Bianca estaba sentada en el sillón envuelta en tres mantas y una taza de chocolate en las manos, sus rubias acompañantes tenían aún la nariz roja del frío que se sentía, la temperatura caía en picada por la noche.
—En serio chicas... ¿Qué hacen aquí? —trató de no sonar grosera pues adoraba verlas ahí, solo hacía falta Kate y Lily, pero las rubias estaban más ocupadas retirando las sabanas del resto de los muebles.
— ¡Oh, pero en serio! ¿No lo dejaras pasar, cierto?
—Bueno lo que sucede es que cierto doctor llamó para recordarte que tienes que tener ciertos cuidados ya que no sabía qué tan estable es tu embarazo y como no contestabas tu celular y el número de la casa está de referencia hablo con nosotros.
La pelirroja miró a Jane y después a Jenna.
¿Cómo las diferenciaba? Pues la primera siempre usaba su pelo lacio y era demasiado optimista y enérgica mientras que Jenna llevan el cabello ondulado y era más arisca y dura que su gemela, ella si podía ser una completa perra.
—Algo, algo mencionó, pero ¿Lucas y Parker?
—Oh no te preocupes.
—Mis padres y ellos nos hubieran subido al avión de haber podido, Parker incluso empaco mi maleta
Habló Jane y terminó Jenna, ya estaba acostumbrada después de tantos años juntas.
—Por cierto ¿Qué sucede con esa barriga? No estabas así. Además, perdiste peso. Solo han pasado unos días ¿es imposible?
Jenna estaba riñéndola y le dieron ganas de llorar de nuevo, las hormonas comenzaban a alterarla y no podía controlar las lágrimas
—No lo sé —su voz salió cortada por el llanto— ¡CREO QUE ESTAS DOS SEMANAS CRECIÓ MUCHO!
Jane se sentó junto a ella y la abrazó calmando su llanto.
—No te preocupes te ves hermosa aun así tu doctor recomendó que llevarás un buen control — dijo Jane mientras le limpiaba las lagrimas
—Katia, una vieja amiga de papá, me dio el número del mejor gineco-obstetra de la ciudad, tal vez haga una cita —la pelirroja se levantó y fue a por la tarjeta para entregársela a Jenna.
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Durante toda la tarde noche de las dos la dejaron moverse, ellas se encargaron de limpiar la casa, en pocas horas ya era un hogar incluso la chimenea estaba encendida y se sentía mucho más cálida.
— ¡Oh! Acabo de tener una brillante idea —Jenna y Bianca miraron a Jane— ¿Cuándo cumples los 3 meses?
Bianca comenzó a hacer las cuentas
—Uhmm, creo que hoy— las rubias soltaron un grito
— ¡Eso es perfecto! Tomaremos una foto de tu pancita cada mes, al final tendremos un álbum de cómo fue creciendo —propuso Jane. La chica ni siquiera la dejo opinar, corrió a una de las maletas y rebuscó hasta encontrar la cámara la tomó del brazo y salieron de la casa. Jane comenzó a ver los alrededores, hasta que miro el árbol y sonrió— Aquí es perfecto, Bianca quítate ese suéter, levanta tu blusa y ponte de perfil, con el sol poniéndose se verá increíble.
— ¿Estás loca? ¡Se va a congelar! —replicó su gemela
—Solo serán unos minutos Jenna —la rubia pataleo un poco para convencerlas
Bianca se encogió de hombros e hizo lo que le pidió, como dijo solo fueron unos minutos, al terminar las tres regresaron corriendo a la casa para volver a calentarse.
—Chicas tal vez deban pedir algo de comer no tengo nada en el congelador y yo estoy muy cansada así que subiré a dormir pueden tomar cualquiera de las habitaciones que esté en condiciones. Nos vemos mañana.
No espero a que las gemelas contestaran, su habitación estaba muchísimo más cálida con la calefacción encendida, por lo que pudo acurrucarse y dormir mejor que los pasados días. De nuevo se dejó llevar por el mundo de los sueños donde estaba a salvo y era feliz solo pensando en su bebé y ella, luchando contra todo.
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En la mañana las náuseas la despertaron a penas sí logro llegar al baño, solo saliva y jugos gástricos llegaron a la taza pues no había ingerido nada.