La pequeña del Alpha. ©

Decisión... Una milla por recorrer

No entendía...

¿Cicerón le estaba pidiendo irse con el? ¡A caso estaba loco! ¡En medio de una comisaria y siendo "hermano" de Hérmes! No podía ser.

- Debes saber que a pesar de todo lo que ha ocurrido... Reconozco, que eres la "Luna" de la manada "Luna creciente". Y por supuesto, mate de Hérmes. Y tu lugar... Es allí. Y el lugar de este "bebé" debe ser con los "suyos" -

Odette, se levanto del sofá y comenzó a caminar en círculos.

- Creí que habías venido a sacar a Hérmes de aquí... ¿Que pasará con él? -

Cicerón camino hasta la estantería de libros. Giro la pequeña silla, se sentó y la miro desde ese punto.

Sonrió para sus adentros, pues aun así, Odette se veía pequeña y como un conejo asustado. Era momento de mover la fichas.

- Hérmes... Cometió errores, graves errores. Y ahora me temo debe pagar por ellos. Se que entiendes lo que eso significa, y se que conoces muy bien la naturaleza se un "lobo". Pero, la ultima decisión es tuya -

- ¿mía? ¿Por que mía? -

- Por que si tu declaras en su contra... Lo encerraran un largo tiempo, en cambio si retiras todos y cada uno de los cargos y dices que fue "consensuado" sera libre en muy poco tiempo. Claro que no escaparía del todo. Lo pongo en tus manos Odette. Su libertad y su vida -

- No, no puedes... ¡Poner esta carga sobre mi! ¡Crei que me ayudarías! -

- Y lo haré... Creeme - le giño el ojo. De una forma tan relajada que Odette no podía creer que actuara de esa forma tan indiferente.


Era poco lo que lo había llegado a conocer, sin embargo, los pocos encuentros le dejaron saber que ése hombre, así como podía ser todo un caballero también podía llegar a ser un monstruo y uno mucho peor que Hérmes.

¿Que planes tenia en mente? ¿Sería prudente fiarse de él?

- Que pasaría... Si me negara. A todo. A Hérmes, a esta "unión" y a su manada. ¿Me obligarias? - lo miró con un grado considerable de desconfianza. ¡Y no era para menos!

Cicerón, era igual a un río. Era imposible saber que rumbo tomaría.

- No soy un "maldito" como para obligarte o llevarte conmigo a rastras de este lugar. Lo cual seria fácil. Lo sabes... No Odette, no soy ese tipo de hombre. Te convenceré de otra forma mmm digamos... Mas sutil.

Tu amiga... Mía me ha contado mucho de ti. Es una mujer maravillosa, una difícil tentación a la cual ignorar. Apuesto a que si algo malo le ocurriera... No podrías perdonartelo ¿cierto? Ella aun no supera el hecho de tu "desaparición". ¿A caso no quieres lo mejor para ella? Decide Odette -

No era lo correcto, pero ¿De que otra forma podría convencerla? Al fin y al cabo era solo una chiquilla.

¡¿Como..?! ¡Mía! ¡No! ¿Como podría conocerla?

- ¡Como es que la conoces! ¡No te atrevas a dañarla! -

- Eso no pasara... Solo confía en mi y coopera un poco. Nadie debe salir lastimado. Sabes Odette, cuando te conocí creí que serias un problema de magnitudes cósmicas... Pero el problema nunca fuiste tu. El problema siempre fue Hérmes. Así que, si debo postrarme ante alguien, prefiero que seas tu y no mi hermano -

Se levantó de la silla y camino hasta ella. Odette incomoda retrocedió unos pasos, pues Cicerón la ponía nerviosa.

Este sonrió, podía oler su miedo.

- ¡Que quieres que haga! - haría lo necesario por evitarle a mía sufrimiento alguno.

Seria lo mas bajo que haría pero de ese modo, solo así, tendría el control sobre todo lo ambicionaba.

Era cierto, no podía ser Alpha así nada mas, no mientras Hérmes siguiera libre. No mientras la maldita de Amará rondara a su alrededor como una asquerosa sabandija. No mientras la policía siguiera investigando su fichero.

Tenía que encontrar una coartada. Y ya la tenia, solo esperaba aceptará.

Se acercó hasta ella lo mas posible, incluso hasta casi pegar sus rostros.
Sus ojos, grises y fríos recorrían el semblante de la mujer. Los ojos marrones de Odette temblaban nerviosos igual o mas que ella.

Toco su rostro, deslizando sus dedos por su piel. Suavemente.

La chica no se movió, de hecho había contenido la respiración.

Con voz seductora y en un tono muy suave le respondió...

- Quiero que seas mi "Luna" -

Odette, tuvo que sujetarse de lo que tuviera cerca. ¡¿Que había dicho?!

¡Que plan psicótico había ideado!

- ¡Jamás!... ¡¿Escuchaste?! ¡J-a-m-á-s! -

De pronto, como si nada, Cicerón se echo a reír a carcajadas. Odette, indignada no entendía ni un jodido comino lo que le ocurría. ¡Ella no era ninguna tonta!


- Oye, oye... ¡Tranquila! Que no pretendo hacerte mi esposa. Mucho menos hacerte yacer en mi cama. Así que, relajate -

< ¡Duendes, elfos , lobos, hombres lo que sea... Todos son iguales! ¡Unos jodidos idiotas! >




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