La Parte Más Dura Es Dejarte

CAPÍTULO OCHO

 

 

Halloween había sido unos días después de su cita con el médico, Bianca y las chicas se habían divertido pintando su barriguita de calabaza, Jenna le había enseñado las fotos a Liam en la siguiente cita y había sido sumamente vergonzoso para Bianca.
 

******
 

Llevaba dos semanas desde que había ido a su última cita con Liam, con el paso de las citas y su embarazo estando bastante bien habían aplazado las citas.

Liam y ella se habían hecho muy buenos amigos en ese corto tiempo, después de revisarla se pasaban bastante tiempo platicando, por eso agendaba la última cita de su turno era divertido pasar tiempo con él, no en el sentido amoroso, pero hacía mucho tiempo que ella no hablaba con alguien de esa manera, claro que Jenna siempre estaba presente, pero Liam era alguien muy ameno.

El día anterior Bianca había cumplido los cuatro meses de embarazo y estaban planeando el ultrasonido, aún no sabía si quería saber el sexo del bebé, la llenaba de emoción poder ver a su pequeño.

No se preocupaba, pues Liam le había hecho las pruebas suficientes para saber que el bebé estaba completamente sano, mientras ella subía de peso increíblemente rápido, desgraciadamente.

A Liam ya no le costaba tanto el mirarla fijamente, pero aun así a veces se abochornaba y eso mejoraba sus días.

—Bi ahora yo te acompañaré —Jane entró a su habitación sorprendiéndola— Jenna seguirá hoy con la decoración y yo podré conocer a ese tal Liam.

Bianca no sabía porque Jane parecía no querer a Liam, aún no lo conocía y parecía tenerle bastante aversión.

Las dos se habían mantenido ocupadas con la habitación del bebé, de la cual no la dejaban ver nada, las gemelas se habían aferrado a que se mantuviera alejada.

Todo mejoraba, Bianca se dio cuenta de que si sepultaba a Mark podría seguir con aquello, por eso se mantenía ocupada o se ponía a pensar en lo que sentiría al tener a su bebé con ella, con eso bastaba.

Ya no importaba nada más que su bebé.

Había comenzado a diseñar de nuevo y Lily se estaba haciendo cargo de la producción que le mandaba por lo que el negocio prosperaba aún con ella lejos.

Quince minutos después estaban aparcando a fuera de la clínica.

Cuando entraron Mary, la enfermera, les indicó que en unos minutos podían pasar.

—Eh... Jane iré al baño —la rubia sonrió divertida y es que al parecer la vejiga de Bianca se volvía cada vez más pequeña.

Bianca miró que todo estuviera en su lugar y salió del baño encontrándose a Jane de pie con el ceño fruncido.

—¿Qué sucede? —preguntó la pelirroja.

—Un tipo me sonrió —no pudo evitar sonreír sus cuñadas eran hermosísimas así que no le sorprendía.

—Bianca puedes pasar, el doctor Baxter regresa en unos instantes —le sonrió a Mary y camino junto con Jane al consultorio.

Ambas se sentaron frente al pulcro escritorio de Liam.

— ¿Por qué te arreglaste así? —Bianca miró preocupada a Jane.

— ¿Me veo mal?

— ¿Que? En serio Bianca ¿Es que acaso te gusta? ¿Por eso te arreglas tanto? Tú y Jenna se la pasan hablando de él ¿Tú y mi hermana están compitiendo por ese tipo? ¡Dios, estás embarazada! Lo último que te debería importar es un hombre ¡Estás casada! Y Mark...

Jane se calló, la rubia sabía que no tenía que haber dicho eso y Bianca lo supo cuando ella la miro, se arrepentía, pero ya era demasiado tarde sintió las lágrimas llenar sus ojos. Le habían dolido cada una de sus palabras, no entendía su motivo para gritarle de esa forma y las hormonas tampoco ayudaban.

— ¿Bianca? —la pelirroja trato de limpiarse, pero era tarde Liam ya la había visto— ¿Estas bien?

—Claro —Bianca había limpiado sus lágrimas, pero por su tono de piel era imposible ocultar que había llorado.

— ¿Quién eres tú? —soltó Jane con muy mal tono, un muy confundido Liam la miró.

— ¿Jenna?




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