CAPÍTULO SIETE

—Vamos Bianca, tenemos que irnos ya vamos tarde para la cita —Jenna le gritó desde el pie de la escalera, con el bolso en una mano y las llaves en otra, Bianca había comprado un auto para que pudieran moverse por la ciudad sin problema.

Bianca bajo con cuidado las escaleras faltaba una semana para que cumpliera los cuatro meses, pero sorpresivamente su barriguita ya era bastante notable incluso podían decir que demasiado, si es que le preguntaban a la futura mamá.

Tenía un mes de haber llegado a Boise, Jenna y Jane se habían encargado de darle la vitalidad necesaria, además de que habían mantenido la casa pues ella no estaba en sus cabales.

Había decidido enterrar a Mark muy dentro de ella y únicamente pensar en su hijo, en su bebé, eso era lo que la mantenía atada al mundo

Cualquiera que viera a Bianca diría que el embarazo le había asentado de maravilla pues se veía sencillamente exquisita. Su piel refulgía y sus ojos brillaban, nadie jamás creería lo destruida que había estado días atrás lo mejor era que las náuseas habían desaparecido.

—Lo siento —Jenna asintió, si le decía algo más seguramente se echaría a llorar, así que solo la ayudo a subir al auto.

—No me hagas caso solo estoy emocionada, quiero ver a mi sobrino.

Bianca y Jenna irían solas pues Jane estaba más que enfrascada en la decoración del cuarto del bebé.

No tuvieron que esperar mucho pues cuando llegaron al hospital, la enfermera las hizo pasar de inmediato al consultorio

—El doctor no tardará en llegar — anunció la enfermera.

Se sentaron a esperar en las cómodas sillas acolchadas, unos segundos después entró un hombre aparentemente de su edad o tal vez un par de años mayor el cual venía leyendo unos expedientes.

—Buenas tardes, soy el Doctor Liam Baxter y seré el encargado de llevar su embarazo hasta el final señora San...— el doctor despegó la mirada del archivo y las palabras se le quedaron atoradas en la garganta estaba viendo a la mujer más hermosa de todas, su cabello rojo caía alrededor de su rostro el cual parecía de porcelana con unos increíbles ojos verdes—...toro.

Bianca se sonrojo y Jenna reprimió una carcajada, el doctor enrojeció un poco al darse cuenta de su fallo.

Bianca se desconcertó ¿Cómo ese hombre era médico? debería estar en la portada de alguna revista, era guapísimo, tuvo que controlarse a sí misma y desviar su atención a otra cosa.

—Yo, bueno —se aclaró la garganta y tomó el expediente entre sus manos para poder serenarse un poco y dejar de hacer el ridículo— el Doctor Collins nos ha hecho llegar todos sus análisis y se ha detectado que su embarazo es de riesgo por sus antecedentes.

Liam había recuperado su actitud profesional, pero cuando miro esos dulces ojos verdes los nervios lo invadieron de nuevo.

—Bi-bien señora Sant...

—Bianca, dígame Bianca —cuando ella sonrió el rubor cubrió sus mejillas nuevamente poniéndolo más nervioso al escuchar su voz.

—De acuerdo Bianca ¿Cómo se ha sentido estos días? ¿Algún malestar? ¿Sangrado? Está demás decirle que fue arriesgado tomar un avión —se sonrojo ligeramente.

—No, solamente las náuseas matutinas, pero prácticamente han desaparecido.

—Sí, es lo normal entrando al segundo trimestre

— ¿Y los antojos? Por qué créeme que la adoro, pero eso de levantarme a las tres de mañana porque quiere ravioles con queso no me es normal, ¿De dónde demonios sacó los ravioles? Mi sobrino no nacerá con cara de raviol ¿cierto?

Liam soltó una ligera risa mientras veía el adorable sonrojo de la pelirroja.

—No, te aseguro que no y es normal sus hormonas están revolucionadas. Ahora me gustaría hacerte un chequeo general para comenzar a llevar un control.

—Por supuesto

Liam se levantó y se acercó ofreciéndole su mano para levantarse, como todo un caballero y la guío hasta la báscula.

—Bien, esta solo un poco arriba de lo normal dado los meses que tiene, aunque no se nota ¡digo no es que me haya fijado! ¡Pero no se notan! ¿Qué demonios estoy diciendo? —Liam se quería golpear, estaba portándose como un bobo frente a una mujer casada.