La Parte Más Dura Es Dejarte

CAPÍTULO CUARENTA Y TRES

— ¿Que? ¿Pero como? 

— ¿Cuando? —Emma miró a las gemelas antes de contestar. 

—Cuando, no lo sé, no se lo dijo a Luke. 

Jane y Jenna se miraron sin poder creerlo. Se habían  reunido en un café del centro. 

—No puedo creer que no nos lo contará —dijo Jane. 

—Vamos Jane, somos las hermanas de Mark, no iba a llegar y decirnos que está con otro. 

—¿Quién está con otro? —Las tres se giraron y se encontraron con Kate, quien tomó asiento junto a ellas. 

—Bianca, está saliendo con Liam. 

La morena no se sorprendió, de algún modo ya lo imaginaba. 

— ¿Por qué no te sorprendes? ¡Ya lo sabías! 

Le recrimino Jane, pero la castaña negó. 

—Hace una semana, Liam fue a la oficina, claramente no necesita construir nada, él  y Mark se hicieron de palabras y salió furioso. 

Las cuatro mujeres se quedaron pensando. 

—Supongo que Bianca lo ha mantenido en silencio o los niños ya habrían dicho algo, aunque no me imagino como debe estar pasándolo Mark. 

Las gemelas y Kate miraron a Emma, sin saber muy bien como tomar su comentario. 

— ¿Emma? La mujer miró a sus acompañantes unos instantes antes de hablar. 

—Se que siempre tuve una inclinación hacía Liam, pero no soy ciega chicas, puedo notar como Mark ve a Bianca, pude observar como intentaba no derrumbarse frente a nosotros el día que firmó el divorcio. Además no creo que sea bueno para los niños, tal vez Bianca debió esperar un poco más, pero es simplemente  mi opinión ella es libre de hacer su vida e intentar ser feliz.   

Todas volvieron a guardar silencio pues no podían opinar, Bianca tenía derecho a hacer su vida y solo ella sabía lo que hacía. 

—Solo nos queda esperar a ver que sucede. Por lo pronto vayamos a checar que los arreglos de las mesas sean los correctos. 

Jenna apresuro a las chicas, hablar de su hermano y mejor amiga era algo complicado, ella también habría apoyada a Liam en su momento, pero ahora no sabia que hacer y no porque quisiera que estuviera con su hermano sino por sus sobrinos, ella los amaba con locura y sabía lo que les costaba entender que sus padres no estuvieran juntos. 

 

 

 

****** 

 

 

Mark se había pasado todo el fin de semana cuidando a sus hijos, era como el primer día que los vio. 

Estaba feliz de poder cuidarlos, aunque ya estaban casi curados del resfriado. Andrew y Amber estaban sentados en la cama del pequeño rubio con sus pijamas puestas, Mark estaba en iguales condiciones en una esquina, sus hijos habían decidido jugar a hacerle preguntas a su padre. 

—Entonces ¿Cómo conociste al tío Lucas y al tío Parker? 

Mark sonrió, ese era un buen recuerdo.  

—Fue después de que conocí a su madre ¿recuerdan la historia? —los dos niños asintieron— Bueno pues ellos eran amigos de su madre, ella se los presento a mis hermanas. 

 

 

 

》》》》》 

 

 

Mark estaba sumamente ansioso, las gemelas sólo habían necesitado decirle que Bianca Santoro iría con ellas para tenerlo ahí listo a la hora que le habían indicado. 

Rodó los ojos cuando las vio aparecer con la misma ropa, eran completamente iguales siempre hacían eso cuando querían confundir a alguien, era su juego personal y se divertían mucho con ello. 

— ¿Que piensan hacer vestidas así? 

—Bueno, Bi quiere que conozcamos a sus amigos... 

—... Ya los conocemos y son unos estúpidos arrogantes. 

A pesar de las palabras de sus hermanas, sabía que estas se habían tardado horas arreglándose solo para eso. 

—Como sea, vámonos ahora. 

Entonces sus hermanas lo miraron y sonrieron con diversión. 

—Claro, no hay que... 

—...hacer esperar a Bianquis. 

Mark decidió ignorarlas, era lo mejor en esos casos, claro que se moría de ganas por ver a Bianca, pero por nada del mundo lo admitiría frente a sus hermanas mayores. Cuando llegaron al cine, sus ojos localizaron el pequeño y curvilíneo cuerpo de Bianca al instante, su hermoso cabello rojo resaltaba por sobre todos los que estaban ahí. Mark sintió su corazón acelerarse cuando ella les sonrió, era la tercera vez que la veía y aún así sabía que ya estaba loco por ella. 

—Parker y Lucas han ido a comprar las entradas —Mark no podía apartar sus ojos de ella sus labios rojos eran perfectos. — ¡Mark! —miró a Jenna, las tres chicas lo miraban divertidas— podrías salir del mundo en el que te encuentras he ir a ver lo de las entradas también. 

—Eh... sí claro yo... por supuesto —obviamente habían notado que estaba embobado con su amiga, Mark solo esperaba que ella no lo hubiera notado. 

Tardo cinco minutos en obtener los boletos. Cuando regreso se topó con dos chicos que bloqueaba la visión de sus hermanas y Bianca. Los dos eran altos, un par de centímetros más que él y castaños, aunque uno tenía muchos músculos, el otro era más delgado. 

—¿Ves? lo han hecho de nuevo creen que pueden jugar con nosotros —dijo el más delgado. 

—Es imposible que nos engañen —hablo el otro con burla y los dos chicos rieron.

 —Jenna tiene el trasero más grande —Mark había estado a punto de rodearlos pero se congelo al escuchar eso, hablaban de su hermana. 

—Pero Jane tiene los pechos más grandes —dijo el otro, Mark evitó mirar a sus hermanas después de escuchar aquello, pero él sabía que eran exactamente iguales, sólo el cabello lo usaban distinto, una lacia, la otra ondulado. 

—Los ojos de Jenna son más claros.




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