La paz que buscaba en mí

Agradecimientos

A mi mamá,
la mujer que más amo en este mundo.
Gracias por ser mi refugio incluso cuando yo solo quería huir de mí misma.
Por sostener mi corazón cuando ya no podía con su propio peso.
Por enseñarme que el amor verdadero no abandona, aunque la tormenta sea fuerte.
Este libro también es tuyo, porque sin ti, yo no estaría aquí.

A mi mejor amiga,
que sabe escuchar lo que no digo y abrazar mi silencio.
Gracias por ser luz en mis días más nublados,
por recordarme quién soy cuando mis pensamientos intentan apagarme.
Hay amistades que salvan… y la tuya me salvó muchas veces.

A Dios,
porque aunque a veces me siento sola,
hablar con Él hace que el dolor sea más ligero
y que la fe siga viva en los momentos más oscuros.
Gracias por no soltarme, aun cuando yo ya no tenía fuerzas para aferrarme.

Y me agradezco a mí misma.
A mis luchas, a mis cicatrices,
a cada noche en que lloré y aun así seguí adelante.
Porque aunque muchas veces dudé,
he aprendido que lo difícil también construye,
que lo roto puede ser hermoso,
y que sobrevivir ya es una victoria.

Y a ustedes gracias por estar.
Gracias por quedarse.
Gracias por creer en la luz… incluso antes de verla.




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