La Parte Más Dura Es Dejarte

CAPÍTULO TRES

No tardaron mucho en llegar a lo que Bianca creía su hogar, no permitió que sus cuñadas dijeran algo pues inmediatamente se fue a su habitación. Sentía que el pecho se le desgarraría, sentía que se partía en dos, como si alguien le estuviera hurgando en él con una barra de hierro al rojo vivo cauterizando la herida y dejándole un enorme vacío, cortándole hasta la respiración. 

“¿Por qué? ¿Por qué Mark me ha engañado? ¿Por qué me ha traicionado así?” pensaba una y otra vez mientras se derrumbaba sobre la cama. 

Él había barrido con su autoestima en ese momento, a su lado nunca se había creído bonita siempre pensó que Mark era el más hermoso de los hombres y que el amor que ella le tenía sería suficiente para él.  

Bianca siempre deseo que su matrimonio fuera tan perfecto con el de los padres de Mark soñaba y rezaba cada noche con ello, pero estaba claro que no sucedería era obvio que su esposo tenía otros planes así que su sueño jamás se cumpliría.  

Las lágrimas volvieron a inundar sus ojos al ver el sobre en la cama; ese sobre contenía el resultado de los análisis y el primer ultrasonido donde se podía ver una minúscula manchita, pero ahora sabía que a Mark no le importaba incluso había llamado bastardo a su bebé, eso abrió un poco más la herida en su pecho.  

Bianca miró su foto de bodas, siempre supo que ella era quien amaba más, siempre quiso su felicidad y ahora, al parecer ella ya no formaba parte, si él no la quería a su lado no iba a obligarlo ni iba a condenarse a una existencia de sufrimiento, mucho menos a su pequeño bebé. 

Pasó tres días encerrada, o eso fue lo que le pareció, no le importaba mucho, pero si fue consiente de las veces que la habitación se quedó completamente a oscuras. 

Desde temprano Jane y Jenna habían estado golpeando su puerta no sabía si sus cuñadas se habían quedado ahí, pero esa mañana se había despertado por sus toques en la puerta desde entonces no habían dejado de hacerlo, pero ella no pensaba abrir estaba tratando de juntar las pocas piezas de su corazón para tener fuerzas e irse; le dolía en el alma tener que tomar esa decisión. 

Jamás podría permanecer en esa casa sabiendo que Mark ya no la amaba, se iría sin mirar atrás y trataría de recuperarse  

La resolución llegó de pronto, golpeándola fuerte, logrando que su mente se despejará y tuviera una claridad instantánea. 

No podía estar cerca de él, aquello la mataría lentamente aún lo amaba y dudaba que algún día dejara de hacerlo, pero ahora tenía que pensar en su bebé lo mejor para ella y su hijo o hija. 

Sacó sus maletas y comenzó a guardar sus cosas, estaba tomando solamente lo esencial, llevaría todo lo que ella había comprado le demostraría que su dinero no le importaba.  

Sabía que su padre y ella eran de un estrato social más bajo en comparación a la de Mark, su dinero jamás le había importado; ella los amaba, a él y a su familia. 

Dejó toda la ropa, zapatos y joyas, el celular y las llaves del auto, todo lo que había sido comprado por él. 

Cuando tuvo todo listo se dio cuenta de que el sobre seguía en la cama ya no había a quien enseñárselo y por cómo iban las cosas él no pisaría la casa, tampoco es que le importará, todo el dolor se estaba volviendo poco a poco rencor si quería estar con su amante que estuviera ella era mucho mejor que eso, guardo el sobre en el cajón del mueble junto a su lado de la cama.  

Entonces su atención se centró en los anillos de su mano, el de compromiso y el de la boda, ahora como nunca creyó posible le dolía verlos incluso los odiaba, con lágrimas y el corazón partido se los quitó y los puso en el mueble del lado de Mark. 

— ¿Qué estás haciendo? —Al parecer habían logrado abrir la puerta, siendo las gemelas le sorprendía que se tardaran tanto en entrar lo que le sorprendió fue ver a Lucille Turner ahí— ¿Qué es esto Bianca? 

—Supongo que ya te lo dijeron —dijo Bianca mirando a su suegra— No esperaba que te enteraras, pero sabes que no puedo quedarme no lo soportaría 

Las tres mujeres frente  ella podían ver el dolor en sus hermosos ojos verdes, aunque su rostro estaba sereno, era obvio que Bianca se desmoronaba por dentro. 




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