La Parte Más Dura Es Dejarte

CAPÍTULO VEINTISÉIS

 

El lunes Mark se apresuró a terminar sus pendientes en la oficina, moría por ir a ver a sus hijos les había prometido ir después del trabajo tenían que recuperar el tiempo perdido y ya que Bianca le había permitido acercarse a sus hijos sin ningún problema no lo iba a desperdiciar.

—Señor Turner, tiene que checar el presupuesto para el Ingeniero Civil y comenzar con la construcción del nuevo complejo —se acercó el encargado de la obra.

—Lo siento, pero tengo que ir a ver a mis hijos, pero Kate lo firmara.

Todo mundo lo miró con la curiosidad. ¿Acaso el señor Turner había dicho hijos? todo el personal había notado el cambio desde que cierta pelirroja había visitado la empresa semanas atrás.

— ¡Kate! —Mark espero a que su pequeña amiga se asomara por su oficina— Contrata a alguien que vaya a ayudar a mis hermanas —la morena asintió y entonces el rubio se metió en el ascensor.

No podía perder tiempo, mientras más temprano llegará más tiempo tendría con ellos y con suerte con la mujer de sus sueños. 
 

****** 
 

—Si Jenna, acabo de mandar a los del servicio a la casa de Mark, ok, cualquier cosa avísame, ya quiero ver que va a hacer cuando se entere —Kate río al escuchar a la rubia, claro que existía una posibilidad de que Bianca las colgara, pero valía la pena.

La morena colgó el teléfono y se dispuso a acomodar los documentos para que Mark los checara mañana, lo más seguro que estas primeras semanas estaría vuelto loco con sus hijos. Suspiró su “hermanita” le había arruinado la vida también a ella, además de manejar las relaciones interiores y exteriores de la compañía ahora tenía que lidiar con la agenda de Mark. 

—Quiero ver a Mark —Kate levantó la vista y se topó con una de las mujeres que más odiaba, se puso de pie, al ser tan bajita a penas si le llegaba a la barbilla, pero no se sentía cómoda sentada frente a ella.

— ¿Como burlaste la seguridad Tiffany?

—Eso no te importa hermanita, cumple con tu labor de secretaria y avísale a Mark que estoy aquí —no pudo evitar sonreír, Kate Jones no era una secretaria, si supiera lo que significaba ser ella a nivel nacional, Tiffany no se portaría así.

Todos en el piso observaba la escena de las hermanas pues las paredes de cristal poco ocultaban, Kate miró unos segundos a Tiffany hasta que se comenzó a reír. 

—Mark, no está y vete antes de que llame a seguridad y te lleven a los separos por violación de la orden de alejamiento. 

—Mira Kate no estoy para tus estúpidos juegos necesito ver a Mark tiene que pagarme por lo que esa idiota le hizo a mi nariz, además de que obviamente estará encantado de verme, así que o me anuncias o entro. —Hasta ese momento reparo en que traía la nariz vendada, le era tan indiferente que no ponía atención alguna en ella. 

—Es lo que te mereces por zorra y ya te dije que el señor Turner, recuérdalo, no se encuentra. 

—¡Mark nunca sale a estas horas!

—Pues mira tú que raro, pero ahora que sus hijos están aquí él acaba de salir corriendo a verlos, a ellos y a su aún esposa —Kate vio con deleite como el coraje llenaba el rostro de Tiffany— ahora vete antes de que en verdad llame a seguridad.
 

****** 


El timbre resonó varias veces por la casa, Luke se apresuró a abrir y ahí estaba uno de los seres más despreciables que había conocido.

—Turner

—Buenas tardes Luke

— ¡Papá llegó, papá llegó!

Escucho a sus hijos y sonrió al verlos, Andrew y Amber llegaron corriendo y lo abrazaron por las piernas no había forma de describir lo que estaba sintiendo en ese momento.

— ¿Como están? ¿Ya están listos? vayan por sus abrigos y vámonos.

—Si, mamá fue a su trabajo, pero dijo que ya estaría aquí cuando regresáramos.

Mark espero a que fueran por sus abrigos, esperaba ver un poco a Bianca, pero eso no iba a ser posible.

—Ni un minuto tarde —Mark asintió hacia Luke demasiado emocionado por sus hijos como para notar la hostilidad de su cuñado o responderle.

Mark y los niños fueron a la plaza donde los llevo al cine y después a la juguetería, donde los dos escogieron un enorme rompecabezas, al parecer ya no eran tanto de carros y muñecas. 

Después de eso fueron a comer, Mark estaba feliz de tener a sus dos hijos frente a él después de todos aquellos años; Andrew y Amber le contaban sobre cómo les iba en la escuela, al parecer no les era muy difícil hacer amigos. 

Acababan de pedir su almuerzo cuando el celular de Mark sonó, era Bianca preguntando donde estaban, Mark le dio el nombre del lugar y para su sorpresa la vio entrar diez minutos después.




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