La Parte Más Dura Es Dejarte

CAPÍTULO TRECE

 

Dos años después. 

Bianca no podía creer lo rápido que pasaba el tiempo, recordaba sus primeros meses sola con los mellizos parecía como si hubiera sido ayer.

Los primeros días casi no dormía de no haber sido por Liam a esas alturas sería un zombie, pero no le importaba estaba segura de que nunca había sido tan feliz como desde que llegaron sus hijos.

Andrew y Amber eran increíbles, como toda su mamá, sus hijos eran maravillosos lo único que era imposible ignorar era su enorme parecido con Mark.

Para ella sus dos hijos eran el vivo retrato de su padre sin embargo según su suegra Andrew solo tenía el cabello y los ojos de su padre, pero sus rasgos eran de Bianca, en cambio Amber a pesar de tener sus rizos y tono de cabello, así como sus ojos, jamás nadie diría que es hija de su padre, ella si era la viva imagen de Mark Turner.

—Muchas gracias por venir —dijo entre suspiros la pelirroja mientras se dejaba caer en el sillón.

—Sabes que no es ningún problema —Liam sonrío, horas atrás cuando había llegado la había encontrado en un estado casi comatoso, por lo que mientras hacia el chequeo de los mellizos la mando a dormir.

—Lamento haberme quedado dormida tanto tiempo —un ligero sonrojo cubrió sus mejillas.

—Te he dicho que no es molestia, tus hijos son increíbles

—Bueno, déjame al menos invitarte la cena y no acepto un no por respuesta —y ante eso el castaño no tenía mucho que rebatir.

Colocaron a los mellizos en un corral a la salida de la cocina para que el ruido no los molestara.

Bianca se sentía feliz, no creía que volvería a sentirse así, pero se divertía bastante con Liam, él era increíble. Después de cenar se quedaron platicando en el pórtico de la casa siempre pendientes de los bebés.

Liam no podía evitar sentirse atraído por la mujer junto a él, Bianca era simplemente extraordinaria.

—¿Cómo es que siendo tan joven ya eres un doctor tan cotizado? —preguntó Bianca sonrojándose al instante— sin ofender.

—Es un pueblo pequeño Bianca, es fácil crecer aquí si eres bueno en lo que haces, claro que mi madre esta fascinada por tener un hijo tan exitoso.

Los dos rieron, durante esas semanas que él le había ayudado le había contado sobre su familia, era obvio cuanto los amaba.

—¿Y tú? ¿Cómo es que siendo de la gran manzana terminaste aquí? —Bianca suspiró sabía que en cualquier momento eso podría suceder. Pero se sentía tan en confianza que no pudo evitar contarle, se sorprendió al ver que no había soltado ninguna lagrima, se había mantenido fuerte durante todo el relato, al parecer sus hijos habían reparado muchísimo de su alma.

Liam no podía evitar pensar en ¿Cómo era posible que existiera un hombre tan imbécil? Si él tuviera una mujer como Bianca haría todo lo posible por mantenerla a su lado.


******


Meses después del nacimiento de sus hijos Bianca se dio cuenta de que por fin había aprendido a lidiar con el recuerdo de Mark, le había roto el corazón, pero también era el hombre que le había dado uno de los regalos más maravillosos de su vida y solo por eso estaba agradecida de haberlo conocido, era por eso que no había tirado su foto, estaba guardada muy en el fondo de una cajón pero la tenía para sus hijos.

Los mellizos ya comenzaban a decir sus primeras palabras como ma, li por Liam, tita, tito y abu. Parecían tener una especie de imán pues todo mundo los amaba.

En unos días sería el segundo cumpleaños de los bebés. Lamentablemente ese año los Turner no podrían venir. Así que sólo serían Liam, Katia, su hijo Rupert, Bianca y sus bebés.

Faltaban tres días para el cumpleaños de los bebés, eran su luz y vida entera, aunque fueran un par de diablillos.

Andrew era encantador y un caballerito sumamente tranquilo tenía unos hermosos ojos azules como los de su padre, Amber en cambio era un torbellino de energía, era una digna representante de la familia Turner era sumamente traviesa cuando se lo proponía además de tener una capacidad casi sobrenatural para convencer a la gente ya sabía cómo conseguir hacer lo que quería, sobre todo con su pequeño hermano.

Pensar en sus bebés alimentaba la vena creativa de Bianca por lo que estaba a punto de sacar a la venta una hermosa línea de joyería para niños todo coordinado por su fiel Lily.




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