La pequeña del Alpha. ©

Matrimonio.

.......
 

Ya lo había escuchado. Desde hacía dos semanas antes de la visita de Odette. Los reos, al menos el pequeño grupo que constantemente trataba de hacer llamar su atención, no paraban de susurrar entre las sombras.

Pero... ¿Sería lo correcto? Faltaba sólo un mes para que Odette diera a luz, y definitivamente no quería estar enjaulado cuando pasará.

¿Salir o no salir? Sería cosa fácil, más no el ocultarse. Pero la presión era demasiada de su parte. Sabían que necesitarían de su ayuda para lograrlo.

Sentado en el patio, en una de las tantas gradas no podía estar mas inquieto. En una de las esquinas donde solían juntarse para fumar, un par de ojos no dejaban de mirarlo. Uno de los reos, cabeceó en señal al otro para que se acercara al lobo.

Con disimuló, caminaron con las manos en los bolsillos. Uno de ellos  era de complexión robusta, atlético. Igual que Hérmes. Despacio se acerco a él. Se sentó en una grada más arriba. Sacando un cigarrillo de entre sus bolsillos.

-Por que tan callado Cold. Es bueno que te veamos más por estos lados de la cloaca. Debes estar al tanto de las nuevas noticias, y me imaginó que has reconsiderado la propuestas de Connor. Contigo en el equipo será rápido y limpio. Deberías pensarlo.

Hérmes esbozo una imperceptible sonrisa.

-Si lo hago, no sólo sera un año en este infierno.. Esta vez serán diez o quince años. Es demasiado arriesgado y lo sabes Spencer. Deberías estar tranquilo y dejar que pasen los dos años que aún te faltan. Será mejor a que te pillen y te traigan de nuevo.

Esta vez el reo bajó el ultimo peldaño hasta quedar a lado del lobo.

-Precisamente por eso es que no puedo dejar pasar la oportunidad. Tengo familia afuera que necesitan de mi. ¡Cada día en este lugar esta matándome!

El hombre con la boina negra le paso un cigarrillo pero el lobo lo rechazo.

-Tu si que has cambiado. Antes golpeabas a cualquiera que se atravesará en tu camino, y ahora... Supongo que tiene que ver con la última visita que tuviste.

Hérmes recordó a la morena y su hermosa barriga.

-Cómo siempre, das en el blanco. Tengo que hacer las cosas bien. Cumpliré mi sentencia como debe ser. Y saldré como alguien sin deudas a la sociedad. Sólo así podré estar con ella. Lo siento, deberán buscarse a alguien más.

Se levantó rápido sin dar pié a más charla. El hombre, arrugo el ceño y arrojó la colilla lejos.

"Ya aceptaras.... Ya lo harás"

.....

El agua del muelle era negra y oscura. El clima nublado típico de liverpool estaba inusualmente calmado.

En el hermoso yate anclado a la orilla una hermosa pelirroja miraba por la cabina a su alrededor. Esbozó una sonrisa cuando vio el auto negro aparcar cerca.

El hombre de traje y alto bajó y sé encamino por el puente de madera.

La mujer asomó afuera sonriente.

-Esperó sean buenas noticias cariño, y no mas fallas.

Alec, subió al yate entró y en el pequeño y elegante minibar se sirvió una copa de coñac. Aún seguía bastante nervioso. Se había asegurado que nadie lo siguiera.

Sabía que Cicerón no se quedaría cruzado de brazos. Tal vez ya estaba rastreando su paradero.

Amará, coqueta pasó sus brazos por su cuello. Abrazándolo de forma melosa.

-¿Que tal te fue?

-La advertencia les llegó fuerte y clara. También tengo las fotos. Fue buena idea esperar hasta que ese idiota se acercará lo suficiente a ella. De a ver sido así... No tendrías estas pruebas.

Amará cogió el sobre amarillo, sacando todas las fotografías. Todas de esa maldita humana. Una en particular.... Poderosa.

-Perfecto. Esto es nuestro pase a la felicidad mi amor.

La pelirroja tomó el vaso de manos del hombre y cogiendo otro sirvió más bebida. Ambos chocaron suavemente ambos vasos.

-¡Por el poder! Y por que muy pronto esos tres estúpidos salgan de nuestro camino.

Rozo el vaso en sus labios, pero Alec lo alejó de ella. Desconcertada Amará se dejó hacer.

-No es bueno que bebas en tu estado. Dañaría al bebé.

Una estruendosa carcajada salió de los rojos labios de la loba.

-¿A caso crees que eso me interesa? ¡Esto es sólo para chantajear al estúpido de Hérmes! No te desvies ni te hagas ideas equivocadas.

-No lo hagas por él entonces. Hazlo por mí. Sé que... Ese "cachorro" es fruto de ese maldito también. Pero, es una parte de ti. Por eso... Hazlo por mí.

En su rostro no había dudas o alguna señal de arrepentimiento. Alec hablaba muy en serio.

-Okey... Bien, será como tu quieras. Pero no te hagas ilusiones estúpidas. Esto que llevo aquí - dijo señalándose el vientre - no durará.

Sin más, salio del yate y caminó hasta el auto. Alec la conocía muy bien, y un bebé no estaba en sus planes. Pero, un sentimiento cálido parecía tocar su corazón cada vez que lo pensaba. Más allá de todo, de la ambición o del odio, la amaba. Demasiado, tanto como para ser su perro literalmente.




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