La Parte Más Dura Es Dejarte

CAPÍTULO VEINTE

 

— ¡Mamá Amber no me deja jugar! —Andrew se acercó corriendo, su melliza estaba jugando con Leila, a quién su cabello castaño se había aclarado dejándolo en una mezcla de castaño con mechones rubios, sin embargo, había mantenido sus preciosos ojos azules como los de su abuelo, los de Thomas eran mucho más intensos.

—Amber ya te dije que tienes que dejar jugar a tu hermano, ustedes son las princesas y él el príncipe.

— ¡Pero mamá! Leila y yo queremos que sea Flynn Ryder —Las dos comenzaron a hacer pucheros— ¡Y Flynn es un ladrón!

— ¡De acuerdo! Seré Flynn Ryder —grito el pequeño rubio

Habían pasado los años así ahora los mellizos casi cumplían seis y su fiesta seria en unos días organizada como siempre por Bianca y Emma.

No había sido fácil, nada fácil para Bianca ni para nadie de ellos, había tratado de superar todo, pero era incapaz solo había aprendido a vivir con ello.

Bianca recordaba perfectamente el día que todo había comenzado a ir mal, la revista, su depresión, el terrible accidente de Luke y su familia y sin ver a la otra parte de su familia, los Turner.

Mike fue el único que pudo ayudarla, le hizo ver y comprender que no podía derrumbarse, no podía porque tenía dos hijos que dependían de ella y que eran su todo. Enterarse que era su padre biológico había sido todo un shock para la familia y los primeros meses habían sido incomodos hasta que lograron superarlo, había sido relativamente fácil llamarlo papá, pues era un hombre maravilloso, aunque ambos sabían que Luka siempre sería su padre.

Bianca había superado las crisis, pero de algo estaba segura, no había podido superar a Mark, por más que intentara arrancarlo de ella, no funcionaba, la única solución que halló fue enterrarlo en lo más profundo de su corazón.

El hecho de que Mark se negara a firmar el divorcio no ayudaba, no podía pedir un divorcio exprés ya que, si la corte toma en cuenta a los niños, sería aún peor y era algo por lo que no quería hacer pasar a sus hijos; Así que Bianca seguía esperando a que se dignara a firmar.

****** 

Emma y Luke habían ido a recoger a los Turner pues habían venido a la fiesta de los niños, resultaba que Mike y Peter ya se conocían y eran muy buenos amigos.

Lucas, Parker y Luke se habían hecho excelentes amigos y las gemelas adoraban a la pequeña Emma, quien había sido su musa para su colección de ropa para chicas pequeñas, las rubias locas adoraban ver a Emma junto al larguirucho de Luke.

— ¡Llegamos! —Bianca escuchó el grito de Luke y Leila salió corriendo hasta su padre, mientras sus hijos buscaban a Jenna y Jane, Andrew adoraba a Jenna y Amber a Jane.

Todos se saludaron efusivamente Bianca estaba feliz de verlos hacía un año que no lo hacía, sólo por Skype sus locas amigas corrieron a abrazarla al mismo tiempo acabando con el poco aire que su cuerpo guardaba.

Toda la familia se pasó la tarde conversando.

Emma y Bianca sentaron a los niños para que pudieran cenar primero y fueran a dormirse.

—Mama... eh... Andrew y yo —todos miraron curiosos a Amber pues nunca titubeaba— queríamos preguntarte...

— ¿Porque... no tenemos papá? —lo primero que Bianca sintió fue como le pitaban los oídos y tuvo que llevarse la mano a la boca para no soltar un grito. Podía sentir a Liam y Thomas tensarse tras de ella y no solo ellos, toda la sala se había congelado

—Yo... es que en el colegio... —comenzó a decir Amber

Bianca tuvo que agarrarse de la silla para no caer. Todos estaban callados sin saber que decir, pues obviamente era su responsabilidad.

Bianca se sentó frente a ellos, se notaba que se sentían nerviosos y miraban a todos con preocupación como si hubieran dicho algo malo su corazón se rompió un poco más si es que eso era posible y odió a Mark, por hacer a sus hijos sufrir de esa manera.

— ¿Está muerto? —susurro Andrew

—Niños... yo... no, su padre no está muerto, nosotros, bueno nosotros tuvimos que irnos porque él estaba, estaba haciendo cosas importantes y yo tenía que tenerlos a ustedes y cuidarlos por eso tuve que venir a vivir aquí.  Mark, su padre está muy ocupado en su trabajo por eso no ha podido venir a verlos, pero estoy segura de que pronto vendrá.

Qué patética excusa.

Bianca trataba de controlar su voz y rezaba para que no se dieran cuenta de la cantidad de mentiras que acaba de decir por suerte los niños se lo pensaron unos momentos y después asintieron contentos. Se acercó a ellos y los abrazó, después tomó los relicarios que había fabricado para ellos.

—Miren, si ustedes abren esto ahí está una foto mía y de papá para que siempre nos recuerden.

Los niños se quedaron fascinados con la foto de Mark. Bianca se sintió incapaz de ver a todos los presentes




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