Alicia
Hermano:persona que tiene en común con otra el mismo padre y la misma madre.Pero,más que eso es una persona en la que puedes confiar,que te apoyará no importando las circunstancias en las que te encuentres o en quién te conviertas.Es tu compañero tanto de risas como de llanto.Pero uno nunca sabe lo que tiene hasta que lo pierde...Sebastián, un nombre de nueve letras pero capaz contener el alfabeto entero.Una persona más para el mundo pero la única para mi.
Aún recuerdo el día de su muerte.Irónicamente fue un día soleado,era como si me estuviera gritando que mi vida daría un cambio,asumí que era para bien.Ese fue mi error,asumir.
Iba camino a la escuela de la mano de mi madre,pensando con qué muñeca jugaría primero al llegar a casa.Inocentemente andando sin pensar en lo que me depararía el futuro, pero,¿Qué se puede esperar de un niña de apenas once años?¿Madurez? No lo creo.Mamá atendió una llamada,cuando acabo ya habíamos llegado a la escuela,se despidió y luego se fue rumbo a casa.
(...)
Íbamos en busca de mi hermano,él era tres años mayor que yo,tenía casi quince años.Ya no jugaba tan seguido conmigo como antes pero eso no significaba que no lo hiciera.Él ya estaba en la secundaria,era responsable y amable.Siempre lo admire,tenía un carisma envidiable,no había persona que no quisiera ser su amigo.
Llegamos a la entrada de su escuela,había chicos por doquier haciendo diversas cosas.Localice a mi hermano con sus amigos,se reían de algún chiste que probablemente alguno de ellos había dicho.
Su sonrisa es el recuerdo más presente que tengo de él.Ese día él reía y compartía,se veía feliz,era feliz.Pero la felicidad no dura para siempre¿Cierto?Él nos vio,se despidió de sus amigos y caminó hacia nosotras.
-Hola mamá-dijo dándole un beso en la mejilla,luego se volteo hacia mi.
-Hola enana-dijo revolviendo mi cabello rubio.
-¡Oye! Yo no soy enana-dije enfadada.
-Claro que lo eres,mira-dijo parándose a mi lado moviendo su mano en un amago por medirse con él,solo era una cabeza y media más alto que yo.
-Entonces si yo soy enana tú eres fe…-fui interrumpida por mama.
-Ya basta los dos,nada de peleas-dijo dándonos una mirada cansada.
-Pero…-dije pero me volvió a interrumpir.
-Dije basta,ahora vamos que tengo mucho que hacer-dijo empezando a caminar rumbo a casa.
Me voltee hacia Sebastián y el me sonrió para luego jalar hacia donde mamá iba.
Íbamos jugando al veo veo,cuando vi un perrito muy lindo al otro lado de la calle y corrí por el paso de cebra hacia el pequeño animalito. Pero por la emoción de ver aquel ser tan tierno no vi si el semáforo ya había cambiado o no.Y todo pasó en cámara lenta,vi como mi hermano venía corriendo hacia mi y cuando menos se lo esperaba...un carro lo vio y paró de freno. Pero no fue suficientemente rápido pues Sebastián salió volando.
Lo vi en el suelo así que deje al perro y me acerque,escuchaba las sirenas de la ambulancia pero a medida que me acercaba se hacían mas leves.Me arrodille y lo vi lleno de sangre.
Mamá una vez me había enseñado a tomar el pulso,dijo que era por precaución.Tome su pulso.No lo escuche la primera vez,así que probé otra vez y nada,pero no me rendí y se lo tome una vez mas.La tercera es la vencida me dije,sabía que sin pulso no estaba vivo.Lo aprendí en clases de salud,la maestra dijo que yo era muy inteligente.Hubiera deseado no serlo y así no saber lo que su falta de pulso significaba.
Tercer intento y nada.No había pulso.Vi como los paramédicos lo levantaron y se lo llevaron en la ambulancia.Mamá corrió hacia mi y me abrazo,ella era un mar de lagrimas.Me miraba como esperando alguna reacción mía,pero no había nada.No podía reaccionar por más que quisiera,solo su accidente se reproducía en mi mente una y otra vez,aún no lo creía.
Y entonces sucedió,me sacudió como un tornado.
La realidad.
Él estaba muerto.
Y en ese momento, me sentí desvanecer.