La Parte Más Dura Es Dejarte

CAPÍTULO VEINTINUEVE

Por la noche Mark no pudo dormir mucho, le desconcertada saber que Bianca estaba a unos metros y aun así no podía acercarse a ella.

Jenna tenía razón, Mark daría todo por retroceder el tiempo y recuperar esos siete años que perdió a su lado. No existiría un tal Liam, ni un tal Thomas, sólo ella, Mark y sus hijos.

Pero lo echo, echo estaba, él no podía cambiar nada. Realmente pensó que saldría corriendo cuando viera que aún vivía aquí o que lo correría a patadas; era una suerte que Andrew y Amber intervinieran.

Despertó de golpe y se dio cuenta de que ya había amanecido y se levantó aún con sueño.

Bajo las escaleras y cuando entro a la cocina ahí se quedó clavado. Todos esos años de habitando la casa habían sido su penitencia, una forma de torturarse por lo que había hecho.

Bianca traía una playera enorme y un short, el cual quedaba parcialmente cubierto, mientras iba de un lado a otro preparando el desayuno. Su cabello rojo lo tenía atado a una coleta alta, la cual permitía ver su estilizado cuello

—Mark, buenos días —soltó rápidamente y se giró a seguir cocinando— no, no te escuche entrar, estoy preparando el desayuno por sí gustas, a menos que tengas algo importante que hacer.

Mark tuvo que agachar la mirada, los dos sabían perfectamente a qué se refería. Cuando sucedió aquello con Tiffany era la excusa que ponía para irse temprano, siempre evitándola pues sabía que ella sería capaz de ver la culpa en sus ojos, siempre fue consciente de que en algún momento todo le estallaría en la cara y no se sentía listo para que ella lo abandonara. Claro que todo había sucedido mucho antes.

—No —su voz salió más baja de lo normal, le desconcertaba no saber cómo actuar frente a ella— preferiría desayunar con los niños, sí no te molesta.

—No, por supuesto que no.

Ella siguió preparando el desayuno.

— ¿Bianca?

La pelirroja lo miró de golpe clavando sus impresionantes ojos verdes en él. Cuanto había extrañado sus preciosos ojos.

— ¿Que? —no podía evitar ponerse a la defensiva con él Mark no merecía ni un poco de su compasión.

—Yo quería que habláramos de...

—No, Mark —el rubio la miró incrédulo— aún no quiero ni puedo hablar contigo. No lo hare.

Bianca le volvió a dar la espalda, no quería hablar con él, Mark seguramente estaba con la boca abierta, pero no le importaba no podía obligarla.

— ¡Pero es importante! ¡He tratado de hablar contigo todos estos días y tú sencillamente me ignoras! ¡Es muy importante para mí!

Mark sabía que había perdido los estribos, la espalda de Bianca se tensó y supo que la había molestado. Cuando se giró, recordó aquel día en el que se fue y le grito que jamás la volvería a ver.

— ¿Tienes algo que decirme? ¿Tienes algo importante que decir? ¿Tienes algo que decirme y yo te ignoro? —la pelirroja se río amargamente— ¿Que se siente Turner? ¿Qué se siente cuando alguien quiere decir algo IMPORTANTE y te ignoran? Pues eso, precisamente eso es lo que sentí cada una de las veces en las que ignoraste mi súplica para que llegaras temprano y cenaras conmigo, no creo que lo que tengas que decirme sea tan importante como cuando te iba a dar la noticia de mi embarazo. No pienso hablar contigo de nada del pasado. No ahora.

Bianca lo dejó callado, lo había destruido con sus palabras. Ella ni siquiera había necesitado alzar la voz para hacerlo sentir pequeño.

— ¡Eso no, no...No es justo! —sí, ahí comprendió que era un estúpido, a lo mejor sus hermanas le habían pegado demasiado mientras crecía, ya no había forma de arreglar lo que acababa de decir. Sus palabras al parecer la habían encendido aún más porque esta vez se acercó a él, dado que Mark estaba sentado en uno de los bancos quedaron a la misma altura.

—Te diré que no es justo Mark Andrew Turner —jamás la había visto tan fría— no es justo que yo haya sufrido por ti, no es justo que tus hijos hayan crecido sin su padre, nos es justo que casi los perdiera por tu culpa. Nada de esto es justo ¿Pero sabes qué? Fuiste tú quien quiso que las cosas sucedieran así, fuiste tú el que destruyo nuestra relación, fuiste tu quien me boto de su lado así que por favor déjalo, iré a despertar a los niños, cuida que no se quemen las cosas.




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