Día presente...
La recepcionista con un auricular en el oído y limando sus uñas, tomaba las llamadas transfiriéndolas a la elegante y costosa oficina en el edificio de la corporación "Ganymede's Cop".
El mayor de los Cold no escatimaba en comodidades. Cicerón siempre se había caracterizado por su exigente criterio para elegir todo lo relacionado con el negocio familiar.
Su soberbio y masculino toque se reflejaba en cada centímetro de la corporación. Al igual que exigía casi la perfección a sus " colegas ".
Eran exactamente las 8:05 am y el pasillo donde se encontraban todos y cada uno de los cubículos, retumbo con el constante y firme sonido de las suelas de los elegantes zapatos del ahora " presidente" de la empresa.
Las secretarias, los pobres chicos que entregaban el café tenían que maniobrar para quitarse de su camino a tiempo.
Todos saludaban con un: "Buenos días señor Hold" y la inclinación de cabeza nunca faltaba.
Llego hasta donde estaba la anoréxica recepcionista, esta, coqueta y complaciente lo puso al tanto de cada llamada y nuevo asunto por atender.
Su mirada fría y gélida se clavo en la chica.
- No quiero ser molestado... Mantenlo así - y entro. La chica, reaccionando asintió.
Respiro profundo y volvió a lo suyo. Era verdad, Cicerón era un hombre muy apuesto pero igualmente era muy intimidante.
Se reclinó en esa cómoda silla de respaldo de cuero. Saco el móvil y marco.
- Debes venir enseguida... Te tengo "buenas nuevas" de tu pequeña "mujercita" - sin mas colgó.
Abrió el diario del día y disfruto un poco de su tiempo libre.
..........
Era casi medio día cuando sus pies se plantaron en las entradas de ese enorme y amplio edificio.
Mía había intentado entrar pero simplemente no había podido. Excepto por esa vez... Cuando lo vio por primera vez en persona.
< Flashback>
Escondida entre unos anuncios trato de enfocar la vista en las docenas de personas que entraban y salían del edificio, no había señales de ese impecable hombre del periódico.
Aun se preguntaba si seria una buena idea o no. Lo que si era seguro era que ese hombre era importante y si hacia algo estúpido acabaría con ella al instante. Estaba arriesgandose demasiado, su así lo hizo. Odette era su mejor amiga y se juro hacer lo imposible por verla una vez mas.
De pronto, un auto negro y casi nuevo se paro a las entradas del edificio. Ese día parecía querer llover en cualquier momento. Hacia frío y nada de sol.
La madre de Odette tenia razón, el clima parecía deprimido también.
En ese momento sus pensamientos se bloquearon al ver al magnate salir del auto. Llevaba un abrigo negro y un sombrero en conjunto, muy elegante.

Si no fuera por que era un hombre de negocios juraría que era una especie de mafioso. O tal vez solo era la mirada fría y asesina que tenia.
Con curiosidad se escabulló entre las tantas personas de negocios.
Llego hasta los elevadores y subió al último piso. Su corazón latía fuertemente por la adrenalina se sentirse descubierta y encararlo.
Llego hasta el antepenúltimo piso, en pasillo llevaba solo aun solo lugar. Al llegar encontró a la chica que recibía las llamadas. Se acercó y espero.
Dayane la anoréxica y estrafalaria recepcionista levantó la mirada, sus largas pestañas revolotearon al ver la visión ante ella. ¿Quien era esa joven con aspecto desaliñado? Dudaba que tuviera una cita con el señor Hold.
- Disculpe, pero, debo hablar con el señor Hold. Es urgente por favor -
La mujer reviso su agenda.
- Lo siento pero no hay ninguna cita para el señor Hold esta tarde. Además dudo mucho que pueda recibirla el es un hombre muy ocupado, sera mejor que se retire - volvió a pegar los ojos en la pantalla del ordenador.
Mía, ofendida y cabreada golpe con las palmas el escritorio.
- ¡No entiende! Debo hablar con él. ¡Ahora! -
- ¡Si no se va llamare a seguridad! -
La miro furiosa, mientras la rubia amenazaba con el teléfono.
- De acuerdo... Me iré ¿Okey? - se giro y cuando la chica rubia bajo la mirada de nuevo, Mía corrió hasta la puerta abriéndola con velocidad y cerrándola de golpe.
< ¡Esta vez si estas en serios problemas! Pero... ¡Por odette lo que sea!)
Recargo la cabeza en la puerta, mientras afuera escuchaba los gritos de la recepcionista llamado a seguridad.
"¡De prisa! Una loca se ha metido a la oficina del señor Hold" bramaba. Mía con valor supo que por mas que pidieras disculpas ya no seria posible echarse para atrás.
Tan ensimismada estaba en sus pensamientos ignoro a quien tenia detrás suyo.
Cicerón se había quedado estático mas no perturbado por la intromisión de esa joven humana.