en el espejo? Cuando mi padre me dio el okey, me senté en el escalón principal a esperarlo, llevaba 5 minutos allí cuando escucho la puerta detrás de mí, era el anfitrión, el que había dicho que tenia buenas tetas, ni lo miré, pero él se ve que no había llegado simplemente a respirar aire fresco.

–¿Qué haces aquí sola? ¿Quieres compañía? –Ni me dejó responder que ya había tomado lugar junto a mí en el escalón, su aliento dejaba ver que había tomado, debí alejarme, debí levantarme e irme, pero me quedé ahí, no quería notarme afectada, en un instante me rodeó con su brazo. –Me pareces linda, me gustaría darte un beso –dijo acercandose a mi rostro, vi como le daba una mirada a mi busto antes de mirarme a los ojos.

–Quítate –dije mientras lo empujaba, levantándome de golpe.

En ese justo momento llegó Leo y los demás, sus miradas se posaron en mí como si acabara de pisarle la cola a un gatito a proposito y al hablar decidieron ponerse de lado del idiota.

–Oye ¿Qué te pasa? ¿Por qué lo empujas? ¿Ésta es su casa recuerdas? –me dijo Leo con una mirada desaprobadora.

–Ni siquiera viste como fueron las cosas, no puedes decirme eso –intente defenderme.

–Solo le pregunté qué hacía aquí y reaccionó así, ni que estuvieras tan buena nenita –dijo el estúpido.

Yo no podía creer lo que escuchaba y di un paso hacia él para pedir que repita eso si tenía huevos, Leo me apartó de allí hacia la calle.

–¿Quieres calmarte? ¿Qué te pasa? ¿Tomaste?

–En serio no me vas a creer? –dije indignada –Se me vino encima y solo quise que se alejara.

–Vamos, cuando abrimos la puerta los vimos abrazados ¿En serio no querías algo más pero te interrumpimos?

–¿Qué mierda? ¿En serio te vas a poner de su lado?

–Te vi, te vimos, ¿Y aún así me preguntas si me pongo de su lado? –dijo secamente y cruzándose de brazos.

Me quedé mirándolo, sin creerme lo que estaba sucediendo, el reflejo de unas luces me sacaron del shock y note que era mi padre –Alabado sea –pensé. Al fin me largaba de ese infierno, ni lo saludé y me subí al coche.

Estaba tan enojada y decepcionada. Desde ese momento todo fue un poco incómodo entre los dos, ya estábamos a finales del año y pronto acabaríamos la secundaria, al final fuimos distanciandonos poco a poco y la última vez que lo vi fue en la parada del bus el último día de clase.

Hubiera sido solo una tonta pelea de amigos, si solo sus padres no estuvieran divorciandose. Si solo hubiéramos dejado nuestro orgullo de lado y nos hubiéramos acercado para arreglar las cosas todo habría sido distinto, pero no fue así.

Él me gustaba, nunca quise decirle por miedo a arruinar la amistad, y después de esa pelea jamás pensé decir nada, sus risas como respuesta a las palabras sobre mi aspecto me dejaron claro que él no quería nada más que mi amistad y luego de la pelea no quedó ni siquiera eso.

Luego de 6 años, lo tenía enfrente, hablando sobre las casualidades de la vida. Estaba lindo, tenía el pelo largo, casi hasta los hombros, despeinado y negro como la oscuridad y sus ojos, marrones que se fijaban en mí con tanta atención, verlo y escucharlo revivió sentimientos de mi yo adolescente, ¿Sería posible intentar hoy lo que no me había animado a decir en aquel entonces?

–¿Por qué no salimos juntos? –dijo cortando absolutamente todos mis pensamientos internos.

–¿Cómo? –dije perpleja.

–Si quieres salir, te pregunto, un bar abrirá sus puertas el viernes por la noche, habrá música en vivo y podemos tomar algo y cenar allí, ¿te gustaría?



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En el texto hay: #drama, #destino, #romancefallido

Editado: 13.02.2025

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