La pequeña del Alpha. ©

Extra #1 (El nacimiento de Anthea Cold)

.....


"Nadie dijo que ser padre sería fácil... Menos para alguien como Cicerón".

 

Nueve meses después.


-...Y recuerden. ¡Los ejercicios de respiración son importantes para la salud del bebé! No lo olviden. Bien, con esto damos terminada la clase de prenatal de esta semana. Gracias.

Recostada sobre una manta, Mía trataba de mirar sus piernas. No, aún no podía hacerlo. La barriga estaba bastante crecida.

Intento ponerse de pié. Apoyando ambas manos a su alrededor. ¡Esto era imposible de hacer!

-Necesitas una mano.

Uno de los tantos hombres que acompañaban a las madres primerizas, le tendió su ayuda.

Siempre era lo mismo. Sola tomado estas clases neonatales. Y siempre recibiendo ayuda de los demás padres.

¿Y Cicerón? Bueno, era un hombre de negocios importantes. El tiempo era oro.

" ...Si como no".

El hombre de cabellos rojizos le saludo informalmente, después de tanto tiempo ya en las clases la conocía perfectamente.

-Debe ser difícil venir cada semana sin apoyo. He conocido a muchas madres solteras. Son un ejemplo a seguir.

¿Soltera?

-¿Eh? ¡Oh, no! Yo...

-¡Diablos! Debo irme, no te preocupes, aquí somos muchos y te apoyaremos. ¿Mía no es así? Soy Jacób.
Le tendió la mano, la pelinegra le saludo igual, confundida.

¿Que imagen se habían creado de ella? Bueno, al ir sola, tal vez que era una madre primeriza soltera.

Sin esposo. Un bebé sin padre.

-Amm... Okey.

Con una sonrisa enorme, el hombre se alejo a pasos rápidos.

Eso había sido incómodo. Hacía mucho que no tenia contacto así con alguien del sexo opuesto, que no fuera Cicerón.

Se inclino y comenzó a recoger sus cosas. De pronto, se quedo en esa posición. Un dolor abdominal le atravesó la espina y el vientre.

"...¿Pero qué? "

Sujeto su vientre. El dolor no paraba.

"¡Dios no puede ser la hora!"

Camino despacio a la salida. Por suerte las clases eran en el primer piso del edificio.

Sacó de entre su bolso el móvil. Marcando el número de Cicerón desesperada. Tenia miedo. Estaba sola en medio de la ciudad.

El sonido del aparato conectando mientras el dolor la hacia doblarse le ponía los nervios de punta.

-¿Aló?... Oficina del señor Cold. Con quien me comunicó.

-¡C-Ciceron! ¿D-Donde esta?

-Lamento informarle que el señor Cold esta en una importante junta en Cambridge. ¿Quiere dejar un recado con gusto se lo haré llegar?

Apretó el aparato en sus dedos.

-Digale.... ¡QUE SU HIJO ESTA APUNTO DE NACER EN PLENA CALLE DE LONDRES!

Sin mas corto la comunicación.

¡Como era posible! ¡Acaso no podía ser mas consciente de que estaba en días para dar a luz! ¡Idiota! ¡Lobo estúpido! ¡Trabajolico! ¡Ahggh!

Se apoyó en un poste. La calle estaba transitada por muchos autos.

Volvió a marcar y la maldita linea no conectaba. Ni Odette ni Hérmes. Nadie.

¡Los mataría!

De pronto, una camioneta polarizada se freno a su lado. El vidrio negro se bajo dejando ver al agradable hombre de cabellos rojizos.

-¡Hey! ¿Estas bien?

Mía, negó. Tenia apretados los dientes.

-¡Oh por dios!
De inmediato se quito el cinturón de seguridad y bajó del auto a gran velocidad. Corrió en su ayuda.

-¡Rayos! ¡Tranquila! Sólo respira... Te llevaré al hospital.

De inmediato le abrió la puerta del copiloto. Con gran esfuerzo se subió e intento sentarse.

Su rostro estaba rojo y sudado. Los mechones de su cabello negro se pegaban en su frente.

Jacób encendió el auto y con gran nerviosismo dio vuelta en U.

-No imagine encontrarte aún afuera del edificio. ¡Sólo respira! Eso ayuda.

Mía, le miró. Confundida.

-¡¿C-como e-es que s-sabes tanto de esto?!

- Bueno, ayudó a muchas chicas que necesitan que las apoyen en estos casos. Cuando no hay padre para los ejercicios prenatales. Y bueno, esto me ha hecho tener algunas experiencia con las futuras mamás.

La respiración de Mía se dificultaba más. El dolor era terrible.

-¿Dices que eres como una especie de "marido postizo" para las embarazadas que acuden solas a estos lugares? ¡Que te hace pensar que estoy sola!

Extrañado Jacób frenó en un semáforo. Le miró, tratando de balbucear algo.

-Has venido a seis secciones, sola. Creí que....

-¡Púes creíste mal! Mira, ¡agradesco enormemente tu ayuda, pero no necesitó a un "marido postizo" en las secciones, te agradecería dejaras de coquetearme!




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