Una vez mas.... Gracias ❤❤❤👏👏
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No había podido dormir en toda la noche. Los recuerdos y las pesadillas no la habían dejado conciliar el sueño como debía.
Sumado al hecho de que el pequeño Aquerôn, simplemente había decidió no dormir acompañándola en su insomnio.
Con sus pequeñas manitas trataba de alcanzar los coloridos animales que giraba encima de su cuna. Sus ojos, abiertos de par en par miraban todo a una velocidad impresionante.
No había duda que era "diferente" de los demás bebés.
-...Aún así me voy a encargar de que seas el niño mas feliz de mundo. Te lo juró.
-Y yo de que ambos lo sean...
Sorprendida se giró. Hérmes, estaba recargado en el umbral de la puerta, con ambos brazos cruzados.
-Seis meses... Sólo eso me ha bastado para ser completamente feliz a tu lado. Nunca lo imaginé... Gracias.
Una sonrisa cálida se formo en sus labios. Odette, apretó los barandales de la cuna. Su corazón era humano. Había cosas que aún escapaban a su comprensión. Ser la luna de una manada no era todo amor y paz. Era difícil la tarea sobre todo, cuando se es tan imperfecta y con errores. Hérmes lo sabía, así que día con día aprendían juntos. Eso la ponía realmente feliz.
-Me cuesta acostumbrarme. No es fácil. No como algunos libros lo escriben. Dirigir a personas que confían en la sabiduría de un "Alpha" y una "Luna"... No es tarea fácil - se giró hacia él. Hérmes ya la sostenía desde atrás. Rodeándola cálidamente con sus brazos.
Sentir el tacto de su piel sobre la suya, la hacia sentir en paz y protegida. Sensaciones que creía sólo Cicerón podía brindarle. Pero no, el amor de Hérmes era tan fuerte, que fácilmente podía ser présa entre sus manos.
-Lo haces de maravilla... No te inquietes tanto. Por ahora no ha habido problemas mayores. Como ataques o conflictos con otras manadas.
Lentamente se inclino hasta su cuello. Olfateando. ¡Oh si, este era el lugar!
-Lo sé pero...
No pudo concluir la frase. Los labios de Hérmes ya besaban esa parte tan sensible de su anatomía. Sus manos viajaron hasta sus fuertes hombros, sujetándose púes, sus rodillas se habían hecho de gelatina.
-Vez... Hasta tu cuerpo reconoce mi tacto. Desde un principio lo hizo. Tanto... Separados. ¡No se como hice para sobrevivir sin ti a mi lado!
De forma descarada, bajó a su cuello, justo en su clavícula, lamiendo y besando.
Provocando que la piel se erizara.

-¿Estas lista para mañana en la noche? Esperó que sí, por que, no me gustaría que me dejaras "plantado"
Odette rió de forma juguetona. Hérmes besó sus labios, dulce esencia de vida. Ambrosía pura. Las lenguas se enredaron peleando por dominar a la otra. En una danza erótica y húmeda.
La falta de oxígeno les obligo a separarse de forma tortuosa.
-Ya no huiré más. Éste - tocó el pecho duro del lobo, del lado donde el corazón latía con furia - es mi lugar ahora.
-¿Estas segura? Por qué, esta vez no te dejaré escapar nunca más.
Odette negó besando sus labios de nueva cuenta.
De pronto, se dieron cuenta de algo. Ambos miraron dentro de la cuna, Aquerôn dormía como un angelito. Al fin el sueño le había alcanzado.
Hérmes rió.
-Parece que entiende muy bien a "Papá". Justo ahora estaba por llevarte a la cama.
Odette se sonrojó. Más no tuvo tiempo de reprochar en contra, cuándo el lobo ya la llevaba en brazos a la cama.
Al entrar a la habitación, el lécho les recibió tibio.

Al caer ambos en la cama, Odette no pudo evitar temblar ante la imagen que tenía frente a ella. Hérmes, estaba arrebatadoramente sensual.
No pudo evitar reír a carcajadas en esos precisos momentos. Hérmes, confundió y contagiado por su risa no pudo evitar preguntar la razón.
-Es sólo... Qué, jamás creí que volvería a estar en esta forma tan íntima a tu lado. Y verte, así.
-Acostumbrate mi amor... En cuanto el " Enlacé" terminé, no te dejare abandonar la habitación durante un largo tiempo. Te haré el amor incontables veces, hasta grabar a fuego mi esencia en tu piel. Hasta beber de ti, la ultima gota de placer.
Eso provocó un cosquelleo en su vientre. Con tanta pasión podría derretirse como chocolate.
Por primera vez, olvido todo a su alrededor.
Sus dudas, sus preocupaciones y su miedo a no ser lo suficientemente buena para los demás y para Hérmes.
-Descuida... No voy a marcarte, no aún. Quiero que todos lo vean cuando lo haga, de ese modo, sabrán que esta vez si seré yo, tu "mate", quien lo haga.
Se escabulló entre sus muslos, rozando su muy despierta erección en su abdomen. No pudo acallar el gemido que salio de su boca al sentirlo.