Sedienta por el rocío desplazándose
a través de los barrotes grises,
por ese sentimiento que no quiere irse
y desea que otros la muerte rose…
Y uno, semejante, cuan ave amarillenta
misericordia a nublado su cerebro.
Pues, su pico ha venido afligiendo
con tal de liberarte de la afrenta…
¡Ay, canario de tonos carmesís!
No lo admites, también te torturas
al destrozarte el cuerpo con la cerradura,
tu deseo de libertad sobreentendí.
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Editado: 06.10.2021