La Perla I: Por deber

Capítulo 29

La noticia de lo sucedido en el duelo se supo pronto en toda La Perla y más de uno estaba indignado. Jamás se esperaron esa bajeza de parte de Reynolds, había sido muy descarado incluso para él. Un duelo entre caballeros se respeta, y más si es un duelo con todas las de la ley, por así decirlo. Les alegraba saber que Deschain había conseguido su justicia, pero se mostraron preocupados por el bienestar del señor Blanchard, principalmente las damas. Algunas hasta rezaron por su recuperación. 

En la hacienda "La Esmeralda" la cosa se puso crítica apenas llegó Orlando. Todo se puso patas arriba, el médico iba de un lado a otro, cuando llegó su colega del hospital fue que se pusieron manos a la obra para quitarle la bala. Si, era una herida delicada, pero pudieron sacar la bala con éxito. Lo que les sorprendió fue la llegada de Amanda Deschain, quien se ofreció como enfermera para ayudar a los dos e hizo un trabajo impecable. La bala no había comprometido órganos internos por suerte, pero Orlando había perdido mucha sangre.

Cuthbert andaba muy ansioso por toda la situación. Aunque él y Orlando ya habían recibido uno que otro balazo a lo largo de su carrera delictiva, nunca había sido tan grave como aquello, apenas roces que no les habían hecho suficiente daño. Le daba miedo ver a su amigo tan pálido, iban a tener que usar un método de transfusión y ahora era cuestión de buscar sangre compatible. 

Para sorpresa de todos fue el pequeño Jake quien se ofreció de inmediato y en primera fila. Cuthbert se dio cuenta de su mirada cuando vio a Orlando llegar herido, parecía como si el mundo se le viniera encima. Impactado, siguió a los hombres que llevaban a su protector. Orlando ya estaba inconsciente cuando llegaron, había sangre por todos lados, parecía que el muchacho nunca había tenido tanto miedo. Hasta rompió a llorar. Cuando Cuthbert se acercó a él no supo ni que decirle, el niño estaba desconsolado.

—Señor Bert, por favor dígame que no se va a morir —preguntó entre lágrimas. Bert posó una mano en su espalda para intentar calmarlo.

—Claro que no, muchacho. Orlando es fuerte y saldrá de esta, ya verás.

Así que cuando Jake escuchó que buscarían la forma de darle una transfusión con alguien compatible el niño se ofreció de inmediato. Lo descartaron inmediatamente, era solo un niño después de todo. Pero  después de varias pruebas con los presentes ninguno resultó posible donante. Ni Bert, ni Amanda, ni Robert podían hacerlo. Estaban por ir a buscar entre otra gente cuando Jake apareció insistiendo una vez más e hicieron la prueba. Él podía ser el donante.

—Pueden tomar toda la sangre que necesiten, lo que sea con tal que él viva —dijo el niño muy seguro. Así que Jake dio la sangre necesaria, solo que aún haría falta más, buscaron entre el pueblo y sus hombres quien pueda ayudar, tardaron un poco pero con eso podrían controlar la situación.

—Se pondrá bien, he visto heridas peores —aseguró el médico del hospital.

—Tiene que estar bien —dijo Robert—, sé que así será.

—Vendré mañana también —anunció Amanda—,  y las veces que sean necesarias.

Aquel día fue una locura total. Cuando al fin Robert y Amanda pudieron regresar a casa encontraron a Jennifer muy nerviosa. Joseph se había quedado con ella, Stu era otro que tampoco se había movido de la hacienda Deschain. Ella hasta se puso de pie para recibir a su tío con un fuerte abrazo, hubo una breve conversación sobre lo que pasó exactamente en el duelo y como Orlando le había salvado la vida, pero ahora estaba herido y esperaban logre recuperarse. 

Joseph escuchaba en silencio y muy molesto las palabras de agradecimiento y elogios de Robert hacia Orlando, aprovechó un momento de silencio para despedirse y retirarse. Todos se fueron, su tía había ido solo a recoger unas cosas pues regresaría a "La Esmeralda" a seguir ayudando a los médicos junto con su esposo, y ella al fin se encontró sola para llorar en paz.

Cuando Joseph le contó fríamente y sin entrar en detalles que Orlando había sido mortalmente herido casi se vuelve loca. Para Joseph aquello no era importante, solo le habló de que su tío estaba a salvo y de la trampa de Reynolds. Ella luchaba por contener las lágrimas, por controlarse y no ponerse a llorar delante de ellos, pero Joseph no lo hacía fácil. Le pidió discretamente más detalles sobre Orlando y dijo que el tipo había sido herido de muerte y probablemente no sobreviva. 

Luchó todo el día por contenerse, lo único que quería era estar a solas y llorar. Pero Joseph no se iba, y Stu con eso de cuidarla andaba siempre cerca, ni Bertha le dejó un momento a solas. Cuando llegó la noche y las luces se apagaron estuvo segura que ya nadie iba a molestarla y estalló al fin. Todo el día había sido una lucha contra ella misma y esas ganas de explotar en llanto. Se llevó una almohada al rostro y lloró sin parar.




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