La Parte Más Dura Es Dejarte

CAPÍTULO CUARENTA Y OCHO

— ¿Liam?

Bianca acababa de decirle a Liam, sobre el viaje con Mark, el cual sería al amanecer. Lo había evitado toda la semana.

Sin embargo el castaño no había dicho nada.

— ¿Es broma cierto? —Bianca lo miró sin saber que contestar ¿era retórica?— Debe serlo de lo contrario no entiendo de qué me estás hablando.

—Liam, no es broma.

Él se levantó del sillón y comenzó a caminar por todo su apartamento. Hasta que soltó una carcajada carente de emoción.

—Esto no puede ser, me estás diciendo que al amanecer te vas a ir con Mark tooodo el fin de semana a una tonta cabaña fuera de la ciudad, ¿Y me lo dices como si habláramos del clima?

Su tono enfado a Bianca, él no tenía porque hablarle de aquel modo.

—Lo estás diciendo como si me fuera a ir con él, solos, ya te dije que vamos con los niños.

— ¿Acaso no es lo mismo?

Esta vez fue Bianca quien se levantó.

—No entiendo que es lo que te pasa, pero sí algo sabes, es que mis hijos siempre serán mi prioridad y sí ellos no están bien, yo tampoco ¿Necesitan pasar tiempo con su padre? Jodidamente tendrán tiempo con su padre.

— ¡Ves! ¡Ese es el problema! Sí necesitan tiempo con él ¿Donde maldita sea entras en la ecuación? No tienes porque ir.

Eso no los estaba llevando a nada, Bianca había ido ahí para decirle de su repentino viaje y poder estar con él, ya que no estaría el resto del fin de semana.

—No solo necesitan estar con él, extrañan a sus DOS padres, están sintiendo que su familia está desapareciendo, que los vamos a separar, y por si fuera poco, están lidiando con el hecho de que Mark y yo estamos divorciados, lo extrañan.

— ¿Familia? Pero si ustedes nunca han sido una familia junto a Mark, tus hijos sobrevivieron 6 años sin padre. Sólo vivieron un par de meses con él ¿Cómo puede esto considerarse familia? No pueden extrañar algo que nunca tuvieron, porque nunca fueron familia.

Sus palabras realmente lastimaron a Bianca, quien dio un paso atrás sin poder creer lo que había dicho. Eso pareció detener a Liam, pero no a Bianca quien se había acercado a tomar su bolso.

—Bian... yo no —de nada servía darle alguna excusa— lo siento.

—No me importa Liam, cuando regrese el lunes, espero que haya reconsiderado lo idiota que has sido esta tarde.

Bianca abrió la puerta de un tirón, topándose con Thomas bastante confundido. La pelirroja lo rodeo estaba tan molesta que ni se sorprendió de ver a Kate de la mano de Thomas.

— ¿Bianca? ¿Está todo bien?

—Pregúntale al idiota de tu amigo

Y con eso se fue, dejando a Kate con una enorme sonrisa en el rostro. 


 



****** 


 




Emma y las gemelas se habían instalado en la cocina de Bianca, al parecer se les había ocurrido una reunión de chicas de última hora.

— ¿Entonces Liam simplemente explotó.

—Y te dijo todo eso?

Preguntaron las gemelas.

—Sí, se que es difícil, a penas comenzamos la relación y que me vaya con otro hombre no debe ser nada agradable.

—Pero —la interrumpió Emma— Mark no es cualquier hombre, es tu ex-esposo, pero más que eso, es el padre de tus hijos. Claro que no es precisamente cómodo para Liam, pero tiene que ser consciente de que Mark siempre va a estar ahí.

Las cuatro mujeres se quedaron calladas hasta que Bianca decidió romper el silencio y cambiar el tema.

— ¿Y bueno? ¿La futura novia como se siente? ¿te das cuenta de que en un mes, serás la mujer de Parker? Bueno lo has sido desde hace mucho pero ahora será totalmente oficial.

Jenna sonrió emocionada, sus ojos azules brillaron.

—No se como explicarlo, estoy tan contenta, pero también muy asustada, no lo sé.

—Pues tú tranquila hermanita, que Bi y yo te tenemos preparada la mejor despedida de soltera.

Todas comenzaron a chillar y planear la despedida que sería una semana antes del enlace. 
Eso era lo que Bianca necesitaba que todos a su alrededor fueran felices. En tres semanas Jenna estaría casada con Parker, algo que llevaba esperando demasiados años. 


 




****** 

 


 



— ¡Mamá, mamá! ¡Despierta! ¡Papá llegó! —Bianca gimió pues Amber había brincado en su estómago. Abrió los ojos deseando poder dormir más, sin embargo se topó con Mark mirándola divertido.

—Tienes media hora para prepararte Bi.

Mark fue por sus hijos, en lo que su madre se preparaba. Cuando Bianca bajo, Andrew y Amber corrían alrededor de su padre, demasiado emocionados.

— ¿Acaso les diste azúcar Mark? —una sonrisa culpable abarcó todo su rostro haciéndolo increíblemente igual a Andrew.

—Por supuesto que no Bianca, es muy temprano —su tono inocente la hizo reír. 

Tomo su maleta y salió de la casa, cobarde, pensó Bianca, tomo su bolso y los siguió, Amber y Andrew estaban ya sentados y con los cinturones puestos, unas enormes sonrisas adornaban sus rostros. Mark también parecía muy feliz.

El viaje fue rápido, salieron lo suficientemente temprano como para no encontrar tráfico. Así que para medio día ya habían llegado a la cabaña de Kate.

Andrew y Amber corrieron fuera del auto, la cabaña tenía una enorme extensión de pasto, tenía una mesa para picnic y a un costado un asador para barbacoa. Mark y Bianca se quedaron en el auto, ella mirando la cabaña, él mirándola a ella.

Los dos conocían muy bien ese lugar,  ambos habían pasado un montón de tiempo ahí, juntos y separados, como haya sido esa casa tenía demasiados recuerdos.

¿En qué momento se dejó convencer de ir a la cabaña? Se preguntó Bianca, era demasiado consciente de la presencia de Mark, por lo que bajó con la excusa de que sus hijos se estaban alejando demasiado.

— ¡Mamá! ¡Mamá! ¿Has visto? ¡Este lugar es enorme!

Bianca sonrió, no había visto a Andrew tan emocionado, en las últimas semanas había estado demasiado callado.

El pequeño rubio corrió alrededor de ella hasta llegar al auto.

— ¡Papá! ¡Vamos, juega conmigo!

Mark salió del trance y bajo del auto justo cuando Andrew bajaba el balón que Parker le había regalado. Andrew lo tomó de la mano   y corrió con él, entonces Mark se dio cuenta de que ya no corría como hace unos años.

—La tía Jenna me contó que estabas en un equipo cuando estudiabas, así que decidí que yo también quiero estarlo.

Mark sonrió y se pasó las siguientes dos horas enseñando a Andrew a lanzar y atrapar el balón.

—Papi, And, dice mami que deben venir a comer —anuncio Amber con sus rizos rebotando tras ella.

Mark y Andrew dejaron el balón y se acercaron a la mesa de picnic donde Bianca había montado una sombrilla para evitar el sol.

Su había cambiado los pantalones por un vestido ligero, que hacía resaltar su cabello. Mark se quedó sin aliento por un instante, ella simplemente se veía maravillosa.

Mark despertó al sentir el olor de los waffles recién hechos.

— ¡Oh Señor! ¡Waffles! —Mark se sentó antes de que sus hijos sonriera. Amber y Andrew miraban a su padre divertidos, mientras Bianca le entregaba el plato con 5 waffles cubiertos de chocolate con fresas encima— ¡Oh si!

Bianca se carcajeo al ver a sus hijos comer waffles igual que Mark lo hacía. Ninguno de los tres hablaba solo tenían ojos para la comida frente a ellos.

—Bueno, creo que debes saber que no basta con que sean casi iguales a ti, heredaron tu fascinación por los waffles.

Mark tuvo que carcajeo del puchero que Bianca estaba haciendo. Amber y Andrew lo encontraron divertido y se rieron con su padre.

— ¡Basta de reírse de mi! Sí no paran olvídense de comer algún waffle en los próximos 50 años. 
Los tres cerraron la boca al instante mientras era el turno de Bianca para reírse.

A veces conseguir algo podía ser bastante sencillo.

—Y bien niños ¿Qué quieren hacer primero?

— ¡Vamos al lago!

Y con eso Bianca y Mark tuvieron para preparar las cosas para llevar a sus hijos a conocer el lago. 

La tarde paso rápido, después de que Mark jugará con sus hijos en el lago, comieron lo que Bianca había preparado para ese día. Después los cuatro se tumbaron al sol, se quedaron dormidos en algún momento.

Mark se despertó poco a poco, el sol comenzaba a ocultarse y una brisa fresca comenzaba a correr. Tardó un poco en sentir la mano sobre su pecho, cuando fue plenamente consciente noto que Bianca estaba profundamente dormida a su lado usaba su brazo como almohada, los niños estaban dormidos entre ellos. Amber aferrada a él con su pequeña mano cerca de la de su madre y una de sus piernas abrazando su cintura, Andrew tenía el rostro enterrado en el pecho de su madre.

Mark suspiro, sabia que tenia que despertar a Bianca, además tenía que saber que no podía hacerse ilusiones, no era un secreto que mantenía una relación con Liam, él solo se había convertido en el padre de su hijos.

No podía quejarse se había ganado a pulso que ella se alejara, había sido su maldito error, él mismo la había perdido, nadie tenía la culpa más que él, ni siquiera Liam, aunque jamás lo diría en voz alta, estaba agradecido con él, había velado por su familia, había estado junto a Bianca todo el tiempo.

¿Sería capaz de alejarse de ella, para que estuviera con Liam?

No estaba muy seguro, aún había una pequeña parte de su cerebro diciendo que solo sería feliz con él.

Mark volvió a quedarse dormido, la siguiente vez que despertó fue porque su hija tuvo la brillante idea de saltar sobre él.

Estaba oscuro cuando regresaron a la cabaña. Mark se apresuró a encender la fogata, los niños tenían una enorme bolsa de malvaviscos que morían por asar.

Después de un buen baño, los mellizos estaban sentados junto a Bianca, cada uno con su bombón asado. Sus risas rompían el silencio de la noche.

Tal vez aquello era lo que le faltaba a su familia, pensó Bianca, ella se había sentido en paz pero no había notado lo mal que lo estaban llevado sus hijos.

—Creo que es hora de llevarlos a la cama— sugirió Mark, cuando vio a Amber casi desmayada encima de su hermano. Bianca se levantó para tomar a su hija en brazos, mientras Mark llevaba a Andrew— Puedes ir recogiendo que yo los acomodo en la cama.

Bianca salió a recoger todo lo que había utilizado, cuando terminó se sentó en el porche de la casa, había empezado a enfriar, pero la brisa hacía que un remanente de calor  de la hoguera la golpeara.

Lo sintió antes de escucharlo, no mucho después Mark se dejó caer junto a ella.

—Se han dormido bastante rápido.

—Es comprensible, han estado muy activos todo el día.

— Me alegra, últimamente habían estado demasiado apagados, sobretodo Amber —Bianca apartó la mirada avergonzada ¿Como no se había dado cuenta? Claro que había notado los berrinches de Amber, pero porque eran ruidosos, no había notado lo rara que había estado su hija.

—Espero y que esto realmente sirva, de otro modo tal vez tengamos que ver a algún especialista.

Se quedaron ahí, mirando la oscuridad y el crepitar de las llamas a unos metros.

—Tal vez... deberían tener más tiempo de madre he hija.

— ¿Qué estás insinuando?

Mark noto la mirada que Bianca le lanzaba.

—Bianca no estoy insinuando nada, sólo te digo lo que creí mejor para mi hija y lo que creo que necesita, podrías tomarte unos días y salir solo con ella. Andrew y yo estaremos perfectamente bien.

— No lo sé, nunca los he separado.

—Pero si no vas a separarlos. Amber estará con su madre, Andrew estará con su padre, tienen que aprender a ser más independientes.

El silencio cayó sobre ellos de nuevo, mientras el frío aumentaba un poco, Bianca se acercó ligeramente a Mark.

— ¿Recuerdas la primera vez que venimos aquí? —comenzó la pelirroja— Recuerdo que Parker y Lucas venían con la intención de conquistar a las gemelas, pero estaban ese grupo de campistas y ellas no se lo pusieron fácil. 

Los dos rieron recordando.

—Sí, esos dos se subían por las paredes de los celos, no fueron los únicos —Mark se arrepintió de decir lo último, lo que menos quería era que Bianca se cerrar él.

Pero para su sorpresa ella solo sonrió. Esa vez Jane, Jenna y Kate la habían arrastrado a ver a esos campistas, cuando ella sólo quería ver a Mark jugar con esa playera sudada.

—Sólo Kate terminó su fin de semana con un campista.

—Pero no fue la única en terminar con algo.

Volvieron a mirarse, Mark tenía razón. 

 




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