EPÍLOGO

Bianca.

Años después... 

Andrew y Amber corrían tras Stephen, mis tres niños reían felices. No podía creer que los años pasaran tan rápido, pero no había mayor felicidad para una madre que el ver crecer a tus hijos, sanos y felices.

—Ese niño tiene que desaparecer —besé la mejilla de Mark al ver su rostro molesto.

—Cielo, llevas tres años tratando de desaparecerlo y Martín sigue aquí, deberían aceptar que adoran al niño.

Mark frunció el ceño mientras yo me carcajeaba, aún a su edad seguía haciendo berrinches y era completamente hermoso.

— ¿Lo hemos hecho bien cierto? —lo miré, a veces aún nos pesaba todo lo que había sucedido, pero sabía que era lo correcto, había tenido que estar a punto de morir para que abriera los ojos y dejara de correr.

Él era mío y yo era suya, siempre había sido así y siempre sería así.

Era el cumpleaños tres de mi bebé y todos estaban aquí, menos Thomas y Kate, era algo de lo que evitábamos hablar, aún nos dolía que no estuvieran. Incluso Liam estaba aquí.

Stephen era una cosita hermosa, con el cabello rubio de Mark y mis ojos, era tan diferente a sus hermanos, era muy tranquilo.

—Sí Mark lo hemos hecho bien. Serán increíbles personas.

Entonces Amber dejó de jugar con sus hermanos y corrió a recibir a Martín, el niño pelinegro de ojos oscuros sonrió y corrió a abrazar a su mejor amiga, mientras sus padres se acercaban a saludar.

Mark, Andrew e incluso Stephen le fruncieron el ceño a Martín, pero al niño parecía no importarle por suerte no estaba Thomas quien era el que más acosaba al pobre. 

Pero todos los hombres de la familia siempre estaban sobre él.

Lo admiraba, en verdad, se enfrentaba a cada hombre de mi familia solo para pasar tiempo con Amber. 



 

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—Gracias por venir —le dije a Liam, en verdad lo extrañaba.  

—Vamos Bianca, no necesitas poner esa cara —el castaño pasó un brazo mis hombros— Stephen es un niño maravilloso, igual que sus hermanos.

—No trates de evadir el tema, Liam Baxter —lo empuje lejos de mi.

—No pienso decir nada —el maldito solo sonrió antes de escapar con mi hijo. 


 

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La fiesta estaba normal, Lucas jugaba con su pequeña Rose, mientras Parker intentaba controlar a sus tres torbellinos.

Estaba feliz de ver a todos contentos. Todos esos años habían sido necesarios para llegar hasta ahí, donde realmente podíamos ser una familia y tener lo que siempre habíamos soñado, lo que siempre habíamos querido, tenernos el uno al otro, envejecer juntos, conocer a nuestros nietos, vivir nuestro sueño.

Los niños jugaban por el patio mientras los adultos tratábamos de descansar, Mark había insistido así que ahora me encontraba en su regazo, riéndome mientras Jenna se burlaba de su marido por tratar de lidiar con sus tres hijos.

Estaban sentados en el pasto, Lucille con Peter, Mike, Emma con Luke, Jane con Lucas, Jenna con Parker y Mark y yo. Todos tranquilos y relajados eso era lo que necesitábamos, PAZ, Mark pasó las piernas alrededor de mi, mientras colocaba sus manos en mi abdomen y su barbilla en mi hombro.

—Quítale las manos de encima a mi hermana, ya hay demasiados niños.

Todos nos reíamos mientras que Emma golpeaba a Luke.

— ¿Acaso no quieres otro bebé?

Luke la abrazo y la beso, olvidándose de los demás.  

—Bianca —Mark susurro en mi oído— tengo algo que decirte.

Yo lo mire, estaba inusualmente serio, no dejo que me girara me abrazó aún más fuerte y tomó mi mano para depositar una cajita.

— ¿Qué es esto Mark?

—Te sorprenderás lo mucho que Lily te ha aprendido... ¿Te casarías de nuevo conmigo?

Escuche gritos alrededor de mi, pero yo solo observaba el precioso anillo y una sonrisa llenaba mi rostro.

—Sí. 
 

A veces hay que caer para levantarse, llorar para sonreír, equivocarse para aprender, y lo más importante, lo duro que es dejar algo atrás para saber cuán importante es.  

En la vida no todo es blanco y negro, hay matices y de eso hay que aprender de los colores intermedios. Ahora yo soy feliz con mis hijos y con el hombre que he amado