La Parte Más Dura Es Dejarte

CAPÍTULO TREINTA Y UNO

La semana pasó tranquila, los abogados de Mark se habían encargado de la revista y los contratos de la empresa habían sido firmados exitosamente gracias a Kate. Cuando llegó a la joyería esperaba recibir buenas noticias, pero no.

—Bianca, vas a tener que ir a hacer la negociación hasta allá —le dijo Lily mientras la pelirroja frunció la boca, ese trabajo le costaría más de lo que pensaba.

—¿Estás segura de que son los únicos con el zafiro rosa?

—Así es, estuve consultando a nuestros proveedores y al parecer solo unos cuantos pudieron obtenerla. Tendrás que ir a Baltimore para negociarla. Además tu eres la gemologa.

—Lo sé, hablaré con Mark esta noche.

Después de estar un par de horas salió de su negocio y se dirigió a casa de su hermano, no había hablado con él pues estaba molesto con ella.

— ¿Está aquí? —Emma le sonrió

—Está en el jardín con Leila

Bianca camino hacía el ventanal que daba al jardín, la pequeña fue la primera en verla.

— ¡Tía Bianca! —se soltó de su padre y corrió hacía ella— te extlaño

La pequeña tenía 5 años y le estaba costando pronunciar la "erre", Leila se estaba volviendo una belleza con su cabello entre rubio y castaño y los hermosos ojos azules.

—Yo también pequeña ¿Como has estado?

— ¡Bien! Ya se contal hasta el 10.

—Woah, eso quiere decir que eres una niña muy inteligente ¿oye mi amor? necesito hablar con tu papi ¿podrías ir con mami? Solo un ratito.

—Chi —Leila entró corriendo a casa y Bianca miró a su hermano.

— ¿Sigues enojado?

—No sé cómo no puedo estarlo, nunca mencionaste que ibas a vivir con él. ¡Me engañaste!

— ¡No Luke! yo no tenía ni idea de que él aún vivía ahí, me enteré el mismo día que nos mudamos —Bianca suspiró— Si no hubiera sido porque los mellizos escucharon que estaba ahí, jamás lo hubiera aceptado.

Su hermano no dijo nada, no estaba molesto con ella, estaba molesto por la situación, tenía miedo de que Mark la lastimara de nuevo y no sólo a ella sino también a sus sobrinos. No quería fiarse de él.

—No debemos estar peleados, hemos perdido mucho tiempo como para perder más ahora —Bianca abrazó a su hermano y con eso desarmó a Luke, quien la estrujó contra su enorme cuerpo. Bianca sonrió feliz con la reconciliación. Luke se había vuelto parte esencial de su vida y jamás se volvería a apartar de él.

Sabía todo lo que habían hecho por encontrarla y todo lo que la ayudaron, eran su familia y los amaba.


****** 

Por la noche Mark y Bianca cenaban acompañados de sus hijos, que tenían que usar un par de cojines para alcanzar de modo correcto la mesa.

— ¿Mark? —el rubio la miró— Mañana tengo que ir a conseguir un zafiro y necesito ir hasta Baltimore, ¿Podrías pasar el día con los niños? Sí estás muy ocupado puedo pedirle a Emma que venga por ellos.

—No te preocupes, tengo que ir un rato a la oficina, pero claro que puedo llevarlos conmigo ¿Que dicen? ¿Quieren ir a trabajar conmigo?

—¡SIIIIIIII! —exclamaron felices haciendo sonreír a sus padres.

Mark sabía que toda esa felicidad estaba siendo muy superficial y podía terminar en cualquier momento, pero estaba feliz de haber recuperado a su familia. 
 

****** 
 

Bianca había salido temprano, acompañada de Lily, para alivio de Mark, quién despertó a sus hijos y ayudo a vestirse, los tres desayunaron y después Mark los subió al auto.

Iba sonriendo mientras escuchaba a los niños cantar en el asiento trasero. Podría haber entrado directamente a su oficina, pero quería que todos vieran a sus hijos. Era un padre orgulloso.

Y así sucedió, cuando entró tomado de la mano a Amber y con Andrew correteando a su lado, todos los empleados que ingresaban lo miraban asombrado.

—Buenos días señor Turner ¿Los niños? —pregunto la recepcionista.




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